Los autos más míticos de la historia merecen segundas oportunidades. El Fiat 600 o el legendario Fitito está adherido a la cultura popular de buena parte del mundo. En Argentina se convirtió en auto de culto, en fuente de anécdotas, en un retazo conservado en el imaginario colectivo, una pieza de "argentinidad". Y en España su trascendencia fue similar. Conocido como "el auto que puso al país sobre ruedas" porque motorizó una sociedad que exigía recuperarse de la Segunda Guerra Mundial. Seat, una automotriz local perteneciente al Grupo Volkswagen, construyó este modesto utilitario entre 1957 y 1973 bajo licencia de Fiat. Sesenta años después del comienzo de un mito, la firma española lo devolvió a la vida.
En el Salón del Automóvil de Barcelona, presentó un concept car del 600 como excusa del aniversario de su fabricación. Una unidad que recuperó su esencia y su personalidad gracias al talento de un grupo de 30 restauradores obstinados, capaces de congelar los años. Realizaron un delicado trabajo de chapa, pintura y mecánica para rejuvenecer una joya perdida en los anales del tiempo. El ejemplar del Fitito revitalizado había traicionado su origen: estuvo 25 años inmóvil, consumiéndose. La tarea de resucitación del Centro Técnico de Seat precisó genio y sudor.
Su primera versión montaba un humilde propulsor de 21 CV y 633 centímetros cúbicos. La evolución bautizada D incrementó sus prestaciones a 25 CV con sus tradicionales "puertas suicidas" cuando irrumpió en el mercado europeo en 1963. Eso modelo fue el elegido para devolverle su identidad en un trabajo minucioso registrado en video.
El prototipo recuperado es, para la compañía automotriz, un ejercicio de diseño que rinde tributo al pequeño gran automóvil de posguerra. "Es un 600 actualizado para el día de hoy, que presenta un aspecto diferente pero fiel a sus raíces", calificó Seat. La obra será solo visual y apelará a la nostalgia de aquél que se dejó atravesar por la historia de algún Fitito. Respetará, eso sí, las líneas del consagrado diseño de Dante Giacosa: tímidos faros redondos, depósito de combustible cuadrado ubicado a la derecha en el vano delantero, paragolpes planos, llantas originales cromadas, frenos de tambor, suspensiones independientes, volante original y un circuito de refrigeración sin depósito de expansión, para reintroducir a los románticos a las épocas de austeridad.
Sus medidas son 3.300 mm de largo, 1.380 de ancho y 1.400 de alto. Acelera a una velocidad de 108 kilómetros por hora
El Seat 600 descapotable demandó 1.500 horas para desmontarlo. Y otro tanto se tardó en conseguir las mil piezas originales para la restauración –la compañía calificó de odisea la búsqueda–. Los ingenieros aseguraron que quedó mejor que cuando salió de fábrica. El trabajo fue íntegramente artesanal. Para vestir la carrocería se necesitaron 15 litros de pintura de color gris azulado, con libertades trendy y evocación al de la década del 60. Jordi Font, responsable del equipo de color de Seat, describió la tonalidad: "Tendencia pero a la vez con reminiscencias de los primeros 600".
Para el one-off del Fitito se fabricaron 50 metros de tejido exclusivo, una alegoría del célebre gráfico "pata de gallo", que vestirá de blanco y negro su entrañable imagen interior y recordará a la gloria pasada. La icónica tela también contribuyó a replicar de modo artesanal algunas piezas que sucumbieron en la evolución de la industria, como el accionamiento manual y la capota de lona. El arte de la restauración en una pieza de colección de la industria automotriz.
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