Naomi Osaka, exnúmero 1 del circuito WTA y responsable del encendido del pebetero en Tokio 2020, declaró ayer tras la clasificación de Japón a las finales de la Billie Jean King Cup que “esperaría poder jugar, hacerlo muy bien y conseguir una medalla” en París 2024, “si la dejan”.
La duda de la única asiática en alcanzar la cima del ranking se sustenta en que no formó parte del mínimo de dos convocatorias a su país durante el actual ciclo olímpico requeridas por la Federación Internacional de Tenis (ITF), motivo que la autoriza a presentar una apelación ante el Comité Olímpico de la ITF.
La única representación de Osaka sucedió el último sábado en el triunfo ante Yulia Putintseva, de Kazajistán, por 6-2 y 7-6 (5) que contribuyó en el primer pasaje del conjunto nipón a la fase final de Sevilla a disputarse entre el 12 y el 17 de noviembre, después de los Juegos Olímpicos.
Es razonable que la ganadora de cuatro Grand Slam, ausente durante 15 meses entre 2022 y 2023 por el embarazo y nacimiento de su primogénita Shai, fundamente su reclamo formal aludiendo a la maternidad o a su “compromiso histórico” con el olimpismo, al haber sido la única tenista en la historia en avivar el fuego sagrado del pebetero. En esa línea, el sábado soltó elogios hacia los Juegos, a los cuales se refrió como “una celebración del deporte” capaces de “unir a todos”.
El corte final del ranking que definirá las plazas directas al cuadro de París 2024 será el 10 de junio, el lunes posterior a la finalización de Roland Garros. Osaka, que manifestó su intención de completar y triunfar en la temporada de polvo de ladrillo, redondeó la semana en el puesto 193, alejada de los 56 primeros que garantizan el acceso. En caso de no conseguirlo y de ser exitosa en la apelación, podría recibir una invitación de la ITF en condición de campeona de Grand Slam.