La impresión tridimensional es uno de los muchos avances científicos que generan tal impacto que se requiere un análisis más intenso que el habitual. Porque durante décadas se vinculó la impresión con el papel: diarios, revistas, libros, folletos, fotocopias… Y en la actualidad se habla de autos construidos con esta tecnología, o de súper autos. Como por ejemplo el hypercar que desde Estados Unidos llegará al Salón de Ginebra, a principios de marzo, como una de las grandes novedades que tendrá la primera exposición motor del año: se trata del Czinger 21C, un bólido que, lejos de tener la endeblez de un papel, portará un motor de 1250 caballos y bajará el umbral mágico de los dos segundos para acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora.
No será el primer auto construido con esta técnica, pero sí el más radical. Para entender la dimensión, tienen una aceleración igual o superior a la de un Fórmula Uno, que puede alcanzar los 100 km/h partiendo desde cero (en la largada de una carrera, por ejemplo), en algo más de dos segundos. La potencia del Czinger 21C es superior a la de un monoposto de la categoría reina, que ronda los 1000 caballos, pero los F-1 compensan ese déficit con su liviandad, cercana a los 750 kilos, difícil (por ahora) de igualar en un auto de calle.
La compañía encargada de su fabricación difundió fotos y videos del auto, pero lo hizo con imágenes penumbrosas, en las que se deja ver buena parte de la silueta y de las formas pero se guardan para la explosión lumínica de las marquesinas suizas el shock que generará ver de cuerpo presente, y con la luz adecuada, un auto sorprendente.
La Fórmula Uno ya introdujo la motorización híbrida en sus autos. Es una tecnología similar a la que utilizará el nuevo Czinger 21C. Este hypercar diseñado, fabricado y ensamblado en Los Ángeles está propulsado por un sistema que combina un motor de combustión con otro eléctrico que desarrolla una potencia confirmada de 1.250 CV, según ha informado la compañía estadounidense pocos días antes de la presentación mundial del Czinger 21C en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra (del 5 al 15 de marzo).
Semejante potencia le proporciona unas prestaciones excelentes. Basta con decir que acelera tan o más rápido que cualquier auto de F-1: sólo tarda 1,9 segundos en pasar de 0 a 100 km/h, una cifra al alcance de muy pocos vehículos, ya sean eléctricos o de combustión interna. Son los únicos datos concretos de rendimiento que se han revelado. Ello, además de que fue "diseñado, desarrollado, fabricado y ensamblado por científicos y artesanos del siglo XXI", según el comunicado del fabricante de superdeportivos Czinger Vehicles.
Una rareza (otra más) es que tiene dos plazas pero dispuestas en línea, como si se tratara del habitáculo de un avión caza. Su antecesor tenía un cockpit similar, pero de una sola plaza, bien angosto. Es que Czinger adquirió fama tras construir un deportivo one-off a partir de piezas salidas de la impresión 3D. Su nombre era Divergent Blade, un prototipo del que se tomaron conceptos para darle forma al 21C, que le debe su nombre al objetivo con el que nace, que es ser la referencia de cómo debe ser un hypercar en el nuevo milenio.
La estética del Czinger 21C es más propia de un coche de competición que de uno de calle. En el frente cuenta con muchos detalles aerodinámicos y con cuatro ópticas. En el lateral se mantiene la constante angulosa y aerodinámica de la parte delantera, lo mismo que en una zaga donde el gran protagonista es un alerón de considerables dimensiones. El chasis está hecho en fibra de carbono.
El Blade, aquel prototipo que resultó ser la prehistoria este modelo, fue creado por Divergent, una compañía especializada en impresión 3D cuyo fundador y CEO es Kevin Czinger. Y Czinger ahora llega con una marca con su apellido. El concept de 2017 tenía un motor de 700 caballos y pesaba unos 630 kilos. Por eso podía desarrollar una performance radical, como por ejemplo la constató el presentador estadounidense Jay Leno, quien le dedicó un capítulo de su programa sobre autos, Jay Leno’s Garage, en el que pudo presumir de la velocidad que podía alcanzar aquel vehículo.
El motor del Blade era un cuatro cilindros turboalimentado de 2.4 litros de un Mitsubishi Lancer Evolution, que enviaba potencia a las ruedas traseras a través de una transmisión secuencial de seis velocidades. Ahora, en cambio, todavía no se difundieron detalles de la procedencia de los impulsores del 21C, tanto el de combustión como el eléctrico.
El avance de la impresión tridimensional
Si bien los primeros modelos de impresoras fueron patentados a mediados de la década del 80, fue en los 90 cuando la impresión tridimensional empezó a aplicarse en pequeños nichos y ya en el nuevo siglo, después de 2000, aceleró su avance. Imprimir en 3D es el proceso técnico de fabricación de un modelo tridimensional físico, a partir de un archivo digital. Funciona con la superposición de capas sucesivas del material elegido para la construcción de la pieza, que puede ser plástico, fibra de carbono o incluso metal.
Así, la máquina impresora es capaz de realizar réplicas de diseños en 3D, creando piezas o maquetas volumétricas a partir de un diseño digital. Las mismas surgen con la idea de convertir archivos de 2D en prototipos reales o en 3D. La industria automotriz ya lo ha tomado como una matriz tangible para la producción de autopartes primero, pero en los últimos años también ya evolucionado de manera tal que el moldeado de un vehículo completo ya es una realidad.
Varias empresas automotrices buscan liderar este segmento que tiene un potencial enorme: piezas más baratas y automóviles más livianos. Una ecuación que cierra por todos lados.
Ford y General Motors, los dos gigantes de los Estados Unidos, ya están imbuidos en el proceso tanto de fabricación de autopartes como en el desarrollo de vehículos que podrían ver la luz en breve. Del otro lado del Atlántico, BMW ya fabricó un prototipo de motocicleta en 3D, en una alianza que lleva adelante con Hewlett Packard. Esta misma compañía líder en tecnología de impresión también es proveedor de Daimler, que en Alemania también avanza raudamente en la impresión tridimensional. Y esto, sólo por citar algunos ejemplos notables.
Claro que esta tecnología también les abre las puertas a atajos de aventureros que pueden comprar una impresora 3D y construir su propio auto. Fue el caso de un padre californiano que fabricó una réplica de un Lamborghini Aventator para regalárselo a su hijo de 11 años. Lo habían equipado con un motor V8 de un viejo Corvette y el proyecto, que se cristalizó, tuvo un costo cercano a los 20 mil dólares.
La historia cobró tal relieve que Lamborghini aprovechó la ocasión para darle una vuelta de marketing: para la Navidad de 2019, le obsequió un modelo real del Aventator a la familia Backus. Es decir que el prototipo casero de 20 mil dólares le dio paso a un súper deportivo real de 410 mil dólares. La inversión, lo que incluyó los 900 dólares de la impresora tridimensional, rindió sus frutos.
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