Cómo un joven de 18 años convirtió el regalo tradicional de su padre en un vehículo eléctrico

Adam Lansing recibió un Toyota Celica de 1980 abandonado y sin motor. En seis años, el adolescente nacido en Texas, Estados Unidos, lo transformó en un auto eléctrico con 200 kilómetros de autonomía. Imágenes de un genio y su obra

En cuatro años lo reconstruyó 52 veces. Durante el proceso se frustró y casi abandona el proyecto

Adam Lansing tiene 18 años y los mismos pronósticos de cualquier fabricante de autos: para él y para la industria automotriz los vehículos eléctricos invadirán el mercado en la próxima década. Recibió a sus doce años un regalo de su padre: era un automóvil de un vecino que no funcionaba, un Toyota Celica de 1980. La unidad, infructuosa y desperdiciada, pasó a manos de un joven entusiasta con ideas premonitorias.

El joven nacido y criado en Texas se inspiró en el pasado para imaginar el futuro. Cuando tenía 14 años, una situación cotidiana le significó una epifanía: notó la insistencia del hermano mayor en pedirle dinero a sus padres para pagar el combustible del auto. No era su voluntad generar esa dinámica con el vehículo que le esperaba reparar y conducir cumplida la edad permitida. Dedicó sus años para transformar la oxidada mecánica de combustión interna en un innovador sistema de propulsión eléctrico.

Adam Lansing junto a su obra. Hoy es dueño de su propia empresa de reconversión de automóviles: Hawkeye Innovations LLC

El Toyota Celica estaba guardado bajo la intemperie de un garage lindante. No tenía motor y sobre el paragolpes trasero atravesaba la rama de un árbol. En estas condiciones lo recibió Adam Lansing. Para convertirlo en un vehículo eléctrico, en sociedad con el nuevo rumbo de la industria de la movilidad, debía adquirir todas las piezas necesarias: un arduo proceso de búsqueda que le demandó dos años de trabajo.

"Conecté lo que vi con los scooters eléctricos en los que yo solía trabajar y se me encendió la lamparita. Pensé: puedo hacerlo". Y lo hizo: lo reconstruyó 52 veces, con jornadas de trabajo de hasta veinte horas. El viaje de bautismo lo realizó a los 16 años. En el último día de clase del segundo año del secundario fue manejando hasta el colegio. El Celica eléctrico lo llevó y lo trajo de vuelta. Cuando lo apagó, no pudo volver a encenderlo. Necesitó otros dos años para crear un vehículo eficiente, confiable. Siguió una política metódica: que cada reparación significara un avance y no un parche.

El Toyota Celica es una coupé que se fabricó desde 1970 hasta 2006. Su nombre quiere decir “celestial”

"Lo más frustrante fue entre la reconstrucción 35 y 40. Pero el apoyo de mi familia, amigos y novia me mantuvieron adelante", describió. Y YouTube: allí encontró videos del "White Zombie", un Datsun 1200 de 1972 convertido a motorización de energía eléctrica para carreras de resistencia. El humilde Datsun le enseñó al joven Lansing que los autos eléctricos también pueden proveer emociones. El fundador de Plasma Boy Racing, John Wayland, sirvió de inspiración y de soporte financiero. En sus creaciones encontró la fórmula para la conversión y el respaldo económico para alcanzar su objetivo.

Innovadores en materia de combustible alternativo le ofrecieron un patrocinio y le suministraron un paquete de baterías de iones de litio de 30 kWh para su proyecto. Al principio, su autonomía era de apenas 20 kilómetros. Luego de las reconstrucciones, alcanzó una carga independiente de 200 kilómetros de rango de uso. Tiene la misma calidad de prestaciones que muchos de los vehículos eléctricos fabricados por automotrices consagradas que circulan en la actualidad.

El Toyota Celica de 1980 se lo regaló su padre: no tenía motor y sobre él habían intervenido los árboles del lugar en el que estaba abandonado

"Cuando empecé no tenía idea. Fui encontrándome con lo que quiero hacer con mi vida", relató Adam Lansing, quien apenas con 18 años pudo alterar la genética de un automóvil y crear su propia compañía Hawkeye Innovations LLC. Bajo esta firma aspira coronarse como un convertidor de vehículos de propulsión sustentable. Su deseo es transformar autos deportivos familiares en autos eléctricos de alto rendimiento. Lo mismo que muchos otros fabricantes tradicionales.

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