Enviado especial.
Podrán ser autos distribuidos en metros cuadrados designados para su lucimiento. En términos pragmáticos lo son: unidades impávidas y solemnes desperdigadas sobre los stands de cada compañía. Sería, sin embargo, una mirada vacía, lineal, insignificante. En las paredes, los folletos, el merchandising se repite un lema que describe la edición número 45 del Salón del Automóvil de Tokio y que sugiere una interpretación más conceptual, tal vez filosófica. "Beyond The Motor" es la consigna. "Más allá del motor" es la traducción.
En la tapa de la revista del programa oficial, hay tres temas: la reseña del Tokyo Motor Show –TMS-, el lema en cuestión y la silueta de un humano. No hay autos. El protagonista es una persona en posición de conducción. Es una declaración de principios y un anuncio de la idea transversal a la feria japonesa. La movilidad fue abordada, de maneras indirectas o literales, por cada compañía automotriz.
"¿Cómo evolucionarán los automóviles?", se preguntan. "Ciertamente no hay una respuesta simple", se responden. En un texto que pretende ser la constitución y la expresión resumida del TMS, adivinan que en "un futuro no muy lejano, los vehículos pueden volverse muy diferentes a los que conocemos hoy en día". Dicen que "mueven personas y no solo en un sentido físico, crean emocionantes posibilidades y ofrecen continuamente oportunidades". Invita a pensar en la redefinición del significado del automóvil como instrumento de transporte, objeto de deseo, representación de una imagen. El Salón de Tokio es un escaparate donde los autos no son sólo autos, sino partes de un entramado colectivo, cultural y social. La industria automotriz virará -irremediablemente- hacia la industria de la movilidad.
Conectividad, energías alternativas, inteligencia artificial, componentes de autonomía en la conducción. El TMS es la confirmación de que las marcas japonesas quieren dominar la tendencia global de la industria. Con ritmos y circuitos propios, las automotrices viajan hacia un fin común: electrificación, digitalización y automatización. En ese camino derrochan prototipos que exageran futurismo. Aunque hace 20 años Tokio haya sido sede de la presentación del Prius, el híbrido de Toyota que está cambiando la conciencia del consumidor, todo parece ciertamente irreal, utópico, lejano. Sobretodo para el mercado argentino donde el híbrido más vendido del mundo recién está abriéndose paso.
Toyota apuesta por la hibridación y la pila de hidrógeno. Presentó tres prototipos que combinan la propulsión tradicional con la sustentable: el GR HV Concept, una enigmática coupé deportiva que toma como soporte la ingeniería del Toyota Gazoo Racing, el TJ Cruiser Concept, una camioneta con la personalidad de un SUV, y el JPN Taxi, un vehículo de transporte con reseña británica para renovar la flota de los clásicos Crowd. Y reforzó su compromiso con el hidrógeno en dos nuevos modelos: el autobús SORA Concept y el Fine-Comfort Ride, un concept de alta gama que anuncia mil kilómetros de autonomía.
【ニュース】マツダは本日、「第45回東京モーターショー」において「マツダ 魁 CONCEPT(マツダ・カイ・コンセプト)」と「マツダ VISION COUPE(マツダ・ビジョン・クーペ)」を世界初公開しました⇒https://t.co/MTPD3v0HAg #TMSMazda pic.twitter.com/dRRMUq2wWP
— マツダ 広報部 (@Mazda_PR) October 24, 2017
Nissan presentó la segunda generación del Leaf, el auto eléctrico más vendido de la historia, 280.000 unidades. Al igual que Honda, están decididos a acelerar la electrificación en la industria automotriz. Toyota, en cambio, cree que el auto de cero emisiones está en el hidrógeno. Y Mazda se diferencia con una búsqueda alternativa en materia de motores limpios: prioriza la evolución de sus propulsores térmicos mientras concibe al automóvil de un modo más tradicional. El Vision Coupé es algo de eso: un prototipo emocional de líneas esculturales y devoción por el diseño aerodinámico.
El Salón de Tokio es la muestra asiática más importante del calendario y la feria automotriz más trascendente del último trimestre del año. Gobernaron la atención -como suele suceder en todos los salones del mundo menos Ginebra- las firmas locales. La protagonizaron con infinitos concepts, promesas de tecnologías y pronósticos discursivos de fabricación. El resto de las automotrices participaron con lanzamientos repetidos y pocas novedades, aunque con un despliegue fastuoso (fundamentalmente las alemanas). Las norteamericanas faltaron por sexta edición consecutiva. 150 marcas en el monumental Tokyo Big Sight, con cientos de modelos en exhibición, en una cita automotriz que piensa más allá del motor.
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