He Xiaopeng manejaba tres modelos de Tesla cuando se decidió a enfrentar al nuevo gigante automotriz de California. Había conseguido venderle su empresa de software UCWeb a Alibaba por unos 4.300 millones de dólares y se lanzó a la aventura al sumarse a Xpeng Motors. Ahora, casi tres años después y aun en plena pandemia por el coronavirus, el chino emerge como una potencial némesis de Elon Musk: ofrece vehículos eléctricos y autónomos, pensados para una clase media aspiracional y con una dotación tecnológica vanguardista. Es decir: lo mismo pero más barato, y bajo la sospecha de haber usado espías para construir réplicas de los sistemas que cimentaron el éxito de la compañía estadounidense.
Xpeng tiene dos modelos en el mercado. El SUV G3, competencia del Tesla Model X, y el recientemente lanzado P7, que llega con potencialidad para plantarse ante el Model 3, el auto eléctrico más vendido del mundo durante 2019. Apenas en China se reabrieron las actividades después de superar la etapa más compleja por el Covid-19, el fabricante asiático presentó esta berlina grande a un precio muy ajustado, con una avanzada tecnología de conducción autónoma y una autonomía superior a 700 kilómetros.
Transmitido por streaming y sin público presente en el auditorio, Xiaopeng introdujo al mundo las bondades de su nuevo producto, preparado para un nivel 3 de conducción autónoma, según explicó el propio fabricante, con lo que equipara a los vehículos de Tesla.
La plataforma de inteligencia artificial del P7 es muy potente. El SoC (por las signas de 'System on Chip, o sistema integrado en chip) del vehículo es capaz de realizar 30 billones de cálculos en un segundo. Una capacidad necesaria para procesar la información obtenida a través de sus 12 sensores ultrasónicos, 5 radares y 13 cámaras repartidas por todo el auto. También cuenta con una cámara en el interior, ubicada en el volante, con capacidad de reconocimiento facial.
El P7 tendrá un precio base de 240.000 yuanes, unos 34.000 dólares al cambio actual. La versión más cara cuesta 370.000 yuanes, que al cambio actual equivale a 52.500 dólares, aproximadamente. Para ponerlo en contexto, el Tesla Model 3 arranca en 299.050 yuanes (42.300 dólares) y alcanza los 419.800 en la versión Model 3 Performance (60.000 dólares). En todos los casos el precio incluye los subsidios del gobierno chino. Así, los asiáticos ofrecen precios que oscilan entre el 12,5 y el 20 por ciento más bajos que los americanos.
El Xpeng P7 estará disponible con dos motorizaciones: la versión de tracción trasera tiene un motor eléctrico con 258 caballos. La versión más potente cuenta con dos motores, tiene tracción integral y una potencia de 430 CV y 655 Nm de torque, que le permiten trepar de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos. También dispone de frenos Brembo y suspensión adaptativa, y en su diseño se cuidó al máximo la aerodinámica: el coeficiente de resistencia es de sólo 0,236.
La batería de iones de litio tiene 80,9 kWh de capacidad útil y en la versión de tracción trasera permite homologar 706 kilómetros de autonomía.
En el interior, por su parte, los conductores encontrarán un estilo minimalista que recuerda al del modelo californiano, con una enorme pantalla táctil que hace las funciones de cuadro de instrumentos y de sistema de infoentretenimiento. Este último presenta tecnología de reconocimiento por voz, una larga lista de aplicaciones y un procesador Snapdragon 820. Otros detalles destacados son la presencia de un volante con una cámara para vigilar al conductor, iluminación ambiental, sistema de audio premium y asientos de cuero Nappa opcionales.
El enemigo en el espejo
El Tesla Model 3 fue el vehículo eléctrico más vendido del planeta durante el pasado año, gracias en parte al éxito cosechado en el mercado chino. Para ello, Musk puso en marcha la Gigafactory 3 ubicada en Shanghái, la que se convirtió en toda una referencia de producción que incluso plantea replicar en Estados Unidos y Europa. Pero con la aparición del Xpeng P7 surgen dudas sobre el éxito que podría tener la marca americana en China.
Xiaopeng se parece a una versión asiática y a escala de Musk. En la presentación del P7 se lo vio vistiendo un costoso traje oscuro, camisa sin corbata, y con una fluida locuacidad. Tal como lo hace el sudafricano, quien mide 15 centímetros más (1,88 contra 1,73 metro), tiene seis años más (48 y 42) y una fortuna amasada 30 veces superior a la del chino: 35,5 mil millones de dólares para el fundador de Tesla y XSpace, y 1,2 mil millones para el chino, según lo revelado por la revista Forbes.
El empresario chino es un Salieri de Musk: vendió su compañía de internet en miles de millones de dólares y luego apostó por una startup de vehículos eléctricos, publicando frecuentemente al respecto en las redes sociales. Tiene acciones de Tesla Inc., maneja sus autos y busca consolidarse como fabricante en Asia. Todo lo que hace el sudafricano.
La forma en que logró convertirse en una amenaza mantiene un halo controversial. Xiaopeng es el blanco del enojo de Musk, y su compañía, Xpeng Motors, está en el centro de las demandas de secretos comerciales presentadas por Tesla y Apple.
