Empezar con una aclaración no es la mejor manera de empezar. Pero (y aquí va la muletilla que siempre se utiliza en estos casos) bien vale la aclaración: en Conduciendo a Miss Daisy, sus protagonistas, Morgan Freeman y Jessica Tandy, pasan mucho tiempo arriba de un auto, un Hudson modelo 48, pero la historia carece de la pimienta con la que debe ser sazonada una historia que tenga autos como eje. Lo mismo ocurre en Green Book, donde Viggo Mortensen y Mahershala Ali recorren cientos de kilómetros a bordo de un Cadillac DeVille. Ambas tienen en común que se trata de dos comedias dramáticas ganadoras de los Premios Oscar a la Mejor Película, en 1990 y 2019, respectivamente.
Sucede que hay una veta en Hollywood, en la que el auto suele ser usado en el cine como catalizador para el desarrollo de thrillers, de acción trepidante o de entretenimiento pochoclero. Y nunca un film de esas características, desarrollado en buena parte sobre cuatro ruedas, ganó un Premio Oscar a la Mejor Película, racha que buscará quebrar este año Ford Vs. Ferrari, que cuenta también con otras tres nominaciones.
Además del director James Maingold y de los productores Peter Chernin y Jenno Topping, quienes se harían acreedores del premio si ganaran al filme del año, también es candidata en Montaje (Andrew Buckland y Michael McCusker), Sonido (Paul Massey y David Giammarco) y Edición de Sonido (Donald Sylvester). No habrá reconocimiento para los dos protagonistas, Christian Bale y Matt Damon, pese a que realizaron una tarea notable en la recreación de Ken Miles y Carroll Shelby, los dos autores de la hazaña sobre la cual se apoya el filme, cómo se construyó el triunfo de Ford sobre Ferrari en las 24 Horas de Le Mans de 1966.
Tampoco abundan, en la historia de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (AMPAS, por sus siglas en inglés), las nominaciones de películas fierreras. Considerando las excepciones de corte más dramático de Conduciendo a Miss Daisy y Green Book (que también ganó por el protagónico de Ali y al mejor Guión Original), hay que bucear profundamente para dar con otros ejemplos más radicales.
El más tangible puede incluir hasta un par de guiños para Ford Vs. Ferrari: se trata de Grand Prix, película estrenada en 1966, mismo año de la hazaña en Le Mans, pero que este caso gira alrededor del circo de la Fórmula Uno. Se quedó con las estatuillas en las tres categorías de las que compitió: Montaje, Sonido y Efectos Sonoros. Fue dirigida por John Frankenheimer y protagonizada por James Garner e Yves Montand, y tuvo una participación de 45 segundos de Juan Manuel Fangio, ya retirado por esos años, quien se interpreta a sí mismo como invitado en una fiesta.
Otro dato que vincula a Grand Prix con Ford Vs. Ferrari gira alrededor del GT40, auto con el que la marca americana quiebra a la italiana y termina ganando en cuatro ocasiones consecutivas. Pero este mismo modelo fue utilizado en el filme de la Fórmula Uno como una herramienta para conseguir un detalle innovador en aquellos días: se lo transformó para ser el camera-car, ya que se le colocó una cámara detrás y otra delante para seguir a los monoplazas en las escenas de acción sobre la pista. Fue la primera experiencia de escenas on board.
Además, James Garner fue el único actor del reparto que condujo personalmente todas las escenas al volante de su monoplaza. Para el resto se apeló a dobles de riesgo de enorme calidad conductiva, entre ellos Phil Hill, Graham Hill, Jim Clark, Jackie Stewart, John Surttes o Jack Brabham: todos campeones del mundo. Garner interpreta a Pete Aron, un americano que, tras un accidente con BRM en Mónaco con su compañero de equipo, es expulsado y acaba formando parte de la recién formada escuadra japonesa Yamamura, que se inspiraba en la llegada de Honda a la categoría reina. Sus escenas de acción la convirtieron en una película de culto.
Dentro del mundo de las carreras, Rush, estrenada en 2013 y que cuenta la historia de la rivalidad entre James Hunt y Niki Lauda en la Fórmula Uno, no logró siquiera una sola nominación en los Oscar. Hay un buen trabajo del director Ron Howard en la concreción de las escenas de acción, entre ellas la del accidente sufrido por Lauda en Nürburgring.
Aparece también Días de trueno, una fantasía sobre un piloto que debe recomponer su camino en el Nascar (la categoría de turismo más popular de los Estados Unidos) después de haber sufrido un accidente y haber estado en coma. Fue el filme con el que se inició el romance (y luego matrimonio y posteriormente divorcio) entre Tom Cruise y Nicole Kidman, la pareja protagónica. Compitió (y no ganó) en la categoría de Mejor sonido en 1990, año en el que Danza con Lobos hizo estragos.
