La distinción como el Atleta Europeo del Año recibida el último sábado por segundo año consecutivo llegó en un momento de profunda sensibilidad para el mediofondista noruego Jakob Ingebritsen: junto con sus hermanos mayores Henrik y Filip, el campeón olímpico, bicampeón mundial y multicampeón continental acusó a su padre y exentrenador, Gjert Ingebrigtsen, de ejercer un trato violento durante distintas etapas de sus carreras.
“Hemos crecido con un padre que ha sido muy agresivo y controlador, y que ha utilizado la violencia física y las amenazas en su educación”, revelaron el pasado viernes en una columna publicada en el popular periódico noruego Verdens Gang (VG). “Hemos vivido con ello y, en la edad adulta, hemos seguido adelante. Hace dos años volvieron a ocurrir las mismas agresiones y castigos físicos y eso fue la gota que colmó el vaso”, describieron.
Además, explicaron que “la situación vivida en la familia era inaguantable” y reconocieron que deberían “haber parado antes”. Sin embargo, una de las confesiones de mayor gravedad fue manifestada sobre el final de la publicación: “La presión que hemos sentido ha sido inhumana. Nos quedamos sin energía y la alegría de practicar deporte se fue. Todavía sentimos el malestar y el miedo que ha estado en nosotros desde la infancia”, lamentaron.
En respuesta a las categóricas denuncias públicas, Gjert Ingebritsen se pronunció a través de su abogado: “Las afirmaciones que hacen carecen de fundamento. Nunca usé la violencia contra mis hijos. Que tengo debilidades como padre, y que he sido demasiado entrenador, es algo de lo que también me di cuenta, aunque demasiado tarde”, justificó. Y agregó: “Estoy lejos de ser perfecto como padre y marido, pero no soy violento”.
El doble rol se quebró a principios de 2022, un puñado de meses después del título olímpico de Jakob en los 1500m en Tokio 2021, momento en el cual Gjert dejó de ser el entrenador sin explicaciones contundentes. Desde entonces, cortó toda relación con sus tres hijos y prepara a Narve Gilje Nordas, compatriota y principal rival vernáculo de Jakob. Durante el Mundial de Budapest 2022 surgió el primer síntoma de un lazo quebrado: Jakob logró que su papá abandonara la concentración noruega.
El caso destapado despierta especial repercusión en la tierra de los Ingebrigtsen. Entre 2016 y 2021, la intimidad del plan para formar exitosos corredores fue puesta al servicio de la sociedad noruega en Team Ingebrigtsen, la serie documental en la que, en apariencia, la violencia no era uno de los métodos cotidianos empeñados por el padre de los siete hijos.
El jefe familiar se aferró a la exposición familiar como una estrategia de defensa: “Nuestra familia vivió en el foco público durante muchos años y elegimos dejar que el público entre en nuestras vidas (…) Que se haya producido violencia en esta vida familiar pública es impensable. El pueblo noruego vio nuestras vidas, para bien o para mal”, arguyó.
Los tres hermanos decidieron sacar a la luz los maltratos casi dos años después de la ruptura dado que “no fue posible manejar la situación de manera ordenada” y porque “las consecuencias fueron tan grandes que sentimos la responsabilidad de solucionarlo”. Al momento, optaron por no acentuar sus acusaciones en sus redes sociales y señalaron que solo buscan “la paz”.