Alfonso Albaisa pide perdón si se le escapa algún anglicismo. Nació en Cuba, se formó en Estados Unidos y trabaja en Japón. Es jefe de diseño de Nissan Motor Company. Habló con Infobae sobre la belleza, la atracción, el futuro y la cultura latinoamericana. Segundos antes había inaugurado el stand de Nissan en el Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires. Entre el Gripz y el Kicks, dos símbolos de la estética de la marca, el responsable de esas líneas depuradas pensó en el primer Jaguar que vio: "Cuando tenía 9 años me acuerdo del primer Jaguar que vi. No sabía qué decir. Estaba en Miami, trabajando en la oficina de mi papá que era arquitecto, dibujando botes. Y entró… Eso es lo que yo quiero para todo el mundo que ve un Nissan".
Tiene a cargo un equipo de 800 diseñadores y cuatro salones de diseño. Dijo que la industria se encuentra en "un punto en el que todo lo que está hecho está bien" y razonó que la diferencia está en lo que primero absorbe el ojo: el diseño. "El problema es que hay muchos autos. Y a veces los autos nos inspiran. Como a mí: me encanta el Porsche 911. Pero en los diseños no mezclamos lo que nos gusta con lo que hacemos. Lo separamos. La gente que quiere un Nissan quiere un auto moderno, ágil, con líneas con mucho estilo, con motores con poder", describió Alfonso.
El jefe de diseño de Nissan interpreta que la evolución en términos de movilidad empieza en el caballo y termina en los prototipos futuristas: "Las personas, hace un millón de año, se miraron los pies y se frustraron. Decidieron montarse a un caballo. 'El caballo está bien pero quiero más', pensaron las personas. Entonces dos caballos y un carrito. Entonces, seis caballos, siete, doce. 'No, voy a inventar un motor y bye bye al caballo', dijeron. Este ser humano siempre quiere más. Una persona pone dos cosas juntas y ahí sale una idea. Por eso hacemos concepts cars".
Detrás de su figura elastizada aparece un modelo icónico: el primer Nissan que se lanzó al mundo desde un escenario sudamericano. El Kicks fue el auto oficial de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Su diseño manifiesta un declarada esencia y cultura latina. Lo invitaron a Brasil con su equipo de diseñadores: se quedaron seis meses. "Encontramos a unos diseñadores que tenían ideas no maduras, pero con mucha vida y un sentido diferente. Robert, el manager, me preguntó: '¿Puedo hacer un auto de concepto? Tengo unos diseñadores buenísimos'. Así nació el Kicks".
¿Así cómo? "Encontramos una persona, era un joven de casi 26 años en Brasil. Y estudiamos su vida. ¿Qué hace, de qué vive? Era una persona de verdad, eh. Lo estudiamos, hablamos, le hicimos entrevistas. El sudamericano es diferente al japonés. Están corriendo todo el tiempo. En el sentido de 'vivir completamente'. No es cliché, es ser latino. Empiezas a entender que no quieren compromiso, buscan un auto que tenga más 'cara'. No sé cómo decirlo", se resignó Alfonso, mientras buscaba hacerse entender también con los gestos.
Dijo que la tecnología autónoma y la motorización eléctrica están cambiando las formas de los autos, su mundo: "La parte del motor está libre. Tengo más espacio para la gente. Encima tocas un botón y no manejas. Entonces: ¿cómo diseñamos un interior que en un momento la persona está completamente concentrada al volante y al segundo ya no lo está? ¿qué pasa cuando alguien no maneja pero está sentado en el asiento del conductor?".
Alfonso Albaisa trabaja de proveer el contenido visual de los autos. De construir una identidad de marca, un objeto que genere atracción, empatía, que desprende belleza y placer. Reveló que su sueño -y el de todo tipo de diseñador automotriz- es que la gente encuentre una de sus creaciones a distancia. "Ahí viene un Nissan: qué bonito, me encanta, i love it", dijo y se dejó llevar por un -otro- anglicismo.
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