Ya fuera de los circuitos, a Ford Vs. Ferrari se la puede comparar con pocos ejemplos. Uno es Bullitt, que se llevó un Oscar en la categoría de Montaje, pero no estuvo entre las películas candidatas de 1968. El Ford Mustang que condujo Steve McQueen en ese filme, con el que se construyó una memorable escena de persecución en el centro de San Francisco, acaba de ser noticia porque se convirtió en el más caro de la historia de ese modelo, al ser vendido en más de tres millones de dólares en una subasta en el estado de la Florida.
Se puede tomar como otro hito importante en la búsqueda de películas de alto impacto con autos a Taxi Driver, la segunda de la colección que tiene a Robert de Niro como estrella y a Martin Scorsese como director; la primera había sido Mean Streets, de 1973, en un recorrido que llegó a la actualidad con El Irlandés, que casualmente compite contra Ford Vs. Ferrari en la búsqueda a ganar el Oscar al mejor filme.
Taxi Driver obtuvo cuatro nominaciones, entre ellas a Mejor Película, Mejor Actor Protagónico (De Niro), Mejor Actriz de Reparto (Jodie Foster) y Mejor Banda Sonora; se fue con las manos vacías. Relata la historia de Travis Bickle, un veterano de guerra de Vietnam que enfrenta a todos sus demonios mientras maneja un taxi por las calles de Nueva York. Y lo hacía sobre un Cheker Marathon, un sedán de formas redondeadas que fue un emblema de los autos de alquiler neoyorquinos.
Algo más atrás en el tiempo, en 1973, American Graffiti tuvo su chance en los Oscar con cinco nominaciones: a la Mejor Película, al Mejor Director (George Lucas), a la Mejor Actriz de Reparto (Candy Clark), al Mejor Guion Original, y al Mejor Montaje. Pero no ganó ninguno. Es la historia de un grupo de jóvenes que atraviesan su despedida después de la secundaria, y los autos, y muchos veloces, abundan, porque es una de las pasiones de George Lucas, un piloto de carreras frustrado. De hecho, el filme es bastante auto referencial, tanto que se desarrolla en la ciudad californiana de Modesto, de donde es originario el director.
La saga Transformers, que ya tiene cinco episodios y un spin off (Bumblebee), sumó siete nominaciones. La trama enfrenta a dos bandos de robots (Autobots y Decepticons) que se camuflan entre la sociedad como autos normales, tanto que así se pueden observar modelos como el Chevrolet Camaro y otros vehículos fabricados por General Motors. La original, de 2007, y la tercera en la secuela, El Lado Oscuro de la Luna (2011), fueron nominadas en las categorías Sonido, Edición de Sonido y Efectos Visuales, pero perdieron en todas. La Venganza de los Caídos, segunda en la secuencia estrenada en 2009, tampoco pudo ganar en Sonido.
Se dijo que Cars también pasó con poco éxito por la grilla de nominados en los Oscar. Fue una de las primeras grandes creaciones de la productora Pixar y en 2006 abrió paso a una franquicia que recaudó varios millones de dólares en taquilla y en merchandising. El filme, dirigido por John Lasseter, compitió en Mejor Película de Animación (había ganado el Globo de Oro) y otra por Mejor Canción Original; no lo consiguió.
Con Drive, Ryan Gosling tuvo en 2001 su primer papel protagónico en una película de acción (mismo año en que se estrenó la comedia Loco y estúpido amor, con Steve Carrell, Julianne Moore y Emma Stone). Este thriller, dirigido por Nicolas Winding Refn, también hizo acto de presencia en los Premios Oscar, aunque sólo compitió sin éxito en la categoría de Montaje de Sonido. La trama presenta la historia de un doble de acción en Hollywood que durante su tiempo libre trabaja como chofer particular y se convierte en un conductor de huida en los asaltos. En el filme, a Gosling se lo ve sobre un Chevrolet Chevelle Malibu de 1973 y en un Ford Mustang de 2011, entre otros modelos.
Un Subaru WRX y un Dodge Challenger Hellcat son dos de los autos que aparecen en las escenas de acción de Baby Driver, estrenada en 2018 y cuya historia es la de un joven, llamado Baby, que también hace de chofer de escapes criminales en la ciudad de Atlanta, encarnado por Ansel Elgort. La participación de actores como Jon Bernthal y el polémico Kevin Spacey le dieron gran impulso; sin embargo, las nominaciones las obtuvo en las categorías de Edición de Sonido, Sonido y Montaje. No tuvo fortuna.
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