En sus primeros 137 segundos de vida comercial, Lynk & Co. estableció un nuevo récord. La nueva marca global de Geely y desarrollada en sociedad por Volvo Cars ingresó en los anales de la historia automotriz con un comienzo promisorio. Abrió su libro de pedidos para el 01, su primer y único modelo de fabricación en serie, con una producción inicial de seis mil unidades. Los compradores agotaron las reservas con un vértigo sin precedentes: casi 44 ejemplares por segundo.
El cronómetro marcó un registro demoledor: se convirtió en el auto más rápido del mundo (en ventas). Poco más de dos minutos después de haber abierto la inscripción debió colgar el cartel de "vendido". El modelo fue lanzado el 17 de noviembre de manera oficial en el marco de un acto promocional. Había previsto tres días de preventa online antes de inaugurar los pedidos, pero en 137 segundos se reservaron todas las solicitudes habilitadas para su producción inicial.
La marca hizo gala de la eficiencia en su apertura de ventas online: ofreció paquetes de equipamientos cerrados que simplificaron el proceso de compra. Presentó una estructura comercial práctica que organizó valores desde 24 mil hasta 30 mil dólares, desde las versiones de acceso a la gama hasta las unidades más equipadas y con pronunciado sello deportivo. Evitó el extenso y denso abanico de opciones de configuración, dosificó la oferta y apeló al entusiasmo de los usuarios. La dinámica de ventas es interpretada como una inyección de optimismo y buenas predicciones para la marca Lynk & Co. Su bautismo en el mercado supone una transformación cabal en el segmento asiático de los SUV.
La industria automotriz china vive en un proceso de evolución indisimulable. Su prestigio es atacado, castigado y discutido por la fabricación inescrupulosa de modelos idénticos de fabricantes y modelos consagrados. Pero su potencia es contrastable con las medidas de crecimiento que ostenta, pronósticos que prometen recalar pronto en los mercados más competitivos del mapa. Los grandes conglomerados de marcas -europeas y estadounidenses- deberán consolidar estrategias de contención ante el inquietante aluvión de las marcas chinas.
El Lynk & Co 01 emigrará al mercado europeo recién en 2019 y un año después desembarcará en los Estados Unidos. La compañía tiene previsto lanzar otros tres vehículos para finales de década. Alain Visser, vicepresidente de una compañía, estimó: "Queremos vender 500.000 automóviles para 2020". Estableció, a su vez, una filosofía de marca designada a establecer nuevos estándares culturales de ventas y patrimonio: "Queremos romper las barreras a la propiedad de los automóviles. No hay combinaciones complicadas, ni decisiones que tomar, ni ningún tipo de negociación. Nuestra política de precios fijos, el modelo de suscripción, la conectividad gratuita y la garantía de por vida se encargan de todos los detalles aburridos y complicados, permitiendo al cliente centrarse en la parte divertida del asunto".
El crossover presenta un agresivo contenido estético, con rasgos similares al Volvo XC40, al Porsche Cayenne y al Jeep Gran Cherokee pero con una personalidad reconocible y un distinguido carácter propio. La marca será premium aunque con precios que intenten acercarse a estratos más populares. Su bandera es la conectividad y según declaración de la firma será el "primer modelo fabricado en China que venderá grandes volúmenes en Europa y Estados Unidos".
Su comienzo puede ser comparable con la fiebre por el Tesla Model 3, el modelo democratizador -"de masas"- de la motorización eléctrica que encarna Elon Musk. En los primeros cuatro días de preventa, recibieron 250 mil unidades de solicitudes. Al llegar a los 455 mil pedidos, debieron filtrar y cancelar más de 60 mil reservas. No hay registros sobre cuántas unidades se vendieron en 137 segundos. El récord, en posesión del Lynk & Co. 01.
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