El boxeo y el fútbol tienen algunos importantes puntos en común en sus historias olímpicas.
Son, por ejemplo y a diferencia del atletismo, la natación o la gimnasia artística, disciplinas en las que una medalla dorada pesa mucho menos que un título mundial. Su presencia en el universo de los anillos han tenido desde vaivénes en sus esquemas de competencia hasta escándalos que forzaron dramáticas modificaciones en los sistemas de evaluación, rubro en el cuál el boxeo ha brindado tristemente célebres maestrías de posgrado.
Pero probablemente el cruce de historias más poderoso tiene que ver con la cantidad de grandes figuras de ambas disciplinas que compitieron y hasta triunfaron tanto en los mundiales de sus deportes como en varios de los juegos disputados desde antes de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad.
Cómo tantas veces, bastan unos pocos ejemplos para justificar la teoría.
En el fútbol, desde los bicampeones de la Italia de los años ‘30 hasta Messi y Neymar tienen en casa su medalla dorada.
En el boxeo, donde abundan los casos, Roma 60 fue la síntesis perfecta. Porque Muhammad Ali -entonces todavía Cassius Clay- ganó entre los medio pesados y el italiano Nino Benvenutti, quien sería campeón mundial mediano entre fines de los ‘60 y principios de los ‘70, se consagró entre los livianos en su propia tierra.
Dato curioso agregado pero bastante simbólico respecto de ciertas decisiones tomadas en la historia olímpica: el premio a la figura técnica más destacada de aquel torneo quedó en manos de la figura local en desmedro de Ali, uno de los más grandes boxeadores de todos los tiempos.
Cómo sea, el presente nos regala una noticia que potencia inesperadamente al boxeo como disciplina olímpica.
Manny Pacquiao es una de las grandes leyendas del deporte. El boxeador filipino, retirado hace dos años y hoy dedicado de lleno a la política en su país, es el único que logró consagrarse campeón del mundo en ocho categorías diferentes y a su brillante carrera tiene la intención de sumarle lo que le falta: un título en los Juegos Olímpicos.
El bombazo llegó a través del comunicado de Abraham Tolentino, presidente del Comité Olímpico de Filipinas: “El grupo del senador Pacquiao se acercó a nosotros diciéndonos que nuestro ídolo filipino quiere pelear en París”.El mensaje, claro está, sorprendió. Es que Pacquiao, de 44 años, peleó por última vez de manera profesional el 21 de agosto de 2021 cuando cayó por puntos ante el cubano Yordenis Ugás en el T-Mobile Arena de Las Vegas, por el cetro welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Pac-Man llevaba también en ese momento más de dos años sin pelear y un mes después anunció el retiro.
¿Qué posibilidades tiene Pacquiao de estar en los Juegos Olímpicos?
El camino para que el filipino pueda cumplir el sueño de estar en París 2024 no es sencillo y en el primer clasificatorio, que será en los Juegos Asiáticos de Hangzhou (China), no podrá competir debido a que solamente participan boxeadores de hasta 40 años.
La segunda posibilidad de lograr el pasaje a los Juegos Olímpicos la tendrá en alguno de los dos Preolímpicos que se disputarán el año que viene y la última opción, según explicó el propio Tolentino, “es bajo la regla de universalidad, que el COI le otorgaría”. El cupo por esta última vía es únicamente para cuatro boxeadores.
Pacquiao (se retiró con un récord de 62 triunfos, dos empates y ocho derrotas) tuvo grandes duelos en su carrera y enfrentó a otras leyendas del boxeo que supieron ganar medallas en los Juegos Olímpicos como Oscar de la Hoya (dorada en Barcelona 1992) y Floyd Mayweather (bronce en Atlanta 1996).
Los boxeadores profesionales recién pudieron competir por primera vez en Río 2016 y, en caso de concretarse su vuelta y la clasificación a París, Pacquiao tendría la oportunidad de hacer el camino inverso: cerrar con una medalla olímpica una carrera repleta de títulos mundiales.