"Eso que llamamos destino está en una gran parte en manos de los hombres, cuando estos tienen ideas claras y propósitos firmes", Enzo Ferrari.
Llámese destino o una obra salida de las manos del hombre, casualidad o causalidad, el domingo 8 de septiembre una Ferrari volvió a ganar en Monza tras nueve años de sequía en la Fórmula Uno justo horas antes de que inaugurara Universo Ferrari, una muestra en la que por primera vez el Cavallino Rampante abre las puertas de su casa en Maranello para el gran público. Y para esta ocasión tan especial, la marca realizó el lunes 9 de septiembre los lanzamientos más fuertes del año, las dos nuevas bestias que saca al mercado, y ambas descapotables: las Spider 812 GTS y F8, las que combinadas pusieron a exhibir en la marquesina ferrarista el desparpajo de 1520 caballos de potencia.
El mundo habló el domingo del triunfo del piloto monegasco Charles Leclerc en el Gran Premio de Italia. Y 24 horas después, los comentarios se trasladaron a 200 kilómetros del circuito de Monza, la distancia que lo separa de Maranello, donde Ferrari sorprendió con los dos lanzamientos en simultáneo, cuando se esperaba que se hicieran en días separados. Y los hizo de local, corriéndose del boom eléctrico que se observó en el Salón de Frankfurt, que abrió sus puertas al público dos días más tarde que la irrupción de estos dos pura sangre.
Se trata de dos súper deportivos de altísimas prestaciones, aunque uno de ellos se lleva un premio que le rinde tributo al padre de la marca: el 812 GTS es el descapotable más potente entre los autos de producción, con un motor V12 de 800 caballos.
“Cuando usted compra un Ferrari, está pagando por el motor. El resto se lo doy gratis”.
Ferrari no ofrecía un auto descapotable con motor delantero desde el V12 Spider, de 1969. Y 50 años después se luce con un auto que, como dijo Don Enzo, impacta por su motor. Después será cuestión de experimentar para los pocos afortunados que lo podrán comprar, o de soñar para el resto de los terrenales, el viento golpeando contra la cara cuando se viaja a 340 kilómetros por hora sin que haya más reparo que el parabrisas. Es que a ese límite llega el 812 GTS.
Son las mismas prestaciones que la 812 Superfast, la cupé lanzada dos años atrás, también equipada con un V12 de 6,5 litros, idéntica cantidad de caballos y velocidad de punta. Hay incluso rumores que indican que este motor podría ser uno de los últimos, sino el último, puramente atmosférico, con combustión interna, ante el advenimiento de los impulsores eléctricos que incluso el Cavallino ya está experimentando; de hecho, en Frankfurt presenta el SF90 Stradale, su primer modelo híbrido.
La diferencia es estética, porque la carrocería cabriolet le confiere una imagen de mayor libertad. La consigue gracias a un sistema de techo rígido, lo que garantiza un excelente aislamiento acústico y térmico posible. Y otro pequeño cambio que se nota respecto de su hermana está en el alerón trasero, con el que se logró mejorar el rendimiento aerodinámico.
"La aerodinámica es para fracasados que no saben hacer motores".
Y aun contra el pensamiento de Don Enzo, era necesario optimizar la resistencia del viento en este auto porque, aunque tiene las mismas medidas, es 75 kilos más pesado que la cupé. El sistema descapotable puede operarse incluso estando en marcha, siempre que no se supere la velocidad de 45 kilómetros. El proceso de apertura necesita de 14 segundos. También hay una pantalla trasera que actúa a modo de reparo contra el viento y que puede bajarse con el techo cerrado para poder disfrutar del sonido que emana del motor. De hecho, en el reporte entregado a la prensa hay un audio de poco más de 20 segundos con el rugido del V12.
A su vez, en el parabrisas se encuentran pequeñas aletas en forma de L, lo que permite distribuir el aire de manera eficaz y evitar que se genere ruido aerodinámico en el habitáculo. Así, los ocupantes pueden mantener una conversación sin problemas con el techo rebatido.
Un estruendoso hermano menor
La performance que ofrece el 812 GTS parece eclipsar la furia que contiene la F8 Spider, la flamante berlineta de la casa de Maranello que, aun con un motor más chico, alcanza la misma velocidad máxima que el 812: 340 kilómetros. Y con el viento pegando en la cara, obvio.
Aquel con un V12, ésta con un V8 biturbo que también equipa al F8 Tributo, la versión cupé del mismo modelo. Es que si Ferrari decidió hacer los dos lanzamientos en simultáneo es porque ambos coches tenían muchos puntos en común, como el techo retráctil, la velocidad de punta y que sean hermanos de sendas cupé.
Sí se diferencian en la disposición del motor, central en el caso de la F8 Spider. Se trata de un V8 biturbo de 3,9 litros que desarrolla 720 CV. El F8, también en esta nueva variante, sigue siendo el Ferrari V8 de serie más potente de la historia de la marca. Es el mismo motor que también porta al 488 Pista.
Este cabrio sigue fiel a un sistema de techo duro retráctil, como en los 458 Spider y 488 Spider que lo antecedieron. La idea es poder así mantener la rigidez estructural del monocasco al mismo tiempo que, desde el punto de vista aerodinámico, no modifica mucho el flujo de aire. El techo, articulado en dos partes, se pliega y despliega en 14 segundos. Lo ideal es hacerlo con el auto parado, pero, y aquí otra similitud con el 812, es posible activarlo en marcha siempre y cuando no se superen los 45 km/h.
Para intentar ponerle coto a un motor a priori indómito, el F8 Spider tiene un "derrape controlado" gracias a un diferencial electrónico de deslizamiento limitado y a un dispositivo que restringe el deslizamiento lateral. También cuenta con el sistema "Ferrari Dynamic Enhancer", que actúa sobre los frenos en forma individual para optimizar la tracción al entrar y al salir de las curvas.
La actual edición del Salón de Frankfurt puso el foco en la movilidad eléctrica. Tal vez por eso Ferrari, que también tendrá su híbrido en la muestra alemana, se reservó para su propia casa la presentación de dos exponentes de la alta mecánica más tradicional. Porque incluso así le hubiera gustado a Don Enzo.
"Mucha gente importante me invita a ir a esta o aquella otra ciudad. Yo les respondo que no voy porque sólo me verían a mí, a un hombre como cualquier otro. Y los invito a venir a Maranello porque aquí ellos pueden ver cómo hacemos nuestros autos".
Y así fue.
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