"El destino es la órbita de Marte. Estará en el espacio profundo durante más o menos mil millones de años si no explota al ascender". En un tuit, Elon Musk dijo que enviará a su Tesla Roadster pintado en color cereza mientras suena de fondo Space Oddity de David Bowie. "Aquí, estoy sentado en esta lata de aluminio. Lejos, encima del mundo. El planeta tierra es azul. Y no hay nada que pueda hacer", reza la canción que narra la odisea del Mayor Tom, un astronauta que flota, desolado, en el espacio.
Es el siguiente lanzamiento grandilocuente de Musk. Hace apenas algunos días presentó el Tesla Semi, el futurista camión de la compañía de autos eléctricos. En el anuncio apareció por sorpresa la nueva generación del Tesla Roadster, un deportivo de propulsión alternativa que certifica los avances de la automotriz en materia mecánica: jura alcanzar los cien kilómetros por hora en 1,9 segundos.
Red car for a red planet
— Elon Musk (@elonmusk) December 2, 2017
No enviará al espacio un Roadster cualquiera. Mandará el suyo: una de las primeras unidades de producción en serie que fuera entregada al director ejecutivo de Tesla. "Red car for a red planet", respondió en su cuenta de Twitter. Visitará la órbita de Marte un modelo pionero, padre de la conquista de Elon Musk en materia de evolución tecnológica en la industria automotriz. Una de las primeras creaciones de Tesla que trabajó en la construcción de un nuevo paradigma de movilidad, rompedor de estándares y prejuicios de la motorización eléctrica. El biplaza será, si el deseo del magnate se materializa, el primer automóvil en emerger de los límites de la Tierra.
Y lo hará gracias a la plataforma de Space X, su otra compañía. Musk tiene dos grandes sueños: dotar a la humanidad de una movilidad autónoma, eléctrica y sustentable; y conquistar Marte. Para la primera creó Tesla Motors. Para la segunda, Space X. El lanzamiento del cohete espacial es una deuda personal del multimillonario sudafricano. Se presentó en 2011 con expectativas formales hacia 2013. Dos Falcon 9 tuvieron accidentes en 2015 y 2016. Luego se pospuso a mediados de 2017. Ahora Musk pronunció una nueva fecha: enero 2018.
El Falcon Heavy es el cohete que transportará al Roadster por fuera de la órbita terrestre con destino a Marte. Es la evolución de los Falcon 9, una composición que hereda las correcciones de los antiguos errores y se nutre de tres reactores del primer modelo para conformar uno más potente: dispone de 27 motores Merlin 1D de querseno que erogan una fuerza de empuje de 5,1 millones de libras. Sus piezas le otorgan una altura de 70 metros. Durante el ascenso sus distintos módulos se irán desprendiendo. El aterrizaje autónomo orientará el descenso de sus partes conforme la visión de sostenibilidad de la compañía que aboga por el reciclaje y la reducción de la chatarra espacial.
El propio Musk reconoció que es factible del Roadster al que llama "midnight cherry" (cereza de medianoche) se destruya en su estrepitoso ascenso a la estratósfera. Años atrás había dicho que el primer tripulante del Falcon Heavy iba a ser una cosa ridícula por las altas por las altas probabilidades del colapso de la primera misión. En un vuelo inaugural de la nave Dragon, Space X ya había enviado al espacio un artefacto -una carga- insólita: una gran rueda de queso.
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