La victoria perfecta merecía una réplica perfecta. Aquella hazaña que Ford construyó en el mítico Le Mans de 1966 y llegó este año al cine con un relato apasionante de aquel duelo pistero entre el gigante de Detroit y los pura sangre de Don Enzo Ferrari, tiene un protagonista sobresaliente: el Ford GT 40 MKII. Por supuesto, además de las actuaciones descollantes de Matt Damon, como Carroll Shelby, y de Christian Bale en el papel de Ken Miles, piloto y alma de aquella máquina.
La historia, una de las más jugosas y polémicas en la saga de las competiciones, y el combo actoral en el set ponen a Contra lo imposible, como se denomina el film en Argentina, con expectativas de competir seriamente por algún Oscar. Más allá de lo que resuelva el jurado, la réplica del GT 40 que Hollywood recreó para contar la proeza de Ford en Le Mans de 1966 ya empieza a transformarse en objeto de deseo. Por el impacto y la trascendencia de la película, y por lo precisión y exactitud con que está resuelto este GT 40 cinematográfico.
Cuando la taquilla acompaña como en este caso, además, las posibilidades de negocio se expanden. A principios del próximo año, la réplica del Ford que Miles (Bale) usó en la filmación del relato dirigido por James Mangold será subastada en un lote de la firma Mecum Auctions. Por ahora el precio no fue revelado, pero se presume que no será una cifra menor.
Por fuera, este GT 40 desarrollado por Superformance es prácticamente idéntico al original, con los colores auténticos muy bien logrados. A diferencia de aquel, su estructura está hecha de acero electrogalvanizado, y cambian las características del motor. La réplica utiliza un Roush 427IR V8 de 8,3 litros con más de 600 CV, que se combina con una caja manual de cinco marchas. El GT40 original, en cambio, tenía un V8 de 7.0 litros con caja manual de cuatro velocidades.
La bestia actual también está equipada con frenos de disco ventilados de alto rendimiento, suspensiones independientes delanteras y traseras y un auténtico sistema de escape "Bundle of Snakes". Además, presenta los mismos asientos remachados de Alcántara y el panel de instrumentos que el auto de carreras de 1966.
Con esta máquina, Bale reedita el manejo vehemente de Miles, un ignoto piloto británico que era el preferido de Carroll Shelby, fabricante de autos deportivo y contratado especialmente por Ford para dirigir el equipo que tenía como desafía desbancar a Ferrari del dominio absoluto de las míticas 24 horas.
El magnífico ejemplar del GT 40 recreado en Irvine, California, acompañó a ambos actores (ya galardonados por la Academia del Cine) por la alfombra roja de la gira para la promoción de la película. Además, está firmado por Charlie Agapiou, jefe de equipo de Ken Miles en 1966, y por Peter Miles, el hijo de Ken. De allí parten los argumentos que sostienen que tendrá una base alta en la subasta privada que se hará en Florida entre el 2 y el 10 de enero.
“Contra lo imposible” (Ford vs. Ferrari) cuenta la proeza de Ford para alzarse por primera vez con las 24 Horas de Le Mans en 1966, competencia dominada hasta allí a voluntad por Ferrari. Con varios intentos fallidos y al borde del ridículo por desbancar a las criaturas de Don Enzo, la marca americana recurre a Carroll Shelby, constructor de buena reputación en el mundo de las carreras para el desarrollo de sus autos de competición. Y éste encara el desafío con su piloto favorito, Ken Miles, quien además fue clave en la construcción del GT 40 MKII glorioso. Cómo lo consiguieron es el argumento atrapante de una gran producción cinematográfica para no perderse.
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