Lamborghini es un tradicional fabricante de deportivos italianos. Construye máquinas de emociones. Sus creaciones son radicales, viscerales, y apelan a la experiencia del manejo, al placer de manejar. Sostiene sus argumentos en los cimientos de su espíritu: prefiere que la evolución de la industria automotriz no signifique autonomía en la conducción. Lamborghini desprecia el advenimiento de los autos sin conductores. Prefiere que nunca lleguen.
En tiempos de pragmatismo, donde las marcas toleran y aceptan la demanda de sus clientes, donde los SUV dominan las modas, la firma de Sant'Agata reniega el concepto madre del vehículo autónomo. La resistencia al futuro de la industria de la movilidad es por ahora un esfuerzo individual. La justificación es que un auto que se conduzca de manera independiente rompe con la filosofía de la marca.
Maurizio Reggiani, jefe del departamento de Investigación y Desarrollo de la compañía, explicó: "Si te compras un Lamborghini, lo haces para divertirte y para disfrutar de la conducción. Si hablamos de conducción autónoma real, creo que seremos los últimos en ofrecerla". La oposición es ambigua: consciente de que la evolución es norma y de que la tendencia es ley, no describe su rebeldía como una renuncia insoslayable, sino que tan solo asegura que serán el último bastión virgen de la autonomía vehicular.
Un Aventador, un Huracan o un Centenario perderían identidad si quien lo conduzca sería la -tal vez apática y eficiente- inteligencia artificial. Un majestuoso deportivo de seis cifras está construido para domesticar las emociones y vivir la experiencia Lamborghini. Fueron concebidos por y para el arte y la dicha de la conducción. Su encanto excede sus líneas, sus ángulos, su música y su agresividad: la diferencia está en las sensaciones que circulan por la sangre del conductor.
Lamborghini también es reacio a incorporar en su gama la fabricación de un deportivo completamente eléctrico. Su intransigencia no comprende, sin embargo, la combinación de motores tradicionales y ecológicos. Stefano Domenicali, consejero delegado de la firma y quien también aseguró que no habían ni siquiera valorado la mera posibilidad de ofrecer pronto un vehículo autónomo, dijo que la hibridación invadirá la marca en un plazo de cinco años.
Lamborghini sí matizó sus criterios de actualización de marca con el lanzamiento del Urus, un auténtico punto de inflexión en los destinos del fabricante italiano. El primer SUV comenzará a comercializarase en el primer trimestre de 2018, con expectativas de aumentar radicalmente la producción y las ventas de la marca. Reggiani dijo que el Urus traerá "todos los elementos de un vehículo premium, pero nada que se acerque a la conducción autónoma".
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