Los años 60 fueron los del despertar de la creatividad en las agencias de publicidad argentina, enfrascadas en una batalla donde los fabricantes locales eran cada vez más numerosos, los presupuestos más ricos y los modelos de los distintos competidores se comenzaron a actualizar de una forma nunca antes vista.
Hace unos 50 años, el 16 de agosto de 1969, Chevrolet iniciaba la producción del Chevy en Argentina y la campaña de entonces vinculaba al recién llegado con la manzana prohibida bíblica, "la gran tentación" que llegaba para atraer a todos los Adanes y Evas pecaminosas que habitaban por entonces el suelo argentino.
Ese mismo Chevy argentino correspondía a la tercera generación del Chevy II/Nova americano, un modelo aparecido originalmente al calor de la proliferación de los autos "compactos" de los grandes constructores de Detroit. Los hubo también de Rambler, de Chrysler o de Ford: nuestro viejo conocido Falcon. La primera generación del Nova también se fabricó y vendió en Argentina, como Chevrolet 400, pero su tercera interpretación, aparecida en el año 1968 en Estados Unidos, fue la que aquí conocemos como Chevy.
Aprovechando diversos elementos mecánicos del 400, aunque con una suspensión trasera novedosa, un diseño aggiornado con cola tipo fastback y algunas soluciones que potenciaban la seguridad activa y pasiva (semi bastidor delantero, columna de dirección colapsable, doble circuito de frenos), el Chevy se presentó con toda pompa en el Hostal del Lago de Palermo, inicialmente en una única versión sedán de cuatro puertas, equipado con el motor de 6 cilindros en línea de 230 pulgadas (130 HP) y una caja de tres marchas con el comando ubicado en la columna de dirección.
Unos meses después, a finales de 1969, pero con efecto comercial a partir de 1970, se presentaba el Chevy SS (Super Sport) que ocultaba bajo el capot el motor de 250 pulgadas cúbicas (4.097 cc), que anunciaba 155 HP e iba asociado a una caja ZF de cuatro velocidades con palanca al piso. Esta versión se diferenciaba además por la incorporación de butacas individuales (sin reclinación de respaldo), y el techo vinílico junto a las falsas tomas de aire en el capot. En ese mismo año, además, los periodistas especializados elegían al Chevy como "Auto del Año" en Argentina.
Fue a fines de octubre de la temporada 1970 que la deseada coupé SS finalmente aparecía en el mercado argentino, con una configuración muy similar al SS cuatro puertas que estaba a la venta desde prácticamente un año antes. Además de lo ya mencionado, la coupé presentaba las "flaneras" decorando las llantas ventiladas de 14 pulgadas.
El director de entonces en General Motors Argentina, Howard Vange decía sentirse "muy orgulloso de presentar este nuevo hijo: nuestro primer dos puertas". Dándole nuevas vidas al concepto publicitario de "La Gran Tentación" creado por McCann Erickson, en los catálogos de la línea 1971 la Coupé SS era presentada como "El rugido de la gran tentación" y el Chevy Deluxe, como "La tentación del lujo".
Y la "tentación" por dar el salto al automovilismo vernáculo con el Chevy llegó. Su primer representante fue un Chevy de cuatro puertas; que estrenó "El Nene" García Veiga y el 18 de abril consiguió la primera victoria para el Chevy en la Vuelta de Salta del Turismo Carretera. Se iniciaría un romance entre el Chevy y el TC, que llevaría al producto de GM a ganar 17 campeonatos y a alimentar una rivalidad entre la coupé Chevy y el Ford Falcon que continúa bien viva hasta estos tiempos.
El catálogo de versiones del Chevy siguió aumentando con el correr de los años, con modelos como la coupé Chevromatic o el Chevy Chevromatic Deluxe, ambos como su nombre lo indica, con caja automática.
Pero la bisagra en la vida del Chevy sería la aparición de la Serie 2 en el año 1972. Ya instalada en el inconsciente colectivo, la coupé SS se vendía a un ritmo de 180 unidades mensuales, algo que no satisfacía las expectativas de los ejecutivos de GM. En el departamento de styling de la compañía, Jorge Ferreyra Basso y Jorge García sugirieron un nuevo camino para la coupé, que presumía una apariencia lujosa, pero no tan deportiva.
Eliminaron entonces el techo vinílico, las tomas de aire en el capot y los aros cromados, e incorporaron franjas laterales, unas llantas derivadas de las utilizadas por el Oldsmobile 4-4-2 norteamericano, y una paleta de colores extravagantes. El auto cambiaba por completo su orientación. Amarillo Daytona (ni más ni menos que el color del techo de los taxis porteños), rojo mandarín, naranja salvaje (el tono de los vehículos de la empresa SEGBA…), azul regatta o verde tempestad fueron los colores que marcaron a fuego la identidad de la Serie 2.
De allí en adelante, la Serie 2 iría cambiando mínimamente su propuesta estética, con nuevos colores, decoraciones, y leves retoques en su interior, prácticamente cada año, hasta su configuración final de 1978 conocida como Opus. También el resto de versiones se renovaban en algún ítem para mantenerse algo más frescas. Entre los cuatro puertas, el SS y el Deluxe confluían en el Malibú que comenzó su propio camino en 1974, mientras que al año siguiente se agregaba el modelo Súper a la oferta, que se ubicaba a mitad de camino entre El Standard y el Malibú.
Pero todo termina y la decisión de General Motors de retirarse de la Argentina en el año 1978 marcó obviamente el final de la Chevy. El final industrial, porque la pasión por "la Chevy" sigue viva en cada canción de Pappo, en cada club que la celebra, en cada encuentro que la homenajea y en cada pista donde el Turismo Carretera ofrece su popular misa los días domingo.
La Chevy y sus 17 campeonatos de TC: los "próceres" que alimentaron la pasión
Luego del debut de la Chevy cuatro puertas en el campeonato 1971 y las dos victorias consecutivas obtenidas por García Veiga ese año, la coupé Chevy estaba homologada y lista para salir a pista al año siguiente. Ese camino lo iniciaba el piloto arrecifeño Carlos Marincovich, que debutaba en el mes de abril en la Vuelta de Pergamino, mismo escenario donde meses más tarde llegaría la primera victoria de la coupé Chevy.
A pesar de que una de las Chevy más recordadas y exitosa fue la "7 de Oro" de Roberto Mouras, que consiguió incluso el récord de ganar seis carreras de forma consecutiva en el campeonato 1976, aquellos años resultaron frustrantes para las aspiraciones de campeonato de los pilotos de Chevy. Finalmente, el primer campeonato para el modelo de GM llegaría en 1980 de la mano de Francisco Espinosa.
Desde aquel título, Chevrolet suma 17 campeonatos de la categoría más importante del automovilismo argentino, con hitos como el triplete consecutivo de Juan María Traverso o los siete títulos obtenidos por Guillermo Ortelli. También los "Chivos" estuvieron involucrados en dos de los momentos más tristes de la historia del TC: las muertes de dos ídolos de la marca en plena competencia: Roberto Mouras en la Vuelta de Lobos de 1992 y "Pato" Morresi en la Vuelta de La Plata de 1994.
El que ríe último… En las tres temporadas más recientes las Chevy han sido campeonas, consiguiendo Agustín Canapino los títulos de 2017 y 2018 de manera consecutiva. La Chevy es el TC.
SEGUÍ LEYENDO: