El largo camino recorrido entre su Casilda natal y Módena, donde hoy construye algunos de los deportivos más potentes y exclusivos del mundo, le dejó a Horacio Pagani miles de historias. Lo mismo que su pasión por los autos, las charlas con su mentor Oreste Berta y sus encuentros con Juan Manuel Fangio. Como remedio a una cuarentena que en Italia también pega fuerte, el diseñador argentino decidió abrir las puertas de su garaje personal y compartir algunas de esas historias.
“Mientras tanto, tenemos que continuar viviendo y soñando”. En el inicio del video de más de seis minutos que compartió en las redes sociales de su marca, Pagani Automobili, el casildense se refiere al contexto mundial por el coronavirus, pero deja un mensaje de esperanza. La misma que tantas veces lo mantuvo firme en su convicción de llegar a cumplir su sueño como constructor.
Hoy Horacio Pagani fabrica superdeportivos que están a la altura de las mejores marcas como como Ferrari o Porsche. Disfruta del éxito y del reconocimiento, pero no fue fácil ese camino espinoso en el mundo de los constructores. Pagani estudió Bellas Artes y algunas materias de Ingeniería en la Universidad de La Plata hasta que un gobierno de facto le truncó ese primer intento universitario y entonces regresó a su Casilda natal. Allí tuvo su primer taller donde construía casas rodantes mientras estudiaba en Rosario, adonde a veces llegaba haciendo dedo. En aquellos primeros tiempos llegó a diseñar un Fórmula 2 que luego sería utilizado oficialmente por Renault.
De su infancia en Santa Fe el diseñador recuerda su admiración por un Jaguar E-Type rojo, uno de los autos ingleses más exquisitos de todos los tiempos, que tenía un vecino suyo de Casilda. Cuenta Pagani que él tenía diez años y sabía dónde vivía este hombre, entonces lo esperaba y cuando salía lo empezaba a perseguir con su bicicleta.
“Yo andaba con una bicicleta amarilla de 24 pulgadas, y lo esperaba afuera hasta que saliera. Cuando el garaje se abría y él salía con esa máquina para mí era una cosa increíble. Después partía como un rayo y yo lo seguía. Lógicamente nunca lo alcanzaba, pero yo sabía dónde estacionaba, así que iba y podía estar horas dándole vueltas a este auto”, relata Pagani. Hoy en su garaje tiene un modelo idéntico, que se puede ver en detalle en el video, del año 1963. Pero antes debió conformarse con un E-Type a escala: era tanta la admiración que tenía por ese modelo que se compró uno ni bien llegó a Italia. En aquel momento, rememora, le costó toda la plata que tenía.
El padre del Zonda y el Huayra llegó a Italia luego de conocer a Oreste Berta, uno de sus ídolos y finalmente su mentor, quien le presentó a Juan Manuel Fangio cuando éste era presidente de Mercedes-Benz Argentina. Fue el Quíntuple quien le escribió varias cartas de recomendación para que pueda abrirse paso en las fábricas más importantes de la península. Así, el casildense llegó a Lamborghini, donde llegó a estar a cargo de las carrocerías y donde fue un impulsor de los trabajos con fibra de carbono.
Los relatos de Pagani tienen un sello particular: pausados, casi paternales, funcionan como imán para la atención del oyente. En el video Pagani también confiesa que su auto de carrera preferido de todos los tiempos es el Porsche 917. Y lo hace mientras muestra varios de los 120 autitos a escala de ese modelo. Tal es su pasión por ese Porsche que revela una intimidad: todos los días desayuna frente a un 917 a escala diferente, y con una taza del modelo que elige según su estado de ánimo esa mañana. “Todas las mañanas desayuno con un modelo del 917 y con una taza del 917. Tengo varias, así que elijo la que siento en esa mañana en particular”, explica.
Luego de que la Guerra del Golfo lo dejara sin trabajo en 1991, volvió a cruzarse con Fangio, quien lo alentó para que empezara su propio emprendimiento. Seis años más tarde, en el Salón de Ginebra, presentaba el Zonda, que iba a llevar el apellido del Chueco pero, tras su muerte en 1995, decidió darle el nombre del viento de Cuyo. Es uno de los dos autos de producción, que no son Mercedes-Benz, a los que la marca alemana les dio un motor. El otro es el Pagani Huayra.
El Zonda, en su versión más furiosa, llega a 350 kilómetros por hora, mientras que el Huayra Roadster BC, la versión top de su segundo modelo, alcanza los 390 km/h. Por supuesto dispone un ejemplar de éste en su garaje. Y sobre él se despide, con los 802 caballos de fuerza del poderoso V12 6.0 biturbo retumbando en el “lugar donde comparte las cosas que ama”.
SEGUÍ LEYENDO: