Por el caudal de ventas, la movilidad eléctrica es todavía más futuro que presente en el mercado automotor pero la industria, por desarrollo tecnológico y búsqueda de soluciones, dedica mucho más tiempo e inversión a los vehículos enchufables que a los motores de combustión. Uno de los focos está puesto en mejorar la autonomía y optimizar espacios para el traslado de las baterías, la asignatura todavía pendiente pero cada vez más cerca de resolver. De hecho, ya hay vehículos que prometen un tránsito de hasta 800 kilómetros con una carga, como es el caso de la pick up Tesla Cybertruck. Y Renault acaba de lanzar el Morphoz, un prototipo de SUV que ofrecerá una solución modular para mejorar el espacio del chasis y la carrocería y, por ende, aumentar la capacidad de transporte de baterías: es un auto que se estira para que pueda incluir una segunda batería.
Es que ahí se encuentra el principal problema que debe resolver la industria: las dimensiones de las baterías, que en algunos casos llegan a pesar alrededor de 500 kilos cada una. Como el auto del futuro también tiene que ofrecer mucho más confort interior, se tiene que agudizar el ingenio. Y justamente con eso, con una ingeniosa audacia, es que la marca del Rombo sorprende con un concept car que presenta una estructura estirable. El Morphoz es capaz de alargarse 40 centímetros para generar el espacio suficiente que permita alojar una segunda batería y ofrecer un 75 por ciento más de autonomía: que de 400 kilómetros se incremente hasta 700.
Presentado en el contexto del frustrado Salón del Automóvil de Ginebra, que se suspendió por el brote de coronavirus en Suiza y en el norte de Italia, Renault lo califica como un “auto vivo”. Y observarlo crecer en sus dimensiones, para que de 4,4 metros pase a tener 4,8 metros, genera una sensación de vitalidad en materiales conceptualmente inertes como lo son los metales. Y el incremento en las dimensiones no sólo apunta a ganar espacio para que quepa otra batería, sino también para mejorar la habitabilidad del interior.
Este “auto vivo” contará con un “modo ciudad”, el más corto, y un “modo viaje”, que se extiende para ganar en confort y en autonomía, lo que también redunda en ganar tiempo, porque se reduce la necesidad de detenciones para la recarga de las baterías del auto. La segunda “pila” del Morphoz, de 40 kw, se colocaría y activaría de forma automática en la parte inferior del vehículo, que se sumaría a la de 50 kW que ya viene instalada por defecto. Es decir, 90 kW en total para recorrer los ya citados 700 kilómetros. O también para usarlo como un gran dispositivo de carga para otros implementos eléctricos, si fuera necesario.
Sin dar más detalles, Renault afirma que la batería extra se instala y activa sola en forma automática para su uso. ¿Cómo se hace? El auto se sube a una plataforma sobre la cual el vehículo crece en dimensiones y luego se le suministra la segunda pila. La ampliación del vehículo es completa, tanto chasis como carrocería, y se observa en la parte delantera del SUV, en el límite de la cabina y el compartimiento del motor. Allí se descubre el llamado “Travel extender”, cuyo diseño recuerda las rejillas de ventilación aparecidas en varios modelos de la marca entre 1910 y 1920, entre ellos el Type DG, emblemático en aquellos primeros años.
El Morphoz no sólo podrá cargarse a través de conexión con la red eléctrica sino que también podría hacerse por inducción, prescindiendo de cables, una vez que se haya desarrollado esta tecnología para la automoción. Y tiene conectividad 5G.
Por lo futurista de su aspecto, este prototipo parece inalcanzable, Sin embargo, fue creado sobre una plataforma creada por la alianza Renault-Nissan, la CMF-EV (iniciales para Common Module Family - Electric Vehicle), que fue pensada para las futuras gamas eléctricas de ambos fabricantes, además de Mitsubishi, y que se aplica por primera vez en un Renault. El primer modelo en utilizar esta plataforma es el sucesor del SUV Nissan Ariya, que podría llegar este mismo año. Pero a no ilusionarse, porque no contaría con tanto despliegue tecnológico. Los cálculos más optimistas hablan de que muchas de estas innovaciones podrían verse reflejadas desde 2025 en modelos de serie.
