¿Cuál es el denominador común del Fútbol Club Barcelona, del Bayern Munich y del Manchester City? Son los tres clubes con los que Josep Guardiola consiguió 28 títulos en los 12 años que el español lleva como entrenador. Ese triángulo que une España, Alemania e Inglaterra a través de tres de los equipos más exitosos del siglo 21 representa el ciclo mas exitoso de un director técnico en los últimos años. Pero la virtud del profesional se torna difusa cuando deja el campo de juego y se sube a un auto. Entonces aparece un hilo conductor entre Mercedes-Benz, Mini, Bentley y Land Rover. ¿De qué manera? Son marcas de vehículos que, a diferencia de lo que logró en el fútbol, Pep destrozó en los casi cuatro años que lleva dirigiendo en Gran Bretaña.
Se llevan contabilizados cuatro autos arruinados por el técnico durante su estadía en Manchester, que comenzó en julio de 2016. Y el valor de mercado de ese póker de vehículos representa 600 mil dólares. Es la sumatoria de los precios de los autos rotos por Pep.
La revelación se conoció como un fragmento del libro Pep’s City: The making of a superteam, escrito por los españoles Lu Martín y Pol Ballús. Ellos aseguran en la publicación que “Guardiola tiene fama, desde su época en el Barcelona, de ser un conductor desafortunado”, según lo recogido por el tabloide británico The Sun, que tuvo acceso al libro cuya venta está pronto a lanzarse.
Al parecer, hay una mezcla de torpeza, poca pericia y profundas distracciones en los recurrentes episodios desafortunados del técnico con sus autos. "Sus espejos retrovisores no sobreviven por mucho tiempo”, afirman los autores del libro, aunque el desatino más contundente se vio cuando acudió a cargar combustible en una estación de autoservicio y le puso nafta al Range Rover, un vehículo Diesel. Según el Real Automóvil Club de España, unos 72 mil ibéricos al año cometen este mismo error de confundir el fluido.
No es un problema sin solución el de echar nafta a un vehículo gasolero si se reacciona a tiempo, apenas se perciba el mal funcionamiento del auto, que empezará a fallar porque hay una diferencia de densidad entre los dos combustibles y los motores están puestos a punto de modo distinto. Basta con vaciar el tanque y llenarlo con gasoil para que el inconveniente quede superado… Eso siempre y cuando se detecte rápidamente el inconveniente. De lo contrario, las piezas del motor por donde circule la nafta se irán estropeando poco a poco. Y parece que Pep no se percató de los tirones que daba el Range Rover durante el tránsito.
Pero este todoterreno de lujo no fue la única víctima del entrenador de Sampedor. En Manchester también condujo (y a la ruina, al parecer) un Mercedes-Benz GLE, otro SUV; un Bentley GTX 700 y un Mini Cooper.
El último que cayó en las garras del catalán fue el Mercedes GLE 250 d negro, del cual no se tienen detalles de la avería, ni el motivo, pero que según The Sun, Guardiola había pagado unos 105.000 dólares al comprarlo. Se trata de una versión de la tercera generación de este todoterreno, anteriormente conocido como Clase M, que este año está lanzando en Europa un rediseño. La potencia de sus motores oscila entre los 333 (en la variante de entrada) y los 585 caballos (en la versión 63 S AMG).
El Bentley es un deportivo con un motor de 700 caballos de potencia y un precio superior a los 220 mil dólares. Se trata de una cupé que combina elegancia y prepotencia, exponente de la familia Continental de esta marca emblemática de la mecánica inglesa. El GTX 700 es una versión tunning realizada por la empresa Onyx, dedicada a la customización de vehículos de alta gama y deportivos, que por ejemplo llevó el motor W12 original de 575 a los 700 caballos que elevan a esta versión como la más potente de la gama Continental GT. El que conducía Pep era gris plata.
El Range Rover es el SUV más grande y furioso de la familia Land Rover. Un vehículo de perfil familiar que, además de Guardiola, también sabe manejar Lionel Messi, tanto en Barcelona como en Rosario, ya que tiene dos: en la versión más poderosa y en la Evoque, la más pequeña de la gama. La de Pep era un tanque de más de cinco metros de largo, unos 350 caballos de potencia y 217 kilómetros de velocidad máxima. De acuerdo al reporte de los medios británicos, el español pagó 150 mil libras (alrededor de 200 mil dólares) por este SUV con motor gasolero al que cargó con nafta. El Mercedes-Benz también era Diesel, pero no se conoció si corrió la misma suerte (o desgracia) que el RR.
Finalmente, el cuarto vehículo en cuestión es, también, el más “económico” de los que han pasado por las manos de Guardiola en Manchester, un Mini Cooper de 40 mil dólares. En los últimos tiempos se lo vio al técnico catalán yendo a los entrenamientos del City a bordo de un Nissan Leaf, el primer auto eléctrico de la marca japonesa que en Gran Bretaña tiene un precio base de 45 mil dólares. Al menos le habrán dicho que no intente cargarle nafta.
Todo un cambio el mostrado por Pep, de pasar de vehículos de combustión a uno de movilidad sustentable, cuando por lo general ha optado por potentes modelos de combustión. Cuando era técnico del Bayern Munich, en virtud del acuerdo del club con la alemana Audi, se lo vio al volante de un S8, un vehículo de alta gama de 520 caballos de potencia, y también de un RS6, con el que incluso protagonizó un accidente que trascendió en los medios germanos: fue en marzo de 2015 cuando no pudo frenar y se llevó por delante un VW Polo. El episodio terminó en anécdota y con el entrenador regalándole una selfie al damnificado.
Los 600 mil dólares que representan los autos rotos por Guardiola representan muy poco en el entorno de su vida cotidiana. Pep tiene un contrato anual de 27 millones de dólares. Y es una de las estrellas del club cuyo propietario es el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, miembro de la familia real de Emiratos Árabes Unidos, y de quien alguna vez se dijo que “si Guardiola quiere un jugador de 100 millones, el jeque sube el precio de la nafta y lo tiene".
SEGUÍ LEYENDO