No existe tal cosa como el nuevo Usain Bolt. Así como Bolt no fue el nuevo Carl Lewis. Ni Lewis el nuevo Jesse Owens.
Muchos periodistas caemos en la tentación de rotular a nuestros íconos del deporte comparándolos o directamente igualándolos con otros en lugar de honrarlos por lo que ellos mismos y sus conquistas representan. Dicho de otro modo: no hay mejor reconocimiento que el de ser la mejor versión de cada uno.
Quizás por eso, lo primero que viene a la mente después de la penúltima jornada del Mundial de World Athletics Budapest 2023 es anunciar que, finalmente y gracias a su triple corona, Noah Lyles asoma como el real sucesor de Usain Bolt. Error y verdad en un mismo concepto. Error, porque, tanto en lo objetivo como en lo subjetivo no imagino ver en vida a alguien capaz de generar algo parecido a lo del jamaiquino. Objetivos fueron sus resultados, empezando por un triple triple olímpico entre Beijing y Río (su cuádruple triple mundial solo se interrumpió por la partida en falso de los 100 en Daegu 2011). Subjetiva es la energía que produjo en todos nosotros cada actuación desde desde la explosión en 2008 hasta el retiro en Londres 2017.
Y verdad porque, efectivamente, los éxitos de Lyles en 100, 200 y la posta final lo convierten en el símbolo concreto de la resurrección de la velocidad norteamericana aún por encima de las expectativas generadas tiempo atrás por Christian Coleman, cuyas oscilaciones dentro de las pistas y fuera de ellas lo deja lejos de la figura de su compañero de equipo.
Más allá del especial cierre de jornada, el Día 8 de Budapest 2023 sumó otras doradas y grandes actuaciones.
Chase Ealey consiguió su segundo título mundial -fue dorada en Eugene 2022- en lanzamiento de bala y lo hizo de gran manera. La norteamericana de 29 años superó ampliamente a sus rivales y dominó la prueba con una marca de 20.43 metros, su season best y con una distancia de 35 centímetros en relación a la medalla plateada que consiguió la canadiense Sarah Mitton. La campeona olímpica en Tokio y múltiple medallista mundial, Lijiao Gong terminó tercera.
En relación a prueba de pistas, culminó el decatlón masculino tras la final de 1500 metros. El canadiense Pierce LePage se llevó la dorada con una suma de 8909 puntos ganados a lo largo de las diez pruebas. Su compatriota, Damian Warren quedó segundo con 8804 puntos y Lindon Victor fue tercero con 8756. También fue un gran día para Canadá. Además de la plateada en bala y el 1-2 en decatlón, Marco Arop se consagró campeón de los 800 metros. El joven de 24 años, nacido en Sudán pero en competencia para Canadá, consiguió su primer título mundial.
Por otra parte, Faith Kipyegon dejó bien en claro que todo lo ganado en los 1500 metros, también lo puede repetir en los 5000. La keniata ganó su primer título mundial en esta distancia y sumó su segunda dorada en Budapest. La gran Siffan Hassan se llevó la medalla plateada mientras que el bronce quedó para la otra keniata, Beatrice Chebet.
El doble suceso norteamericano en las postas de final del día y su propia solvencia terminaron minimizando la nueva enorme demostración de Duplantis que sentenció su victoria mucho antes de sus nulos de 6,23 metros en salto con garrocha.
Es probable que no haber superado nuevamente la marca histórica haya sido el camino más directo para poner en contexto su enorme jerarquía y que, alguna vez, solo destaquemos su condición de campeón.
¿Acaso no es genial que un atleta haya ganado menos títulos mundiales y olímpicos que veces en las que batió el récord mundial?