A veces, hasta los más feroces competidores se toman un descanso para celebrar por un instante, el deporte y la sana rivalidad.
El atletismo está repleto de ejemplos al respecto. Pasó en Berlín 36 con el histórico gesto solidario de Luz Long ayudando a que Jesse Owens lograse eludir el complot de nulos sospechosos en la clasificación del salto en largo.
Pasó en México 68, cuando el australiano Peter Norman se solidarizó con la protesta modo Black Power de Tommie Smith y John Carlos en el podio de los 200 metros.
Pasó hace dos años cuando, entrando en zona de desempate de la final de salto en alto, el enorme Mutaz Essa Barshim le ofreció a Giammarco Tamberi compartir el título que perfectamente podía haber aspirado a ganar en soledad.
Y pasó hoy cuando, en medio de un tremendo final de fiesta en las pistas, la campeona olímpica Katie Moon le susurró a Nina Kennedy que, si estaba de acuerdo, podían prescindir del jump-off y definir la prueba con dos medallas doradas. Pocas cosas habrían sido más justas: una noche en la que la australiana superó dos veces su Personal Best merecía terminar con un podio dorado.
Una hermosa imagen que contrastó brutalmente con la del noruego Jakob Ingebrigtsen para quien la medalla plateada en los 1500 fue tan poca cosa que no mereció otro gesto que una mueca de insatisfacción. Tampoco fue solo culpa suya: no era fácil imaginar semejante sprint final del británico Josh Kerr, flamante e impensado campeón.
Kennedy y Moon estaban empatadas al superar los 4.90 metros en el tercer intento. Tras fallar en los 4.95 metros e igualadas en todo, tomaron la decisión de compartir el título del mundo. Diez centímetros abajo y lejos de la pelea, la finesa Wilma Murto se colgó la de bronce con 4.80.
Un poco del brillo en la noche húngara también le perteneció a Marileidy Paulino. La campeona de 400 metros se convirtió en la primera mujer de República Dominicana en ganar una medalla dorada en un Mundial. La velocista, plata en Tokio 2020, logró el título con su mejor marca personal (48.76s), que le permitió dejar por detrás a la polaca Natalia Kaczmarek (49.57) y a Sada Williams (49.60), de Barbados.
Más allá de la sorpresa -y la frustración del noruego- el día de hoy será difícil de olvidar para el británico Josh Kerr. El medallista de bronce en Tokio 2020 se impuso en los 1500 metros con una marca de 3:29.38 y como en Eugene 2022, el campeón olímpico Jakob Ingebrigtsen se tuvo que conformar con el segundo puesto en el Mundial al terminar con 3:29.65, justo por delante de su compatriota (3:29.68).
Finalmente, sería ingrato no dimensionar la enorme performance de Karsten Warholm, ganador de su tercer título en los 400 con vallas.
Pero la gran foto de otro gran día de atletismo la regalaron dos garrochistas con una insuperable brisa de aire puro.