Un ícono de confiabilidad. El tercer modelo de mayor producción del siglo XX, detrás del Peugeot 504 y el Ford Falcon. El compañero del alma de generaciones de taxistas. Uno de los clásicos que más enamoraron a los argentinos, el Renault 12, también tuvo su sueño americano de la mano, nada menos, que de la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos).
El Renault 12, uno de los autos más emblemáticos de la marca francesa, se lanzó al mundialmente en 1969 y, dos años después, el 2 de noviembre de 1971 se produjo la primera unidad en la Argentina, en la planta cordobesa de Santa Isabel, en aquel entonces propiedad de Industrias Kaiser Argentina (IKA), licenciataria del Rombo por esos tiempos. Paradójicamente, su producción duró hasta la misma fecha: el 2 de noviembre, pero de 1994, cuando salió el último ejemplar de la línea de montaje. En ese lapso, más de 450 mil R12 invadieron las calles del país y, particularmente, de Buenos Aires, lo que llevó al modelo a convertirse en un ícono más de argentinidad.
Su mecánica simple y su confiabilidad lo catapultaron rápidamente al éxito, a tal punto que cuando en 1978 se lanzó su sustituto, el Renault 18, siguió vendiéndose en Europa hasta 1983. En Argentina permaneció hasta 1994, en Turquía hasta 1999, y además la marca rumana Dacia lo fabricó bajo licencia hasta 2006. En sus primeros tiempos, incluso, tuvo su experiencia norteamericana, donde también se importó para venderse a pesar de que los modelos europeos por aquella época no tenían prácticamente inserción en ese mercado.
En los Estados Unidos tuvo su versión local, con doble faro delantero y paragolpes más voluminosos, de acuerdo a las normas de ese país. Y empieza a cobrar importancia a partir de 1973, en el contexto de la crisis del petróleo, cuando el Departamento de Energía de los Estados Unidos empezó a impulsar programas de vehículos eléctricos para evitar la dependencia energética del país.
Así nació EVA (Electric Vehicle Associates), una compañía fundada en marzo de 1974 en Brook Park, Ohio, que durante su breve existencia –duró hasta 1982- se dedicó a convertir autos con motores de combustión en eléctricos. La firma trabajó en varios modelos: algunos Ford Escort (denominado EVCort), Ford Fairmont y Mustang, algunas pick ups y vans, y el Renault 12, el cual pasó a llamarse EVA Metro.
El EVA Metro, promocionado como un sedán eléctrico de lujo, cargaba con 16 ó 19 baterías de plomo-ácido de 6 voltios, ubicadas tanto en el vano motor como en el baúl, que le permitían conseguir una autonomía entre 65 y 100 kilómetros por carga. Ese pack eléctrico elevaba su peso a 1.429 kilos (unos 500 kg por encima del Renault 12 original), tenía una vida útil estimada en 45 mil kilómetros, y podía cargarse en apenas seis horas, conectado a un tomacorriente doméstico de 220 voltios. Aquel motor eléctrico tenía una potencia de 13 CV (10 kW) y podía acelerar de 0 a 50 km/h en 12 segundos, el doble de tiempo de lo que conseguía el IKA Renault 12 con motor 1.3 litros, de 1971.
El EVA Metro fue probado por la NASA en 1975 y 1976, que por entonces testeaba modelos eléctricos bajo su Programa ERDA (Electric and Hybrid Highway Vehicle Systems Program) para sacar conclusiones sobre su viabilidad comercial. Las pruebas, que analizaban velocidades crucero, capacidad de aceleración y frenado entre otros aspectos, se hicieron en dos etapas: el primer año, con el vehículo nuevo, mientras que en el segundo se lo evaluó con 1.524 kilómetros de uso. Los resultados no fueron satisfactorios.
Luego de aquellos tests, los EVA Metro se vendieron a clientes particulares y a empresas. Incluso trascendió con que una de aquellas unidades participó en el desfile Presidencial de Jimmy Carter, en 1977. Hasta ahora sólo se conocía el paradero de dos unidades del R 12 americano: una en Canadá y otra en Estados Unidos.
Tremenda historia del Renault 12, por supuesto sembró seguidores por todo el mundo. Ahora un fanático estadounidense del modelo que vive en Nueva York (creador de la página de Facebook Renault 12 USA) encontró una de las siete unidades usadas en las pruebas de la NASA, nada menos que 43 años después de aquella experiencia.
Según el nuevo propietario, el viejo EVA Metro estaba en Giorgia, y no dudó en comprarlo al ver el anuncio. Incluso el vehículo, que tiene 18.000 kilómetros, habría estado en funcionamiento hasta unos meses antes de venderse, momento en que se agotaron las baterías.
El EVA Metro entrará ahora en etapa de restauración y recibirá un pack de baterías de litio modernas para que pueda volver a funcionar. A esta altura, hasta los más fanáticos y seguidores minuciosos de los rastros del R 12 creían que todos aquellos modelos de la aventura norteamericana habían desaparecido. Por algo el protagonista de esta historia es un ícono de confiabilidad.
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