Christian Bale es el rey de las trasformaciones de Hollywood en el siglo 21. Basta con repasar su filmografía desde que en 2000 saltó a la fama como el yuppie devenido en asesino serial de Psicópata Americano, el actor galés engordó 20 kilos para ser el estafador Irving Rosenfled en Escándalo Americano como también para interpretar a Dick Chaney en El Vicio del Poder, aumentó su masa muscular en Batman Inicia y adelgazó a niveles de raquitismo en El Maquinista. En Ford Vs. Ferrari, su último protagónico, no debió sacrificar su físico pero de todos modos aplicó su ya reconocida disciplina: para darle forma al personaje del piloto Ken Miles e imbuirse en la piel de un amante de la velocidad, tomó clases en una escuela de conducción deportiva.
El filme, dirigido por James Maingold, fue estrenado en noviembre de 2019 y uno de los nueve nominados a ganar el Oscar a la mejor película en la 92ª edición del premio de la Academia, lo que se develará en la ceremonia a llevarse a cabo este domingo en el Dolby Theatre de Los Ángeles. Allí, competirá con El Irlandés, Jojo Rabbit, Joker, Little Women, Historia de un matrimonio, 1917, Once Upon a Time in Hollywood y Gisaengchung.
Conocida en Hispanoamérica como Contra lo imposible, la película cuenta la hazaña alcanzada por Ford en las 24 Horas de Le Mans de 1966, cuando se presentó para desbancar a Ferrari, el rey indiscutido de dicha competencia, y lo consiguió en un trabajo de preparación de su modelo GT40 tan fugaz como efectivo llevado adelante por el ingeniero, diseñador y ex piloto Carroll Shellby, que en la película es encarnado por Matt Damon, y por el propio Ken Miles, un corredor talentoso pero indómito que terminó convirtiéndose en una leyenda.
Después de esa victoria inicial del 66, Ford hilvanó cuatro triunfos en el mítico circuito de Le Sarthe, dueño de la carrera de Endurance más famosa del mundo.
Bale debía meterse en la piel de un personaje áspero, de carácter duro y sangre fría cuando estaba frente al volante, aunque lo más complicado no era moldear a Miles por su temperamento sino por los tics que tenía sobre un auto de carreras. Fue por ello que el galés, que cumplió 46 años el pasado 30 de enero, tomó lecciones intensivas de The Bondurant High Performance Driving School, situada en Chandler, una ciudad del estado de Arizona situada a 20 minutos de Phoenix.
Su fundador es Robert Bondurant, un ex piloto estadounidense que pasó con poco éxito por la Fórmula 1, donde corrió nueve grandes premios entre 1965 y 1966, y también compitió para Shellby y Ferrari en Sport Prototipos. A los 86 años, Bob Bondurant sigue apareciendo en el predio donde está emplazada la escuela de conducción extrema, aunque ya casi no se sube a los autos. El curso de cuatro jornadas que tomó Bale cuesta dos mil dólares.
Bale estuvo mayormente al volante de un Dodge Challenger SRT Hellcat, un muscle car que ya es salvaje en su línea de producción, con 707 caballos de potencia. Su instructor fue Rob Knipe, quien lo acompañó en la butaca derecha en cada incursión de la estrella de Hollywood. El galés, a su vez, llegó a la escuela de conducción deportiva de la mano de Robert Nagle, un veterano coordinador de dobles de riesgo y ex piloto de acrobacias.
Ford Vs. Ferrari está nominada al Oscar en cuatro categorías: Película, Montaje, Sonido y Edición de Sonido. Sobre la candidatura al filme del año, quienes la defienden aseguran que merece el premio por algunas de las secuencias de acción automotriz más viscerales y apasionantes jamás filmadas, pero también por las interpretaciones de sus dos protagonistas, Bale y Damon.
Después de conducir el Dodge Challenger SRT Hellcat, Bale aprendió el arte de acelerar a fondo pero sobre todo de frenar en el umbral de las curvas para representar a Miles también en un monoplaza de Fórmula Mazda. Según Nagle, el galés “nunca bromeó”.
Es más: Nagle trabajó con una serie de grandes nombres, desde Jamie Foxx en Colateral (2005) hasta Jake Gyllenhaal en Prisoners (2013). Bale, dijo, es el mejor actor-conductor con el que le tocó lidiar hasta el momento. “Su aptitud y enfoque fueron fenomenales”.
Knipe, en tanto, contó que Bale estuvo “muy en sintonía trabajando en lo que podía sacar de cada clase, fue como una esponja”, y que por ende “fue muy fácil de enseñarle”. En la última jornada, cuando se subió a un monoplaza Mazda de 185 caballos, el instructor lo presionaba al seguirlo desde atrás, para llevarlo al extremo. “Definitivamente se toma su trabajo en serio, como se puede ver por su actuación y esas cosas. Estaba tratando de entender cada pequeña pieza que podía”, amplió.
Se sabe que Bale es un actor de “método”, que se sumerge completamente en un papel. La experiencia en esta escuela también contribuyó a eso, ya que pudo pasar mucho tiempo con Bob Bondurant, de 86 años, escuchando historias de cómo era en ese entonces y cómo eran realmente las personas de carreras.
Nagle llevó a esta escuela, dijo, por dos razones: "Primero, quería que entendiera qué es un piloto de carreras, mental y físicamente" pero también para que conociera al fundador de la escuela “porque Bob es de esa época" en la que competía Miles.
Bondurant, quien conoció a Miles e incluso se dice que trabó una relación amistosa, condujo una cupé Cobra Daytona aerodinámica de Carroll Shelby a la victoria en la clase GT en las 24 Horas de Le Mans de 1964. "Lo que no sabía", dice Nagle, "es que Bob y Ken Miles eran amigos muy cercanos y esperaba que Christian conociera a Bob y hablara con él".
Claro que la experiencia entre Bale y Bondurant no se quedó sólo en la charla. El veterano ex piloto, que tiene 86 años y está perdiendo la vista, condujo con el galés a su costado durante una vuelta en el circuito que él mismo diseñó en 1990, antes de abrir su escuela. “Bob envejece y no puede ver tan bien, pero él quería conducir a Christian en la pista”, contó Knipe.
Bale, en una entrevista con Infobae, definió a Nagle como “el mejor”. Y recordó: “Trabajamos bastante juntos. He pasado noches enteras en Michigan con él, al costado de los autos, disparando ametralladoras y haciendo que de vueltas con el auto y cosas así. Incluso fuimos juntos a la escuela de carreras de Bondurant. Fue algo magnífico”.
Incluso contó que junto con Matt Damon tuvieron la intención de afrontar la conducción real en algunas escenas pero que “hubiese sido un insulto asumir que podíamos hacer algo así” y que, además, “en la compañía de seguros estaban bastante paranoicos con todo esto”.
Igual, despuntó el vicio. Así lo narró: “Con el director necesitamos ensayar saliendo con el Cobra por la pista de carreras y cuando yo me quedaba atrás de cámaras me encantaba correr, dar vueltas. Es adictivo. Por eso entiendo tanto a Ken Miles y lo que hacían estos corredores de carreras. Y la contradicción del elemento de preocupación, precisamente, te hace sentir más vivo, porque el peligro es inherente. Pero te garantizo que ninguno de estos hombres hubiese corrido un solo auto si no hubiera sido peligroso. Y fue maravilloso darme el gusto de interpretar un personaje así”.
SEGUÍ LEYENDO