En 2017, Ford lanzó una edición especial del GT, conmemorativa por el 40 aniversario de la epopeya del GT40 en las 24 Horas de Le Mans, cuando el Óvalo consiguió derrotar a las Ferrari en una faena legendaria que incluso motivó la realización de una película, Contra lo imposible, candidateada para el premio Oscar como mejor filme. Ese stock exclusivo de 500 unidades de un súper deportivo de por sí exclusivo fue destinado a compradores VIP. Uno de ellos fue John Cena: luchador profesional de la WWE, actor, cantante, influencer… Una celebrity multitasking que, además, realiza en YouTube su programa sobre autos. Sobre ese GT azul que fue adquirido por Cena ha caído una especie de maldición, dado que no pudo ser vendido en las recientes subastas en las que fue ofertado. Y dicho conjuro se le atribuye a una maniobra que realizó el popular personaje, por la que incluso la empresa de Dearborn le hizo juicio.
Ford les había hecho firmar a los 500 compradores un compromiso por el que tenían prohibido vender el auto dentro de los siguientes dos años. Lo hicieron de ese modo para evitar que especuladores del mercado aprovecharan la altísima demanda que había por ese modelo y obtener un rédito en una reventa inmediata. También por eso en el Óvalo eligieron muchas celebridades, ya que daban por descontado que no iban a usar la oportunidad para conseguir unos dólares… Cena demoró dos semanas en venderlo, a un precio que nunca trascendió. Ford infirió que fue por una cifra superior a los 460 mil dólares del valor por el que lo había adquirido. Y tomando el documento que habían firmado, llevó el caso a la Justicia.
Lo curioso es que Ford no solamente lo demandó por incumplimiento de contrato, sino también por fraude, engaño, dolo y otros delitos. La marca reclamó una indemnización por “pérdida de imagen de marca, de la actividad de su embajador de marca y buena fue del comprador”. Uno de los requisitos para que Ford le vendiese un GT a alguien era mostrar el coche en eventos, y de ser posible en los medios de comunicación y redes sociales. Cena, de hecho, hizo un reporte del GT para su programa en YouTube, llamado Auto Geek.
El último intento de venderlo sucedió a principios de 2020, en la misma subasta donde un Ford Mustang, el que usara Steve McQueen en la película Bullitt, alcanzó un récord de venta en 3,4 millones de dólares y se convirtió en el Mustang más caro de la historia. Tal fue su presencia mediática que en los últimos tiempos le está resultando imposible a su actual propietario encontrar un comprador, a pesar de que se trata de un modelo de altísima demanda con muy pocas unidades disponibles en el mercado.
El conflicto entre Ford y Cena quedó zanjado pocos meses después de iniciado y con un acuerdo extra judicial. El luchador tuvo que entregar todo el beneficio económico obtenido con la venta del deportivo a la compañía, para que esta pudiera realizar una donación a una causa benéfica. Es que de acuerdo al mismo contrato que Cena había incumplido, la única excepción que permitía vender estos ejemplares antes de cumplir dos años era por fines filantrópicos.
El auto cambió de manos tras aquel acuerdo. Incluso, el primero en comprarlo fue un acaudalado granjero de avanzada edad, sino que este, le resultó incómodo el vehículo y decidió ponerlo a la venta poco después. Y encontró comprador.
Resulta llamativo, en este contexto, que un auto tan apreciado, que había recibido 6500 solicitudes de compra para una edición de sólo 500 unidades, no haya podido ser vendido en las últimas dos subastas de las que participó. Lo promocionaron como el Ford GT de John Cena, precisamente para darle una pátina de morbo que pudiera hacerlo más atractivo. Pero ni así.
En el último remate, un evento de Mecum Auctions en Kissimmee, el GT del chasis #077 no logró llegar a su precio de reserva (1,2 millón de dólares) a pesar de que la puja más alta llegó al millón. Por lo que parece, si antes nadie quería conservar demasiado tiempo este ejemplar ahora nadie quiere siquiera hacerse con él, a pesar de que su valor es más que correcto, sobre todo teniendo en cuenta su altísima demanda.
Pese a la repercusión mediática que tuvo la venta del ejemplar de John Cena y sus posteriores problemas judiciales, hubo otro propietario que decidió arriesgarse e incumplió el contrato que le impedía vender su ejemplar antes de los dos años, el chasis #048, un precioso ejemplar de color gris que también cambió de manos en numerosas ocasiones e incluso llegó a protagonizar algunas anécdotas de lo más llamativas.
Cuando se supo que iba a ser subastado (además a estrenar) en gran evento en Indianápolis, Ford intentó por todos los medios evitar que Mecum Auctions pudiera vender el ejemplar, legales incluidos. Pero la jueza le terminó dando la razón a la casa de subastas, por lo que al subir el vehículo al estrado el portavoz de Mecum alegó con mucho dramatismo que el juzgado les había permitido vender el vehículo y que ellos lo iban a hacer "porque esto es América", añadiendo además que si Ford no quería que nadie pudiese comprar ejemplar “eran libres de ir y pujar por él”.
El chasis #077 del GT tiene poco más de mil kilómetros de rodado. Se trata de un súper deportivo impactante: 656 caballos de potencia erogados por el motor Ecoboost V-6 Twin-Turbo de 3,5 litros, 24 válvulas y posición central. Tiene caja de cambios automática de siete velocidades y doble embrague; frenos de disco de cerámica de carbono en las 4 ruedas con pinzas de plata; monocasco de fibra de carbono con jaula antivuelco de acero integrada y subestructura de aluminio. Un acorazado.
Sus 656 CV y los 745 nm de torque, el GT acelera de 0 a 100 en 3,2 segundos y alcanza una velocidad máxima de 345 kilómetros por hora. Por ello requiere de su sofisticada suspensión de resorte helicoidal de acción de palanca multimodo activa y frenos de disco de 4 ruedas de cerámica de carbono, todos los mismos componentes encontrados en los prototipos de Fórmula 1. Demasiado auto para que no encuentre comprador.
John Cena siguió su camino como celebridad sin importarle demasiado el destino de su GT. Lo recordarán de películas como Doctor Dolittle, protagonizada por Robert Downey Jr. y que acaba de ser estrenada en la Argentina, adonde le pone la voz al oso polar. Además, participará del noveno episodio de la saga Rápido y Furioso, que se presentará este año, y también dan por asegurada su intervención en la segunda parte de Escuadrón Suicida, prevista para 2021.
Mientras tanto, sigue con su derrotero como miembro del circo del World Wrestling Entertainment (WWE), una organización profesional de luchadores, un Titanes en el Ring con el impacto mediático que se suele conseguir sólo en Estados Unidos. Y en ese universo, Cena, un mastodonte musculoso de 1,85 metro y 112 kilos, es una estrella.
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