Si bien ya empezaban sentirse las consecuencias de mercado con el impacto directo sufrido en China, el coronavirus dio su primer golpe en el ala occidental de la industria automotriz con la cancelación del Salón de Ginebra, la muestra con la que se abre cada año la secuela de exposiciones destinadas a presentar a las principales novedades. La decisión fue tomada por los organizadores después de que el gobierno de Suiza prohibiera grandes reuniones públicas, tras conocerse el primer caso en este país, el que fuera confirmado el martes pasado.
Las puertas del Palexpo, el espacio donde se realiza cada año el salón, iban a abrirse en esta ocasión el miércoles 3 de marzo, con las dos primeras jornadas destinadas a la prensa especializada: en esas 48 horas se iban a conocer las novedades reservadas por los fabricantes para darle cuerpo a la muestra, mientras que desde el 5 al 15 de marzo iba a ser el tiempo de la apertura para el público en general.
Las previsiones de los organizadores hablaban de una afluencia estimada en un millón de personas para esta edición, la 90º del Salón, que por primera vez en su historia se suspende por un motivo que no tenga que ver con un conflicto bélico. Hasta ahora, sólo las dos grandes guerras del siglo 20 habían logrado detener la realización de la muestra, que se lleva a cabo desde 1905.
La decisión del gobierno suizo de prohibir toda reunión pública o privada con más de 1.000 asistentes parece haberse definido a la medida del salón, ya que en principio estará en vigencia hasta el lunes 15 de marzo, justamente el día en que se termina la exposición, claramente la principal víctima de la resolución oficial, además de algunos carnavales de proyección internacional, entre ellos el de Basilea.
Y se esperaba, como viene sucediendo ya desde hace varios años, una fuerte presencia de público proveniente de China, lo que profundizó un alerta que ya estaba activo en la zona, dada también la cercanía con la región de Lombardía, en el norte de Italia, reconocido como el lugar donde se detectó primer gran foco de coronavirus en Europa.
El Salón de Ginebra es una de las dos grandes muestras europeas en el año y, aunque había caído en cierto declive en los últimos años, de las más importantes del mundo, junto con la que el otoño boreal se realiza alternativamente en París y en Frankfurt (este año, al ser par, le corresponde a la capital de Francia).
Aunque muchos fabricantes ya habían definido no asistir a Ginebra este año, esta edición de la Expo suiza tenía desde una especial relevancia además por el cambio de calendario definido en Estados Unidos para el Salón de Detroit, que hasta 2019 fue siempre el primero de la temporada (en febrero) pero desde 2020 se atrasó su realización para junio.
Los organizadores del salón resistieron hasta último momento la cancelación y hasta el jueves afirmaron que se iba a realizar de todos modos, aunque fuera bajo unas estrictas medidas de higiene y control de los asistentes. Pero la decisión fue inexorable después de que el gobierno prohibiera las reuniones masivas para salvaguardar la salud pública. El pasado martes se confirmó en Suiza el primer caso de coronavirus y en estos momentos el número de contagiados va en ascenso.
Incluso llegaron a comunicar oficialmente, como recomendación, la no asistencia de personas que hayan estado en zonas de riesgo en las pasadas dos semanas. A causa del anuncio del Consejo Federal de Suiza, aunque se quiera seguir celebrando el salón, no será legalmente posible. El motivo es que el calendario de presentaciones y novedades de la industria entraría en conflicto directo con el importante Salón de París, que tendrá lugar a principios de octubre.
Esta cancelación representa un duro golpe para la ciudad de Ginebra, la pérdida de millones de euros, la cancelación de vuelos y noches de hotel. Y representa un cambio de planes para las automotrices que habían definido su asistencia, en especial las alemanas, que iban a efectuar lanzamientos mundiales en la exposición y deberán redefinir la forma de hacerlos.
De todos modos, las marcas ausentes eran muchas, y la mayoría de fuerte peso en la industria: Lamborghini, Ford, Nissan, Peugeot y Citroën, entre otras, habían declinado de participar de la muestra.
En cambio, las alemanas Volkswagen, Mercedes-Benz, BMW, Audi y Porsche conformaban la vanguardia de las que sí iban a estar presentes, además de marcas británicas (Aston Martin y Bentley), italianas (Alfa Romeo, Fiat y Ferrari), francesas (Renault), americanas (Jeep y Lexus), coreanas (Hyundai y Kia) y japonesas (Honda y Toyota).
Tampoco se dieron detalles aún de cómo se anunciará el premio para el Auto del Año, que también estaba previsto para difundirse durante el Salón de Ginebra.
Este 28 de febrero, el Consejo Federal suizo puso en marcha una batería de medidas de emergencia definidas en la Ley de Epidemias del país y que estarán en vigor hasta el 15 de marzo. La más llamativa es la prohibición de eventos públicos y privados que reúnan a más de 1000 personas.
Suiza, que tiene frontera con las regiones italianas más afectadas por el brote, lleva viviendo un importante crecimiento de casos en los últimos días que ha ya afecta a las principales ciudades del país. Con estas medidas, las autoridades helvéticas pretenden frenar la propagación del virus mientras sea posible.
Además de la exposición de la industria automotriz, también se resolvió en estas horas la suspensión en forma indefinida de la Superliga de fútbol profesional e incluso un evento que estaba previsto para fines de abril, como el Salón de Alta Relojería de Ginebra, que decidió anular su edición 2020 debido al nuevo coronavirus.
Esta epidemia sacude a toda la industria automotriz pero puntualmente afecta al mercado de China, país donde se originó el brote que empieza a expandirse por varias zonas del planeta, adonde las ventas cayeron en un 90 por ciento en las últimas semanas.
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