El Venturi Antarctica se presentó el año pasado en el Palacio del Príncipe en Mónaco. Se trata del primer vehículo eléctrico de exploración polar que recientemente fue puesto a prueba. El príncipe Alberto II, a través de su fundación, es uno de los que financia este proyecto. El objetivo del mismo es poner a disposición de la comunidad científica un medio de transporte con cero emisiones que pueda operarse en condiciones extremas, como las que presenta la Antártida.
El Antarctica tiene un motor con una potencia de 2x60kW y pesa alrededor de dos toneladas. Fue diseñado para llevar a tres personas con equipaje personal y equipo de exploración científica. Tiene una autonomía de aproximadamente 45 kilómetros y una velocidad de 20 km/h.
La empresa comenzó con las primeras pruebas en terreno real, para lo que traslado al Antarctica a Auron, un centro de deportes de invierno en Francia. Allí se probó en condiciones de climáticas realmente frías durante un período de tres días y cuatro noches.
Luego de las pruebas, el Antarctica pasó tres días en una cámara climática en Módena, Italia. El equipo de ingeniería a cargo de la investigación verificó algunas de las funciones a temperaturas inferiores a -40 ° C, incluido el sistema de carga, el de anticongelante, el de deshielo, el de apertura y cierre, la pantalla de visualización y el joystick de conducción.
El siguiente paso se dará en marzo cuando el vehículo será sometido a una nueva fase de prueba en Canadá, con condiciones climáticas más cercanas a las que hay en la Antártida, por lo que esperan temperaturas que varíen entre -25 ° y -35 ° grados. Con una travesía de 41 kilómetros la evaluación rendirá homenaje a las expediciones de los años 30. Los conductores serán el astronauta canadiense Chris Hadfield; el presidente de Venturi Norteamérica, Xavier Chevrin; y Alberto II de Mónaco. Después de esto el Antarctica será enviado a la Antártida.
El Antarctica permitirá a los científicos de la Antártida una solución que les permita acceder a sus investigaciones ahorrándose la contaminación generada por los vehículos convencionales con motores de combustión interna.