Modelos que fueron denostados, denigrados, injuriados por fanáticos, románticos y puristas del motor y de cada marca en particular. Son los casos de cuatro autos que nacieron entre críticas y controversias. El tiempo y la perseverancia los catapultaron al altar del éxito a costa de un comienzo cargado de incertidumbres. Coinciden con una misma condición: fueron lanzamientos arriesgados, rupturistas. Su resultado comercial tardó lo que tardaron los consumidores y la industria en asimilar su cambio estilístico y conceptual.
Porsche 924
El auto más odiado de Porsche. La oveja negra de los puristas de la marca de Stuttgart, quienes lo denominaron el "Porsche de los pobres". Fue el modelo que inició una época, concibió una nueva arquitectura mecánica que devolvió el riesgo asumido en 400 mil vehículos vendidos entre 1976 y 1995. El 924 adoptó la configuración transaxle que le dio nombre a una nueva categoría de productos Porsche. La disposición de un motor delantero refrigerado por agua y tracción trasera inspiró un rechazo automático, con acusaciones de traición.
Fue el primer proyecto de la organización VW-Porsche Vertriebsgesellschaft, una alianza celebrada en 1969 para producir deportivos firmados por Porsche con componentes provistos por Volkswagen. En 1972 el modelo recibió la designación interna Entwicklungs Auftrag 425 (EA 425) o el contrato de desarrollo 425. Pero al año siguiente el organismo se desintegró y pasó a exclusivas manos de Porsche sin los recursos económicos del conglomerado VW, que se quedaba, sin embargo, con el proyecto del vehículo por haber financiado su desarrollo hasta el momento.
La "crisis del petróleo" de 1973 alteró los planes originales. Volkswagen invirtió en renovar y reforzar toda su gama actual sin incorporar nuevos elementos al portfolio. Tras tensas negociaciones, acordaron que la idea original volviera a Porsche con piezas suministradas por Volkswagen. Porsche necesitaba recuperar volumen de ventas y la inyección económica que el costoso 911 no podía brindar. El 924 nació en 1976 y se dejó de fabricar en 1988 con el legado de una nueva forma de construir modelos Porsche. En 1978, el derivado 928 se consagró como el mejor auto del año en Europa.
Nissan Qashqai
El furor por los SUV es patrimonio de la modernidad. A principios de siglo, esa fiebre era un virus temerario. Desarrollar un vehículo que quedara en el medio de un todoterreno y un turismo podía perder identidad y personalidad. Nissan atravesaba un delicado momento comercial y la solución fue despertar las ventas con una propuesta audaz, arriesgada. El Salón de Ginebra de 2004 conoció el Qashqai Concept. Inmediatamente inspiró un escenario de críticas en la prensa especializada: "Muchas de las publicaciones automovilísticas expresaban las mismas reservas con las que nos habíamos encontrado en nuestro propio sector: ¿un crossover realmente representaba lo mejor de ambos mundos o simplemente se quedaría corto tanto para los conductores de turismos como para los de SUV?", expresó Peter Brown, director de Evaluación de Vehículos en el Centro Técnico Nissan en Europa.
El Qashqai era un X-Trail sin serlo: lo redujo, le quitó carácter sin sacrificar la estética de todoterreno y le otorgó seguridad, confort y la operatividad de ser un modelo de uso diario y urbano. El Toyota RAV4 y el Honda HR-V ya eran nombres consagrados que no habían significado una ruptura en materia de diseño. Fundamentalmente en Europa, no había precedentes ni puntos de comparación donde cotejar el producto. Estaban construyendo un concepto nuevo a ciegas: el crossover urbano se llamó a nivel interno el "nómada urbano".
El recibimiento fue malo. La prensa desaprobó el prototipo, el engendro. Pero Nissan supo cómo presentarlo: no era una 4×4 modesta ni un turismo elevado, era una combinación, un equilibrio perfecto entre ambas utilidades. Lo lanzó, finalmente, en 2007 y desde entonces cosechó más de 80 premios en todo el mundo. El Qashqai fue el gran éxito de la firma japonesa en el nuevo siglo. Obligó a que muchas marcas inventaran modelos que salieran a competir con el pionero. Tal vez allí esté el germen de la moda de los SUV.
Renault Espace
Se presentó en el Salón de París de 1984. Ese mismo año salió al mercado. En julio se vendieron nueve unidades. Así comenzó su vida comercial el Renault Espace, hoy un modelo con más de treinta años de historia, cuatro generaciones y un puesto garantizado en la historia automotriz: haber sido el primer monovolumen moderno. Porque inauguró una categoría desconocida, hasta el momento no abordada como tal. Su éxito, demorado, impulsó a que el diccionario francés incluyera la denominación "monovolumen".
Pero antes de que Renault le diera el nombre Espace al proyecto P23, la idea fue rechazada por Citroën y Peugeot. La idea de construir un auto de tres filas de asientos en un módulo único se le ocurrió a Philippe Guédon, presidente de Matra Motors. En diciembre de 1982, le ofreció la fabricación de un vehículo que reuniera lo mejor de una camioneta, una berlina y un vehículo familiar. Renault recibió la propuesta y le dio forma a un modelo que puediera acomodar sus plazas a los requerimientos de los usuarios.
Tesla Motors
Tesla se transformó en un faro, en un eje de la industria automotriz que mira hacia el futuro. Hacia allí se perfila la firma del visionario y excéntrico Elon Musk. Es la consolidación de una idea que rompe estándares establecidos: la electrificación de los motores de los autos. Su creador se expresa como si quisiera evangelizar sobre los beneficios de la propulsión eléctrica, sobre su calidad de prestaciones, de emociones. Y si después de haber fabricado deportivos viscerales (Model S 100D) con eficiencia, acabado diseño y sobrada tecnología aún conserva un panel de escépticos, en los años de su surgimiento la incertidumbre que despertaba la pretenciosa Tesla era mayor.
La marca nació en 2003 y luego de tres años en el anonimato lanzó su primer modelo de producción en serie: el Roadster. Tras quince años de trayectoria, el monstruo de Tesla crece.
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