Punto de despegue. Transformación y continuidad. Estado de alerta. Todas las dimensiones que cohabitaron en la más reciente estadía del Seven Series por Hong Kong convirtieron a la anteúltima de las siete etapas de la temporada regular en una de las más relevantes en el camino hacia las finales de Madrid, especialmente porque los protagonistas de cada uno de ellos sobresalen por encima de la media en el universo ovalado.
Los All Blacks Sevens son, en orden impreciso, el subcampeón olímpico vigente y el ganador de 14 de los 23 trofeos desde el lanzamiento de la Serie Mundial en 1999, incluido el último; una supremacía que no había renovado sus credenciales en el circuito en curso ya que los cuadros de competencia delataban una final en Vancouver como el resultado más auspicioso. El título del domingo simbolizó más que el bicampeonato en Hong Kong: fue una muestra a tiempo de reacción y presencia a menos de cuatro meses de París 2024, con seis partidos ganados sin necesidad de minutos adicionales.
Previo al reñido triunfo decisivo ante Francia, la víctima neozelandesa en semifinales fue Australia, con un marcador de 26 a 7. Hay un solo jugador del plantel wallabie que carece de foto de perfil en el sitio oficial de la competencia. Previsible: Michael Hooper, 69 veces capitán en 125 partidos internacionales en la selección de rugby de 15, concretó su codiciado estreno en la modalidad el viernes en Hong Kong, a los 32 años. Jugó cuatro de los seis partidos, uno de ellos desde el arranque -en la caída ante Irlanda que derivó en el cuarto puesto- y no anotó tries.
Al cabo del triunfo inicial ante Fiji, el forward admitió: “Mis nervios empezaron a subir y subir. Al entrar en los últimos minutos había bastante nerviosismo”. Además, señaló a la defensa con campo abierto como una de las diferencias neurálgicas: “es algo que realmente estoy aprendiendo y viendo que es un arte diferente en el Seven”. Una vez finalizado el torneo, se refirió a un “buen fin de semana” y explicó que “hay algunas áreas del juego en las que creo que puedo mejorar mucho, cómo me relaciono con otros jugadores y cuándo puedo impactar”.
El abanderado de la migración de emblemas hacia el rugby de siete en el año olímpico se llama Antoine Dupont. Un compromiso con Toulouse ante Racing 92 lo excluyó de Hong Kong. Sus dos primeras escalas le habían alcanzado para que sus compañeros destacaran su gestión de situaciones de “alta tensión” y su “sensatez”. Desde su irrupción en el equipo, en los que anotó seis tries en 11 partidos, Francia no se bajó del podio: fue tercero en Vancouver, campeón en Los Ángeles quebrando un maleficio de 19 años sin títulos en el circuito y finalista en el Hong Kong Stadium.
Los virajes de las dos estrellas mundiales merecieron un análisis del director ejecutivo de World Rugby, Alam Gilpin, en diálogo con el portal Rugby World: “Creo que es importante porque a los dos países y a la serie nos ha proporcionado un perfil que debemos seguir construyendo”. La preponderancia del certamen olímpico fue un tópico que tampoco ignoró: “Hemos puesto mucho esfuerzo y mucha inversión en la serie para llegar a París”, cita a la que pondera como “una gran plataforma para arrojar luz” sobre la especialidad.
La contracara más sombría del fin de semana la aportó Argentina, que aterrizó como líder con 20 puntos de ventaja sobre Irlanda y se retiró con ocho (94 a 86), luego de un noveno lugar eclipsado abruptamente por la alerta que sobrevuela a la lesión de su carta de try suprema.
Marcos Moneta, Jugador del Año en 2021, sufrió la fractura del peroné de su pierna derecha en la primera acción del debut ante Estados Unidos y en el inminente regreso al país se realizará estudios que determinarán con mayor exactitud el grado de la lesión, el tratamiento y el tiempo de inactividad. Como mínimo tendrá seis semanas de ausencia y, de existir una lesión ligamentaria, podría perderse las finales de Madrid (31 de mayo al 2 de junio) y los Juegos Olímpicos (24 al 30 de julio).