El escándalo con Apple fue mayúsculo. Un profesional chino, Xiaolang Zhang, fue detenido bajo la acusación de haber robado información secreta e incluso algunas piezas de hardware mientras estaba trabajando para dicha compañía. Zhang había sido contratado en 2015 e inmediatamente fue asignado a Project Titan, la iniciativa de Apple para construir un sistema de conducción autónoma. El ingeniero diseñaba y probaba placas de circuitos que se utilizaban en los sensores del proyecto.
La denuncia expone que Zhang se ausentó durante un mes para atender asuntos familiares en China, concretamente el nacimiento de su hijo. Tras su regreso, se reunió con algunos supervisores para informales que abandonaría el proyecto de Apple para irse a Xpeng.
Uno de los supervisores notó que Zhang se mostraba "evasivo" durante la última reunión, por lo que el equipo de seguridad de Apple decidió realizar una investigación para asegurarse que la actividad del empleado estaba en orden. Tras indagar en los movimientos de Zhang se descubrió que poco antes de abandonar la compañía su actividad en la red de datos se había incrementado de forma exponencial. Por el puesto laboral que desempeñaba, tenía acceso a una gran cantidad de información sobre Project Titan, toda ella confidencial. El movimiento sospechoso se confirmó cuando intentó tomar un vuelo a China con ticket comprado a último momento, y fue en ese momento en que fue detenido.
Un segundo ciudadano chino, Jizhong Chen, también fue acusado por el FBI de robar datos del Proyecto Titán. El equipo de Apple descubrió que el asiático tenía en su computadora "más de dos mil archivos que contenían material confidencial y patentado de Apple, incluidos manuales, esquemas y diagramas". También encontraron "cientos" de fotografías de pantallas de computadora con información sensible de la compañía, incluidas algunas que eran claramente de su propia computadora portátil, una forma de moverse por los sistemas de monitoreo interno de la compañía.
Los dos ex empleados de Apple fueron detenidos en plena escalada de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, desatada en marzo de 2018. Tanto Zhang como Chen enfrentan cargos que podrían determinar diez años de prisión y una multa de 250 mil dólares.
El caso que denuncia Tesla, por el momento, no ha superado la fase de la rabia mediática de Musk, a lo que Xpeng responde con que hay un manto de racismo sobre dicha acusación. El foco está en Guangzhi Cao, un antiguo trabajador de Tesla, a quien apuntan por el presunto robo de un código fuente del Autopilot (el sistema de conducción autónoma de la marca) y se lo entregó a la competencia.
El acusado era uno de los cuarenta empleados de la firma con acceso a dicho código. En su momento Tesla afirmó que ya en 2018 Cao comenzó a cargar copias completas del código fuente del Autopilot en su cuenta de iCloud. Y poco tiempo después renunció a la empresa californiana para volver a su país para trabajar en Xpeng. Se cree que de inmediato eliminó 120.000 archivos de su computadora laboral y desconectó su cuenta personal de iCloud; además, se introdujo repetidamente en las redes seguras de Tesla para eliminar el historial de su navegador.
De esta forma, Xpeng podría haber tenido acceso de forma ilimitada e ilegal a una tecnología costó cientos de millones de dólares y varios años desarrollar. El ex empleado confesó haber descargado parte del código fuente del Autopilot, si bien afirmó haberlo eliminado antes de abandonar Tesla y nunca habérselo dado a la automotriz china.
Xpeng comunicó por su parte no tener conocimiento de ningún delito cometido por Cao, y se basó nuevamente en el respeto por los derechos de propiedad intelectual. Más allá de que la compañía asiática prometió emprender una investigación interna para esclarecer la situación, el hecho de que la interfaz de su sistema de conducción autónoma fuera idéntico al del Autopilot disparó todas las alarmas.
La similitud con su propio sistema, y el antecedente de Apple, llevan a Tesla a alzar más la voz en estos tiempos. “Cuanto mayor sea la similitud entre los dos casos, es menos probable que dichas similitudes puedan descartarse como meras coincidencias, y es más probable que sean el resultado de la planificación y la coordinación”, dijeron en la compañía americana.
Xpeng respondió insinuando que las declaraciones de Tesla son racistas, mientras que la compañía norteamericana exige que su rival publique su código fuente y los documentos relativos a la contratación de Cao y del ex ingeniero de Apple. “Las últimas demandas de Tesla han cruzado la línea, hurgando en nuestra IP y manchando nuestra reputación por el camino con tergiversaciones e insinuaciones. El intento de Tesla de involucrar a dos ingenieros chinos es vender especulaciones y estereotipos”.
Nacido en Huangshi, provincia de Hubei, hijo de un ingeniero eléctrico jefe de una fábrica estatal de maquinaria cementera, He Xiaopeng disfruta por estos días de las luces posadas en su nuevo producto, una amenaza para Tesla. Y va en busca de una promesa que se hizo a sí mismo: si consigue que Xpeng se convierta en un fabricante viable de vehículos eléctricos, se regalará un barco de exploración que pueda romper el hielo e investigar los mares polares.
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