Su producción se detuvo en 25 ejemplares: un recurso que abona valor a su sentido de exclusividad. Sobreviven menos de veinte unidades. Algunas desaparecieron de la órbita del creador, otras evolucionaron a versiones one-off. Pero una sola se consagró como pieza de museo, como escultura movible. El empresario argentino Jorge Gómez deseaba que su Pagani Zonda F tomara vuelo: le pidió al escultor uruguayo Pablo Atchugarry que descubriera la vocación artística de su deportivo. Atchugarry capturó la inspiración de la Grecia clásica, moldeó y talló un ornamento y lo incorporó a la carrocería. Una visión contemporánea que confundió al auto en una obra de arte.
"Una imperecedera recreación del viento griego en lo que tiene de vasto y de grandioso", definió el poeta alemán Rainer Maria Rilke a "La Victoria alada de Samotracia", una escultura perteneciente a la escuela rodia del período helenístico de la antigua Grecia. Es la perfecta figuración de Niké, la diosa de la victoria, quien con audaz maestría orquestaba los vientos marítimos sobre la proa de un navío. Habrá sido esculpida en el año 190 antes de Cristo; sus fragmentos fueron hallados en una isla del Egeo en 1863 por Charles Champoiseau, un miembro de la diplomacia francesa, no un arqueólogo; se sometió a reconstrucciones y restauraciones para obtener su versión original en 2014; se eleva en la actualidad como un elemento indispensable del Museo del Louvre en París. Hoy, reinterpretada por Atchugarry, las alas de la diosa griega posan sobre el capó de un Pagani.
No es mármol ni mide imponentes 2,45 metros de alto. La obra es de bronce y se distingue sobre un opaco fondo azul de fibra de carbono. La escultura fue realizada a pedido. "Una vez le encargué una obra a Pablo y tardó cinco años en entregármela. Después le dije que me gustaría una escultura para el auto. Y en un mes ya la tenía lista. Total diseño e idea de él", narró el propietario en diálogo con Infobae. "Mi Victoria Alada voló y, como una mariposa, se posó sobre esta maravilloso Zonda F de Pagani, que tal vez lo único que le faltaba eran las alas para poder volar y soñar míticas aventuras en el mundo del arte. Así como los artistas griegos representaron a Niké de Samotracia con alas, también Pegaso, el caballo alado, se desplazaba con ellas", expresó el respetado escultor uruguayo.
Gómez es dueño de la compañía de productos eléctricos Roker, mecenas del arte, y amigo de Atchugarry y de Pagani: "Una tarde los convoqué para lograr transformar sus talentos en una obra. Quería que el Zonda F llevara una escultura que hablara de cómo se puede volar alto cuando nos animamos a soñar. Tres grandes amigos, triunfadores internacionalmente, unidos en una obra conjunta llena de pasión". El resultado es una acabada y acertada combinación del poder de un deportivo de excepción y la audacia de un célebre escultor. La libertad, la seducción y la perfección se manifiestan en partes iguales.
La obra y el auto se expondrán en el Art Miami, una cita preeminente en el mercado de arte moderno y contemporáneo de los Estados Unidos. Del 5 al 10 de diciembre, el hypercar lucirá sus alas en una feria usualmente privativa para los automóviles. La exposición recibe en promedio a 75 mil visitantes cada edición. Se encuentran coleccionistas, curadores, art dealers, galeristas y entusiastas cultores del arte. Gómez aceptó encantado la invitación de la organización: el único Pagani Zonda F visible en la Argentina integrará la colección de arte emergente de Miami.
La unidad fue la misma que en enero protagonizó un accidente viral en Punta del Este: se dañaron los cuatro escapes que configuran la identidad de un Pagani Automobili y debió ser reparada una parte del difusor trasero fabricado en fibra de carbono. El mismo Horacio Pagani se comunicó con el empresario argentino preocupado por la situación. El automóvil se restauró en el país -donde no está homologado para su circulación-, está radicado en Paraguay y acumula más de cien mil kilómetros de uso.
"Lo hicimos para divertirnos y para que la gente lo aprecie", develó Gómez. La escultura pesa cincuenta kilos y se sostiene mediante soportes aferrados al filo del capó. El dorado de las alas se amalgama a la tonalidad de las ruedas, en contraste con un azul profundo de la carrocería. Antes de su exposición en Art Miami, uno de los tres modelos Pagani de la Colección Gómez -que además de autos de alta gama alberga capots pintados por reconocidos artistas rioplatenses- participó de una muestra que congregó a otros ejemplares de la casa de deportivos italianos con idiosincrasia argentina.
El Zonda F presume sobre su carrocería una escultura inspirada en un ícono de la antigüedad. Debajo conserva una obra maestra de la ingeniería automotriz: un motor V12 de 7,3 litros atmosférico construido por Mercedes-Benz AMG. De ese corazón mecánico emergen 600 caballos de potencia que empujan un peso total de 1.200 kilos. El deportivo, lanzado al mercado en 2005, está fabricado en su totalidad en fibra de carbono. Su dueño lo define como uno de los mejores automóviles del mundo, y argumenta con una enumeración: "Sus líneas, su belleza, el sonido de su motor, su velocidad, estabilidad y seguridad". Para Jorge Gómez el Pagani es más que una pieza de ingeniería, es un generador de emociones: "En los más de cien mil kilómetros que ya he recorrido, no me da vergüenza decir que no puedo contar las veces que lloré de felicidad conduciéndolo. Con el Zonda me siento realmente en libertad".
La F del nombre rinde homenaje al apellido del quíntuple campeón de automovilismo: el mítico Juan Manuel Fangio. La denominación es una especie de agradecimiento del erudito constructor. La historia ubica al piloto argentino en la génesis del sueño de Pagani: una carta de recomendación llegó a las oficinas de Enzo Ferrari, Carlo Chiti de Alfa Romeo, Giulio Alfieri de Lamborghini, Alejandro De Tomaso y Enzo Osella, un preparador de prototipos de F1. Fechada en 1982, expresaba literal: "Tengo el placer de presentarle al joven señor Horacio Pagani, diseñador y constructor con deseos de progresar allí y a quien me permito recomendarle. Vería con agrado que le dieran una mano y, desde ya, le agradezco lo que puedan hacer en su favor".
Horacio comenzó de operario en Lamborghini en 1981. En 1992 solicitó un crédito y abrió su propia automotriz en San Cesario sul Panaro, Módena. Tiempo después se encontró con un admirador en una exposición de autos en Ginebra. Él, también argentino, le dijo que quería ser el primer latinoamericano en comprar un Zonda. Le contó su sueño, Pagani sonrió y le vendió uno. Once años tardó en pagarlo. El argentino era Jorge Gómez y el auto el Zonda F ahora intervenido artísticamente por Pablo Atchugarry. La obra de arte de la obra de arte.
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