Maarten ten Holder es un prestigioso subastador de la casa Sotheby’s. Su tarjeta de presentación lo anuncia como vicepresidente ejecutivo y jefe de Europa de una de las firmas más encumbradas en lo que se refiere al remate de bienes de lujo. De hecho, a fines de 2019 fue el encargado de vender dos Pagani Zonda en más de seis millones de dólares cada uno, antes del Gran Premio de Abu Dhabi de Fórmula Uno. Es holandés pero, como residente en Londres, maneja un inglés casi perfecto. Casi. Porque un gran fiasco se le atribuye a una falla de su pronunciación: la frustrada venta de un Porsche Type 64, auto vinculado con nazismo que el fundador de la marca alemana construyó nueve años antes de que lanzara su primer modelo de producción, el 356. Y ese fallido le permitió a un vehículo de carreras que condujo Juan Manuel Fangio sostener un récord histórico para los autos germanos.
En efecto, el Type 64 que estaba a la venta es una de las tres unidades que Ferdinand Porsche fabricó en 1939, justo en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Integraba uno de los lotes del evento realizado en agosto del año pasado en Monterey, California, dentro de la Semana del Auto, que reúne a los mejores clásicos de Norteamérica y de buena parte del mundo. Apenas se anunció su remate, fue tal el interés que despertó que era gran candidato de ser el auto antiguo más caro de la historia.
Y como la subasta fue un fracaso, no pudo ser ni el más caro de Alemania. Tal medalla la sigue portando el Mercedes-Benz W 196, el conocido como la Flecha de Plata que Fangio condujo en 1954 hacia su segundo campeonato mundial de Fórmula Uno, en una temporada que el argentino había comenzado con Maserati. Esa joya de competición fue subastada en 2013 en 29,6 millones de dólares, el valor más alto jamás pagado por un auto de origen alemán. La belleza del monoposto y el mito de lo que el Chueco fue capaz de hacer detrás de su volante fueron una combinación irresistible.
Pero el Porsche también tiene un halo que genera un poder de atracción fenomenal. Sus formas futuristas para la época, el vínculo del creador de la marca con el Tercer Reich y que haya sido el auto que el dueño de la marca condujo por aquellos días, lo ponían como un postulante a desbancar a una Ferrari 250 GTO de 1963, de la que sólo se construyeron 39 unidades y que en 2018 fue vendida en una cifra cercana a los 70 millones de dólares.
El holandés errante
El Porsche Type 64 no es un auto más en la historia de la industria. Se lo vincula con la precuela del Escarabajo de Volkswagen, el modelo más exitoso de todos los tiempos, que en 81 años de producción vendió más de 24 millones de unidades. Era un prototipo del que sólo se fabricaron tres vehículos, a pedido del Tercer Reich. Y el que salió a subasta en la soleada California fue el que condujo personalmente el doctor Ferdinand Porsche, quien a fines de la década del 30 colaboraba con la estatal VW.
El precio base ya era elevado: 13 millones de dólares. No importaba lo ajado de la chapa y lo raído de parte del tapizado que tenía el auto; las huellas que deja el paso del tiempo parecen hacerlo todavía más deseable para los coleccionistas. En el enunciado del valor inicial empezó la cadena de desaciertos que terminaron detonando las chances del Type 64 de hacer historia. Marteen ten Holder habló de 13 millones, “thirteen millions” en Inglés, pero el operador de la pantalla, compañero del subastador en Sotheby’s, le entendió “thirty millions”, es decir 30 millones. Ten Holder no veía la pantalla, que estaba a sus espaldas, y por eso se sorprendió cuando la puja empezó por una cifra elevadísima para lo que se asumía como base. Pero aun así siguió adelante.
Entonces apareció la confusión: 14 millones (“fourteen”, en inglés) se convertían en 40 (“forty”) por arte de la informática; 15 (“fifteen”) en 50 (“fifty”) y así hasta los 70 millones, una cifra que ya ponía en riesgo a la Ferrari 250 GTO. Ya para ese momento la escena parecía extraída de un absurdo digno de una comedia de Woody Allen.
