Los fabricantes invierten años y kilómetros para probar vehículos que estudian lanzar al mercado. Someten a estrictos ensayos de comportamiento, instrumentación, mecánica, transmisión, emisión, cuyo diagnóstico final debe comprobar que la unidad se encuentra habilitada para ser comercializada. Los componentes deberán resistir el uso y el tiempo y el vehículo presentar un estado general perfecto, sin fisuras. Estos estándares son religión, aunque a veces, las marcas fallan.
Un automóvil había salido de fábrica con un desperfecto que el fabricante está obligado a corregir. Con la unidad ya en manos del propietario, las terminales publican "llamados de revisión": anuncios, avisos o programas que convocan a los dueños de algunos modelos para arreglar errores de fabricación, de los que comúnmente el usuario desconoce.
El 20 de febrero Honda montó una conferencia de prensa en la que difundió un masivo "recall". Convocó a periodistas para lanzar el programa Asistencia Inmediata para la Revisión de Bolsas de Aire Gratuita (AIRBAG) que intenta localizar a 114 mil vehículos involucrados por problemas en los infladores de aires marca Takata, un fabricante de airbags que se vio envuelto en un escándalo global por suministrar piezas defectuosas a las principales marcas de la industria. Estos llamados a revisión son -cada vez más- usuales. OSV, una compañía británica dedicada a la venta de coches y servicios de leasing, recolectó los diez casos más importantes, los diez "recalls" más convocantes de la historia.
Honda: 5,4 millones de unidades
La compañía japonesa comenzó sus problemas con los airbags en 2014. Takata, compañía líder en el mercado de proveedores en la prevención de accidentes, fue protagonista de un escándalo mayúsculo al comprobarse fallas en el sistema de inflado de los airbags que provocó al menos la muerte de diez personas. Sólo en los Estados Unidos, fueron llamados a revisión al menos noventa millones de unidades de marcas como BMW, Chrysler, Dodge, Ford, General Motors, Acura, Lexus, Volkswagen, Mazda, Infiniti, Mitsubishi, Nissan, Subaru y Toyota. Honda fue la que más dispositivos había instalado en sus vehículos: 5,4 millones de automóviles estaban afectados por un error que era potencialmente peligroso en casos de accidentes.
General Motors: 5,8 millones de unidades
Un inconveniente en la llave del encendido provocaba que el motor se detuviera y cancelara el funcionamiento de los airbags. El gigante estadounidense convocó a casi seis millones de automóviles en 2014 para inspección. Se presume que el costo ascendió a 4,8 millones de dólares.
General Motors: 5,8 millones de unidades
A comienzos de la década del ochenta, GM debió convocar a otros 5,8 millones de automóviles que presentaban problemas de fábrica en la suspensión trasera. El caso adquirió notoriedad en la prensa cuando modelos de dimensión mediana construidos a partir de 1978 empezaron a protagonizar accidentes. Inmediatamente la compañía norteamericana realizó un "recall" para reparar las unidades en sus talleres oficiales.
General Motors: 6,7 millones de unidades
La tercera llamada a revisión del conglomerado de marcas de los Estados Unidos se realizó a 6,7 millones de automóviles distribuidos ya en el mercado local con el propósito de reparar o directamente retirar de circulación modelos que sufrían aceleraciones repentinas por un mal funcionamiento en los soportes del motor. La inspección se realizó a modelos fabricados en la década del sesenta. La solución implicaba colocar un perno de restricción, reforzar los engranajes para que el bloque propulsor mantuviera su ubicación.
Toyota: 7,4 millones de unidades
En el caso de la compañía japonesa el problema no ameritaba un riesgo de seguridad. En 2012 debió afrontar problemas en el mecanismo eléctrico de las ventanillas por un comportamiento defectuoso. Toyota invirtió una importante suma de dinero en reparar el sistema en 7,4 millones de automóviles.
Ford: 7,9 millones de unidades
Ford debió hacer un llamado de revisión para casi ocho millones de unidades por un problema en el sistema de encendido que ocasionó, en los casos más extremos, un pequeño incendio en el interior del capó. El "recall" fue en 1996 y no era la primera vez ni iba a ser la última en que la legendaria compañía hiciera un llamado de revisión.
Volkswagen: 8,5 millones de unidades
El Dieselgate es la llamada de revisión más actual del listado. Comenzó en 2016: las esquirlas aún dañan la imagen de marca del gran consorcio alemán. El fraude en la medición de la emisión de partículas contaminantes en los vehículos diésel a través de la manipulación del software debilitó la credibilidad de toda la industria alemana. Volkswagen aceptó declararse culpable de una conspiración para engañar a sus clientes y a las autoridades y solo en los Estados Unidos debió pagar 4.300 millones de dólares en concepto de multa.
Toyota: 9 millones de unidades
En 2009 y 2010, Toyota debió reparar o retirar del mercado a nueve millones de vehículos porque un fallo en el pedal del acelerador provocaba, de repente, una aceleración inintencionada. El problema se duplicó: en primera instancia el fabricante realizó un primer diagnóstico errado por lo que debió hacer una segunda llamada a revisión luego de que varias automóviles se vieran involucrados en accidentes.
Ford: 15 millones de unidades
Los quince millones de autos que participaron en el segundo "recall" más importante de la industria automotriz sufrían un fallo en los interruptores que accionaban el control de crucero. Algunas de las unidades que tuvieron que pasar por el taller oficial de Ford en 1999 habían soportado incendios por causa de este error de fábrica.
Ford: 21 millones de unidades
Antes de que el fabricante estadounidense convocara a la llamada de revisión más grande de la historia en 1980, intentó advertir a los conductores colocando una oblea en el auto. El recurso no fue eficiente y Ford debió hacer un "recall" masivo de varios modelos que compartían problemas en la transmisión de las versiones automáticas. El fallo estaba en que la marcha "P" de la caja de cambios no funcionaba correctamente: el error hacía reaccionar el vehículo que desde "parado" comenzaba lentamente a circular. Afectaba a modelos Ford, Mercury y Lincoln fabricados en la década del setenta. Se estima que el error causó miles de accidentes y cientos de muertes.
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