Los ecos de la señal de partida no terminan de desvanecerse que él ya está instalado en el fondo del pelotón. Transcurren las vueltas y permanece en soledad detrás de todos, una ubicación que, lejos de desesperarlo, le permite dominar la situación. De repente su marcha crece y él se involucra: en un pestañeo, es campeón de todo.
Dueño de un estilo patentado y convertido en fórmula hacia la gloria eterna en las pruebas de fondo, Mo Farah se despidió de la actividad deportiva a los 40 años en la Great North Run, la tradicional media maratón del noreste de Inglaterra que supo conquistar seis veces y en la que el último domingo cruzó la línea de meta en la cuarta posición con un tiempo de 1:03:28 y un dorsal que apuntaba “SIR MO”.
“Correr es todo para mí, es lo que me salvó”, confesó el mejor fondista británico de toda la historia al cabo de una carrera final en la cual terminó aclamado y chocando sus manos con los espectadores. “Es muy emocionante; ahora puedo ir a disfrutar de mi tiempo con mi mujer (Tania Nell) y mis hijos (Amani, Aisha y Rhianna)”, completó el fanático del Arsenal Football Club, donde reconoció que le encantaría trabajar tras su retiro.
Su currículo, con voz propia, espanta a cualquier detractor: cuatro medallas doradas olímpicas, seis doradas y dos plateadas mundiales y cinco doradas y una plateada europeas, todas en los 5.000 y 10.000 metros entre 2010 y 2017.
Junto con el finlandés Lasse Virén son los únicos atletas en haber ganado las dos categorías susodichas en dos Juegos Olímpicos consecutivos. Farah lo consiguió en Londres 2012 y Río 2016. El primer doble triunfo fue ante la ovación de 75.000 personas. El segundo, una muestra de resiliencia y épica pura: en los 10 kilómetros ni una caída le negó ser campeón olímpico. A su vez, ostenta los récords británicos en 1.500 m, 5.000 m, 10.000 m, media maratón y maratón.
Tras el Mundial de Londres 2017, el ocaso de su trayectoria fue marcado por su incursión en las carreras de ruta y por las lesiones recurrentes, a las cuales señaló como su gran lucha en los últimos años. En parte, los dos factores explican su imposibilidad para alcanzar la marca mínima que lo clasificara a Tokio 2021. En 2022, una lesión en la cadera lo dejó afuera de la Maratón de Londres.
Impulsado por sus hijos, Farah reveló en julio del año pasado en un documental de la BBC haber sido una víctima del tráfico de personas y de la trata infantil. Nacido como Hussein Abdi Kahin en Mogadiscio, capital somalí, fue separado de su familia y enviado al Reino Unido ilegalmente bajo el nombre de otro niño para ejercer de sirviente doméstico.
Salió airoso de una ardua batalla legal a los 17 años, cuando obtuvo la ciudadanía británica con su nombre actual que lo habilitó a competir internacionalmente sin barreras. Un diagnóstico sensato a modo de síntesis salió de sus labios: “Lo que realmente me salvó y me hizo diferente fue que podía correr”, describió el, hoy, ex atleta.