El alboroto en la sala fue tan grande que el holandés entendió, por fin, que algo andaba mal, que no era su elegante forma de ofrecer el auto lo que había disparado el precio. Y tuvo que enmendar el error sobre la marcha. Así, los 70 millones pasaron a ser 17 millones, un “pequeño matiz” de 53 millones de dólares que convirtió una puja récord en un fracaso.
La frustración del momento hizo que nadie subiese su apuesta por encima de esos 17 millones, monto que no alcanzaba el precio de reserva (20 millones de dólares) aquel que el vendedor fija, pero permanece en secreto para los licitadores. Y en consecuencia, el llamado primer Porsche sigue (nuevo) sin dueño.
Sotheby’s reconoció el error que, además, se multiplicó por el alboroto de los presentes: “Cuando se abrió la puja del Type 64, los incrementos fueron mostrados de forma errónea en las pantallas, causando una desafortunada confusión en la sala”, explica la casa. “Nuestras subastas son conocidas mundialmente por su integridad y nos tomamos nuestra responsabilidad con los clientes muy en serio. No hubo ninguna intención por parte de nadie relacionado con RM Sotheby’s sino un malentendido desafortunado, amplificado por la emoción de la sala”.
Toda la audiencia estaba pendiente del Porsche, que Sotheby’s se había encargado de promocionar en su sitio. El lote número 362 era la vedette del evento. “Cuando mencionaron 30 millones para comenzar, pensé que era un precio inicial bastante fuerte”, dijo David Lee, un reconocido coleccionista de autos y empresario del área de Los Ángeles que estaba entre el público. El subastador tenía acento, dijo, “y no se le entendía bien”.
Lo que debería haber sido el punto culminante de la Semana del Automóvil de Monterrey se convirtió en un caos, con los aficionados a los automóviles extasiados por el error. El Porsche único en su tipo no se vendió y la subasta se detuvo.
El Type 64 es el último que sobrevive de los tres originales. El motor Volkswagen de cuatro cilindros modificado y refrigerado por aire genera unos 32 caballos de fuerza y puede alcanzar una velocidad máxima de aproximadamente 140 kilómetros por hora.
Si terminó siendo la matriz usada para el Beetle se debió a una casualidad. El Type 64 había sido desarrollado por Ferdinand Porsche con la idea de competir en la carrera Berlín-Roma en el mes de septiembre de 1939, pero la invasión de Polonia por parte de Alemania, impidió que esto sucediera.
Se suponía que el auto era parte de una campaña de propaganda, marcando la alianza de los nazis en 1938 con Italia y la absorción de Austria. Con formas parecidas al Type 64, pero también de un auto checoslovaco, el Tatra T97, Porsche diseñó el KdF-Wagen, encargado por Hitler como el automóvil del pueblo, que se hizo famoso después de la guerra como el Volkswagen Beetle.
El récord lo mantiene Mercedes
El Mercedes-Benz W 196, la primera versión de la Flecha de Plata, vendido en 2013 es el único ejemplar de esta serie de competición que está en manos privadas, ya que el resto lo mantiene la casa de Stuttgart o subsidiarios que le responden. El remate se hizo en otra gran reunión anual de fanáticos de los autos, el Festival de la Velocidad de Goodwood, el sitio elegido por la casa Bonhams para rematar este ejemplar único.
Con esta Flecha de Plata, Fangio ganó dos grandes premios en 1954. Y en el momento de ser vendido se había convertido en el auto más caro del mundo, cuando un comprador anónimo ofreció 19,6 millones de libras, el equivalente a casi 30 millones de dólares.
El Mercedes-Benz W 196 de 1954 también resultó ser el vehículo más caro del fabricante automovilístico alemán, lo que aún se mantiene también para toda la industria automotriz de ese país, ya que no hubo auto que lo haya superado.
El Mercedes-Benz de ocho cilindros y 2,5 litros que pilotó Fangio tenía su propia historia. Los éxitos en 1954 del piloto argentino en los grandes premios de Alemania y Suiza fueron las primeras victorias consecutivas de la escudería de Fórmula 1 en el regreso al deporte del equipo alemán tras la Segunda Guerra Mundial.
El Quíntuple falleció en 1995, mucho antes de que su Flecha de Plata lograra semejante récord. Es que el mito Fangio, su legado, su halo, se mantiene vivo.
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