Harley Davidson, Ducati o Triumph son marcas de motocicletas identificadas con la potencia y lujo, porque conducir una de ellas es acreditar el carnet de ingreso a un mundo exclusivo sobre dos ruedas. También hay fabricantes premium, creadores de modelos customizados, a la medida de cada comprador, entre los que se encuentra Arch Motorcycles, la marca fundada, promocionada y sostenida por una celebridad como el actor Keanu Reeves.
Pero hay un estrato aun superior, que a quienes ascienden hasta allí los esperan motos con más ruedas que lo habitual, una potencia superlativa y precios de seis cifras en dólares que deben desembolsarse para poder conducirlas. Es el dinero necesario para ser poseedor de una Lazareth LM 410, un vehículo extraordinario en el sentido literal de la palabra porque, realmente, está más allá de lo ordinario.
Y lo ordinario en una moto es tener dos ruedas. La Lazareth LM 410 es una pequeña bestia de 200 caballos de potencia y 109 mil dólares de precio. Su fabricante es un francés que en sus alforjas cuenta con una serie de creaciones de corte extravagante, entre motos y autos, por lo que este nuevo vehículo, como otros que ya ha lanzado, viene en parte a ser una simbiosis del portafolio de modelos customizados que ofrece.
Ludovic Lazareth se autoproclama como un discípulo de Franco Sbarro, un prestigioso diseñador italiano que dedicó su carrera a la creación de autos con su propia impronta, entre réplicas y prototipos, utilizando motores de BMW y Rover. También fue fichado por grandes marcas para participar en el diseño de algunos concept cars, esos juguetes de los diseñadores. Y dado su elevado reconocimiento, tiene su propia escuela.
En ella se graduó Lazareth, en 1992, y éste siguió los pasos de su maestro, como buen aprendiz. Primero reformó modelos de serie de distintas marcas de autos, hasta que empezó a darle rienda suelta a una veta creadora más libre, con la que se metió en el universo de las motos, en dos y en cuatro ruedas. Así, en 2005 consiguió el status de fabricante, aun a pequeña escala, artesanal, pero muy codiciado por los amantes de las motocicletas.
El producto recientemente presentado por el fabricante francés es una hyperbike que es una representación más sensata de un modelo similar lanzado por el mismo Lazareth, cuatro años atrás, la LM 847 que también tenía cuatro ruedas pero portaba un motor V8 de Maserati. De todos modos, no deja de ser un vehículo fuera de serie.
Tiene un diseño muy deportivo que destaca por su particular configuración de suspensiones con 4 ruedas, 2 delante y otras 2 detrás. Gracias a este concepto, la LM 410 es capaz de sostenerse parada por sí sola, y promete además una gran agilidad en curva gracias al diseño de sus suspensiones con capacidad para acometer giros con la misma inclinación que ofrecería una moto convencional.
Como en el LM 487, esta 410 se sirve del mismo sistema de dirección que permite que, a pesar de su particular configuración de dos ruedas por eje, esta moto pueda inclinarse y girar. Sin embargo, la gran diferencia respecto a su predecesor es que cambió el monstruoso impulsor V8 de 470 caballos para optar por uno más convencional pero sobre todo más liviano motor de 998 centímetros cúbicos de cuatro cilindros en línea procedente de una Yamaha R1.
Aunque Lazareth evitó dar detalles sobre su potencia definitiva, se espera que ofrezca casi los mismos 200 caballos de potencia que tiene la superbike japonesa. Puede parecer poca cosa comparado con los 470 CV del V8 de Maserati, pero en aquel caso el peso de la moto se disparaba hasta los 400 kilogramos, y eso que para las Lazareth se emplean materiales livianos como la fibra de carbono.
Dentro del mundo de la customización, puede darse que los fabricantes se guarden datos para de ese modo generar un llamador para los posibles compradores. Sí les advierte Lazareth que quien quiera preguntar por una LM 410 debe disponer de 109 mil dólares. Pero como no dio detalles de la potencia del motor, aunque éstos sean conocidos, tampoco lo hizo respecto de performance que puede desarrollar la moto.
Se supo también que serán sólo diez los afortunados, por la suerte y por el dinero, que podrán experimentar el placer de conducir esta motocicleta extraordinaria, de una producción muy acotada, completamente artesanal y tan extravagante que hasta debe generar cierta culpa sacarla a la ruta. Como esos juguetes cuyos coleccionistas se niegan a sacar de su envoltorio original.
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