La conclusión es que los argentinos rechazan, desconfían o presentan reparos con la conducción autónoma. Apenas el 23% estaría dispuesto a subirse a un vehículo sin conductor, un porcentaje que empata la disposición general de la región al avance de la tecnología de automatización al volante. La posición del usuario latinoamericano promedio es de animosidad: contrasta contra la propensión de los países y las comunidades que cultivan la llegada de los autos autónomos. En Estados Unidos, por ejemplo, el promedio asciende al 44 por ciento, con un margen de la sociedad aún por convencer.
Lo certifica el estudio que emprendió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante su Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) y en colaboración con Latinobarómetro. En la investigación "La tecno-integración de América Latina: Instituciones, comercio exponencial y equidad en la era de los algoritmos", realizado entre julio y septiembre de 2017, entrevistó a 20 mil ciudadanos de 18 países de la región.
El general de los latinoamericanos y el de los argentinos es el mismo. Chile presentó el mayor registro de confianza con un 43% de los consultados, lejos del 29% de Paraguay, el segundo país que se mostró más propenso a la automatización del parque automotor. Ecuador y Nicaragua fueron las naciones que más reacias se presentaron ante este escenario rupturista: apenas el 14% de los encuestados aceptaría viajar en un vehículo con nivel 5 de automatización.
El estudio permitió dilucidar diferentes cánones de personalidades y distinguir la naturaleza de quiénes se profirieron a favor del cambio de paradigma de la industria de la movilidad. Dentro del espectro argentino, expusieron más predisposición los jóvenes menores de 25 años con una muy buena posición económica. La tendencia a favor de los autos sin conductores baja en las mujeres, en los adultos mayores de 65 años y en las personas de bajos recursos.
La Argentina también presenta cierta ambigüedad en relación a la disposición a viajar en un vehículo manejado por un robot y su coeficiente de invención. Detrás de Chile y Brasil, es el país con más patentes solicitadas por residentes cada cien mil habitantes, según la información desarrollada por la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología -Iberoamericana e Interamericana- (RICYT). Pero su sentido de innovación y promoción tecnológica de los vehículos manejados por robots cae por debajo del indicador de invención.
La investigación recoge la resistencia de los latinoamericanos a los robots aplicados en los diferentes aspectos de la vida cotidiana. "Cuatro de cada cinco creen que la ciencia y la tecnología son una amenaza para el empleo. La inteligencia artificial y la robótica generan marcada resistencia; sólo el 24% confía en que estas tecnologías permitirán crear más empleo del que destruirán", cita el informe.
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