Desde el diseño es también una forma de vislumbrar el rumbo que piensa tomar Renault en sus próximos modelos. Y se mantienen las líneas agresivas y no tan redondeadas que se han venido observando en los últimos años.
Otra mirada al futuro real se observa en algunos detalles del interior. Por ejemplo, el concepto de flexibilidad del ambiente combinado con materiales ecológicos utilizados en la fabricación de los elementos, como plásticos, madera y telas. Para ello se observa la modularidad de las butacas, ergonómicas en todos los casos y giratoria para la delantera del acompañante, que permite generar un espacio de traslado más placentero.
No hay que detenerse en la extravagancia del volante vidriado rectangular y completamente táctil, para el que se piensa incluso un sistema de retracción de cara a futuros modelos de conducción autónoma. Si se apoya el teléfono celular en la consola central, la inteligencia artificial detecta su presencia y lo conecta al vehículo en forma automática. Este asistente personal controla la información desplegada en la inmensa pantalla digital Living Screen, que es diferente si vamos en modo City -donde se ven más datos sobre la agenda personal- o en el Travel -se le da más importancia a la navegación-. Actuando como un asistente personal virtual, la inteligencia artificial en el Morphoz se puede activar y administrar de tres maneras: tocando las pantallas o la consola, con gestos con las manos o con la voz.
Incluso, el habitáculo está atravesado por una columna, casi como una médula espinal, que en verdad es parte del sistema multimedia que domina todo el auto. Allí, los pasajeros de las plazas traseras también pueden conectar los archivos de música de sus teléfonos o incluso activar videojuegos. Esa característica es parte del futuro no sólo de Renault sino de la movilidad del futuro en general, porque ya se ha visto en otros prototipos; por caso, el BMW i3 Urban Suite, presentado en la última edición del CES, muestra un habitáculo convertido en un living sobre ruedas.
Otra mirada a un futuro no tan lejano es el Nivel 3 de conducción autónoma que ofrece. El sistema, llamado Eyes Off – Hands Off (Ojos Apagados – Manos Libres), le permite al conductor soltar el volante y delegar la conducción al vehículo en ciertas situaciones definidas en rutas autorizadas, como en una autopista, o al encontrarse frente a nudos de tránsito. El vehículo puede manejar la distancia respecto del delantero, permanecer en el carril incluso en las curvas y moverse en atascos. Sin embargo, el conductor debe poder recuperar el control muy rápidamente (unos segundos) a pedido del sistema. Puede ocurrir en condiciones climáticas adversas o en ausencia de marcas viales, por ejemplo.
Con la conducción autónoma de Nivel 3, el conductor es libre de mover sus ojos y manos una vez que activó la automatización. Puede usar el sistema multimedia del automóvil para dictar correos electrónicos, mensajes de texto o reproducir contenido multimedia, por ejemplo.
Renault todavía mantiene cautela en la aplicación de elevados niveles de conducción autónoma, sino que por el momento ofrece en algunos modelos europeos asistentes como el control de velocidad crucero adaptativo (regula la distancia con los vehículos del entorno en forma automática) y el sistema de mantenimiento de carril. Estos dos sistemas estarán presentes, durante este año, en 16 modelos de Europa, Corea del Sur y China, según anticipa la marca. Pero va con paso lento y seguro, sin avanzar con la audacia de Tesla, que ya ofrece en sus modelos de serie la opción de autoconducción por varios kilómetros.
Modularidad, comodidad y sustentabilidad. Son los conceptos que busca aplicar la industria en los autos que se vienen. Por el momento, el mercado eléctrico (que incluye también a los híbridos) es pequeño dentro del volumen general: en 2019, se vendieron unos 56,5 millones de vehículos de combustión contra 2,1 millones de enchufables. Es cierto que los movidos con combustibles de petróleo vienen cayendo (el año pasado, un 4,7% respecto de 2018) mientras los sustentables, aunque lentamente, crecen (0,5%), pero todavía deben resolver cuestiones como la autonomía y, sobre todo, el precio. Este prototipo de SUV podría dar una respuesta.
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