Hasta ahora, el diseñador argentino Horacio Pagani había elegido nombres relacionados con el viento para identificar sus autos. Así nacieron el Zonda, el que inició la tradición y remite a la región argentina de Cuyo, y el Huayra, que en el lenguaje de la tribu indígena aymará significa, ni más ni menos, viento. Eso, hasta ahora. Porque el constructor santafesino acaba de lanzar una novedad, el Pagani Imola, que es presentado como un tributo al circuito en el que fue desarrollado este hypercar, una tromba mecánica de 838 caballos de potencia del que sólo se construyeron cinco unidades, las cuales todas fueron vendidas a un precio de 5,75 millones de euros (5 millones más impuestos) cada una, es decir 6,2 millones de dólares.
El propio Pagani presenta el Imola como un nuevo modelo, que fue moldeado sobre la misma plataforma del Huayra. Incluso el fabricante le confiere una singular denominación: es un auto laboratorio. Y por ello es que se le rinde homenaje al circuito con el nombre, porque este vehículo fue utilizado como plataforma experimental para muchas de las innovaciones tecnológicas aplicadas en el Huayra, y el trabajo se realizó en el trazado de la República de San Marino, tristemente recordado por haber sido el lugar donde encontró la muerte el piloto brasileño Ayrton Senna, el 1º de mayo de 1994, cuando con su Williams chocó contra un muro de concreto en la variante de Tamburello.
Pero también Pagani exhibe este nuevo súper auto como un adelanto de otras novedades que aplicará en el futuro, lo que no sólo es una buena noticia para quienes hayan adquirido las cinco unidades del Imola, sino que lo es también para la industria y los amantes de los pura sangre mecánicos que suele moldear el argentino: habrá nuevos modelos de la marca.
“La experimentación es una parte innata de la filosofía de investigación de Pagani Automobili. La experiencia de capacitación que adquirimos en 2008 con el Zonda R no tuvo precio, ya que nos permitió crear el Huayra utilizando soluciones probadas en condiciones extremas. En ese momento, se nos ocurrieron ideas revolucionarias como el chasis Carbo-Titanium, así como geometrías, materiales y conceptos que hasta ahora no se conocían desde el punto de vista aerodinámico, dinámico y de seguridad de súper deportivos”, explicó la compañía en un comunicado de prensa.
El Imola es el Pagani más potente jamás visto. Hasta su aparición, el Huayra BC Roadster (BC por las iniciales de Benny Caiola, empresario italiano amigo del argentino y uno de los primeros compradores que tuvo, cuando lanzó el Zonda) acreditaba dicha distinción con 802 caballos. El motor es el mismo: el Mercedes-AMG V12 biturbo de 6 litros de cilindrada, al que fueron trabajando de manera paciente para agregarle más caballos. Así, este hypercar llega a la cifra de 838 CV y un torque de 1100 nm.
El impulsor está acoplado a una caja secuencial de siete velocidades Xtrac, que se conecta con un diferencial electro mecánico y trabaja con tres embragues. No se informaron prestaciones sobre velocidad máxima; como referencia, el Huayra BC Roadster ronda los 380 kilómetros por hora. ¿Podrá el Imola superar el umbral de los 400 km/h?
Este nuevo Pagani utiliza el sistema de aerodinámica activa introducido en el Huayra, el primer vehículo de calle en equiparse con esta tecnología. Esto significa que cada uno de los cuatro winglets móviles se comporta de acuerdo con las circunstancias de conducción de una manera dinámica e inmediata. Y lo hace incluso al frenar, al generar una acción de frenado aerodinámico.
La geometría de la suspensión fue diseñada para transferir la potencia y el torque al suelo, reducir el efecto de inmersión y balancearse al frenar. De ese modo, el conductor puede tomar una curva al frenar en la última milésima de segundo. En el tren delantero, la suspensión puede variar la altura de manejo de una manera inteligente y automática. Además, los amortiguadores de las cuatro ruedas están conectados entre sí a través de un sistema electrónico. Los frenos, de marca Brembo, son de carbón cerámico ventilados con seis pistones en las ruedas delanteras y cuatro en las traseras.
El chasis también resulta de un desarrollo ya conocido en Pagani, el monocasco aunque, en este caso, aplica una nueva fórmula de Carbo-Titanium para reducirle el peso, cifrado en 1246 kilogramos. Mide 4,85 metros de largo y apenas 1,27 metro de alto.
"No podemos decir que es un auto elegante. Queríamos un vehículo eficiente, y tal como esperarías si estuvieras viendo un monoplaza F1, esto nos llevó a diseñar un automóvil con características aerodinámicas adicionales. Entonces, aunque estos detalles pueden restar valor a las líneas y la estética general del vehículo, también permiten mejorar el tiempo de vuelta, la facilidad de conducción y especialmente la seguridad”, expuso Horacio Pagani al presentarlo.
Y sobre la denominación del auto, calificó al autódromo Enzo y Dino Ferrari de Imola como “un circuito veloz, técnico, difícil, que hizo más veloces a los veloces y que se recuerda tanto por las victorias más dulces como por las tragedias más amargas”. Pagani explicó además que se cubrieron 16.000 kilómetros de pruebas con el auto en este trazado, lo que representa cinco veces el recorrido de las 24 Horas de Le Mans y es un hito jamás alcanzado por otros modelos de la marca.
El afán por reducir el peso del auto, una característica reconocida en Pagani, no sólo motivó que la carrocería y el interior se trabajaran en aluminio, titanio y acero al cromo-molibdeno, sino que además se utilizó una evolución de pintura que le permitió disminuir en cinco kilos el peso del auto. Se llama Acquarello Light, un nuevo sistema de pintura a medida que le baja el kilaje manteniendo la riqueza de color, profundidad y brillo sin cambios.
“La pintura de un vehículo no es solo un requisito estético, sino que tiene funciones técnicas esenciales, como proteger de las influencias externas y prevenir el envejecimiento del material, en particular de los compuestos avanzados. Logramos crear un escudo de protección capaz de aislar el material subyacente de las amenazas externas, aumentando así su resistencia al impacto, y después de años de investigación para optimizar nuestro sistema de pintura con el objetivo de reducir significativamente el peso”, se enorgulleció Pagani.
Los 5,75 millones de euros de su precio representan un 36 por ciento más del valor del Huayra Roadster BC, hasta ahora el más caro de producción con un valor de 3,7 millones de euros. Son sólo cinco unidades, cuyos compradores podían personalizar con una serie de elementos sobre los que Pagani no dio detalles, pero que seguramente los habrán convertido en modelos que pasarán a ser de culto, como suele suceder con las versiones exclusivas de la marca.
Tanto es así que a fines de 2019, dos versiones de ese tipo del Zonda fueron vendidas en sendas subastas en Medio Oriente a unos seis millones de dólares cada una, el Aether y el Riviera. El Zonda fue el primer modelo del argentino, que presentó en 1999 y ya en ese entonces le mostró al mundo que llegaba para revolucionar el universo de los súper autos deportivos de lujo; aquel que iba a llamarse Fangio, como homenaje al Quíntuple y tuvo que cambiar su denominación por el fallecimiento del Chueco, generó una reacción repetida con cada uno sus sucesores. Y es la de profunda admiración por el talento de este argentino que, como un artesano, construye los deportivos más exclusivos que ofrezca el mercado.
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