La vida es, entre tantas cosas, eso que pasa lento mientras el tráfico se disuelve, los autos se desconcentran, la angustia se disipa. O la dinámica de cosas que interrumpen un embotellamiento de otro. La transición entre el origen y el destino es un trámite o un calvario. Un increscendo de dolor, una agonía típicamente urbana. Foco de preocupación de las principales ciudades, no discrimina víctimas. Elon Musk, el paradigmático innovador que ocupa el puesto 71 en el ranking de las personas más ricas del mundo, dijo que "el tráfico lo está volviendo loco".
Pero siempre participó de embotellamientos menores en Los Ángeles. No estuvo en Woodstock ni en la caída del Muro de Berlín. Cuando los conductores creen estar atrapados en el flujo perpetuo de autos adelante, atrás y a los costados, desmerecen el colapso monumental de las congestiones de tráfico más míticas de la historia. Algunos más cerca en el tiempo, otras más icónicas, todas lógicas, todas por razones especiales y con una misma postal: una interminable y desmoralizante fila de autos.
Woodstock, 1969
Una historia paralela al festival artístico más popular y el mayor acontecimiento pacífico de toda la historia. Fueron tres días de música y paz, una referencia de la contracultura estadounidense, en contra de la Guerra de Vietnam. Su organización esperaba cerca de 60 mil personas, pero se acercaron a la granja de 240 hectáreas en Bethel, Sullivan County, estado de Nueva York. Y otros cientos de miles no pudieron asistir porque las rutas habían colapsado y la acumulación de autos habían detenido la circulación. Tardaron casi una semana en descongestionar las vías de acceso. Fue uno de los eventos musicales más gigantes de todos los tiempos, como también el más impredecible.
Lyon – París, 1980
Registrado como el embotellamiento más largo de la historia con la firma del Libro de los Récord Guinness, en febrero de 1980 una horda de turistas abandonó sus vacaciones en Los Alpes para regresar a la capital francesa. Sus 176 kilómetros ininterrumpidos de vehículos anclados en el asfalto lo convirtieron en la congestión de mayor extensión de todos los tiempos, no así el que más tiempo duró. La condición climática contribuyó a la causa.
Berlín, 1990
La caída del Muro de Berlín coincidió con el primer fin de semana de Pascua. El sentimiento de libertad y la oportunidad para reencontrarse con familiares y amigos que habían quedado en la otra parte de la ciudad inspiró uno de las congestiones más entrañables de la historia. Más de 18 millones de personas cruzaron el Muro en ambos sentidos, con desplazamientos promedio de 500 mil vehículos diarios. Los controles fronterizos que no se habían erogado contribuyeron a aumentar la densidad de tráfico. Las colas de hasta 50 kilómetros se repitieron varios días.
Texas, 2005
El 21 de septiembre de 2005 cerca de dos millones de personas evacuaron Texas por temor a la magnitud del huracán Rita, un tifón tropical que causó tres días después daños de más de diez mil millones de dólares. La huida masiva colapsó la autopista interestatal 45 de salida de Houston hacia ciudades del interior del país norteamericano: registró retenciones de hasta 48 horas. La congestión mereció una definición: se la llamó "el atasco de las cien millas" por su extensión (el equivalente a 160 kilómetros de autos varados). A pesar del calvario, el éxodo masivo salvó millones de vidas.
Beijing, 2010
Doce días perdidos en el tránsito de una ciudad con 21,5 millones de personas es parte del encanto de la capital china. En solo cien kilómetros de la Autopista G110, varios factores coincidieron para causar uno de los embotellamientos más monumentales de la historia. Obras de reparación en la ruta, operación retorno de vacaciones y la calidad de la arteria como uno de los accesos medulares en transporte de mercancías se complotaron para acabar con la entrenada paciencia de los residentes locales. La leyenda dice que los autos hacían hasta un kilómetro por día y que los más ávidos montaron a la vera de la carretera negocios de venta de bebida y comida.
Nueva York, 2011
El atentado a las Torres Gemelas del 9 de septiembre de 2011 cambiaron el mundo. Pero principalmente alteraron la dinámica de Nueva York, en ese momento. Por seguridad y prevención, las autoridades sellaron el núcleo urbano y los transportes públicos se cancelaron. Sólo policía y equipos de rescate estaban habilitados para transitar por vías de acceso, puentes y túneles. Esta conjunción de situaciones derivaron en un mega caos de tráfico.
San Pablo, 2014
El récord histórico de la mayor cantidad de kilómetros de autos atrapados en un flujo interminable lo ostenta San Pablo, la capital industrial de Sudamérica. El 23 de mayo de 2014 la Companhia de Engenharia de Tráfego, la agencia municipal que gestiona el tráfico en la ciudad, registró 344 kilómetros de congestión, el peor embotellamiento de la historia según los informes locales. La ciudad brasileña es una de las urbes que más sufren la acumulación de vehículos en carreteras. De acuerdo a estudios periodísticos publicados en la revista Time, el conductor promedio consume por día hasta cuatro horas anclado en el tráfico de esta pujante y caótica metrópolis.
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