Hay quien dice qué hay tanto GOAT como fanáticos del deporte en nuestro planeta. Dicho de otro modo, quienes amamos estas expresiones no necesitamos que nadie legitime nuestra elección al respecto.
Ni siquiera es sencillo elegir uno solo aún dentro de una misma disciplina.
¿Mark Spitz o Michael Phelps? ¿Katie Ledecky, Jenny Thompson o Kristin Otto? ¿Yelena Isinbayeva, Sergei Bubka o Armand Duplantis? ¿Vera Caslavska, Nadia Comaneci o Simone Biles?
Cualquier elección es válida. Personalmente, lo que celebro profundamente es haber podido disfrutar de todos ellos y cientos de genios más.
Además, cualquier definición está condicionada por el parámetro de referencia que se elija. Títulos mundiales, medallas olímpicas, récords, popularidad, carisma o impacto mediático. Cada una de estas lógicas y tantas más bastan por sí sola para elegir a Roger Federer por encima de Rafael Nadal o a Rod Laver antes que a Martina Navratilova.
Muy de vez en cuando uno se encuentra con un caso extraordinario de un deportista que cumple con todos los requisitos y más: Usain Bolt no ha sido un fenómeno de las pistas y los cronómetros sino que se dio el lujo de ser, durante casi una década, un indiscutible factor convocante por el cual millones de personas quisieron ver en los estadios o por la tele ni más ni menos que un torneo de atletismo.
También es natural e innecesario que, una vez que los fenómenos se retiran, nos pasemos el día buscando un sucesor.
El atletismo se ilusiona con tener un “nuevo Bolt” y todos los años aparece un joven velocista al que comparan con la leyenda. Cuando cae una marca juvenil que tenía el jamaicano la alarma del “nuevo Bolt” comienza a sonar y lo hace todavía más fuerte en el momento en el que se rompe un récord mundial, como el que acaba de conseguir Issamade Asinga.
Asinga nació el 29 de diciembre de 2004 en Estados Unidos, compite para Surinam (su padre nació ahí) y venía anticipando el récord del mundo junior en los 100 metros que logró en el Sudamericano de Brasil. El 23 de abril, en Clermont (Florida), había clavado los relojes en 9.83 y 9.86; una semana después, en Texas, corrió en 9.89. Sin embargo, ninguno de los tiempos fue homologado por las condiciones del viento.
Finalmente, el gran día llegó el pasado 28 de julio en la pista del Centro Olímpico de Vila Clementina en San Pablo: Asinga ganó la final con un tiempo de 9.89 y marcó un nuevo récord del mundo al superar los 9.91 que Letsile Tebogo había establecido el 2 de agosto de 2022, en Mundial Sub 20 de Cali. También se quedó con el récord sudamericano absoluto que tenía el brasileño Robson da Silva, desde 1988, con 10.00 segundos.
El primer vínculo de Asinga con el atletismo es por su familia. Tommy, su padre, es el mejor mediofondista de Surinam y estuvo presente en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996; mientras que su madre es Ngagi Mwanawamba, velocista de Zambia, quien también estuvo en los Juegos de Barcelona y Atlanta. Issamade podía competir por tres países y eligió el sudamericano.
“Me siento conectado con Surinam por la cultura y los recuerdos… Quiero continuar ese legado y agregarle mi propia parte”, expresó el joven velocista, quien en el Sudamericano de San Pablo se impuso al local Erik Cardoso (9.97) y al colombiano Ronal Mosqueira (9.99), quienes también bajaron los 10 segundos.
La marca de Asinga es la cuarta del año (el británico Zharnel Hughes tiene lo mejor de 2023 con 9.83 segundos) y en San Pablo hizo doblete al ganar los 200 metros, prueba en la que en abril logró un récord nacional de secundaria al marcar 19.97 en el Texas Tech Corky/Crofoot Shootout. ¿A quién le bajó la marca? A Noah Lyles (tenía 20.09 desde 2016), quien hace unos días ganó la Diamond Leagues de Londres con 19.47 y así rompió el récord de la competencia que tenía justamente Usain Bolt con 19.76 desde 2008.
El récord del mundo de 9.58 en los 100 y el de 19.19 en los 200 metros hoy parecen inalcanzables, aunque el atletismo sigue en la búsqueda del “nuevo Bolt”. Sin ir muy atrás, en 2021 apareció Erriyon Knighton para con 17 años acariciar el podio en Tokio; en 2022 fue el momento del botsuano Letsile Tebogo, en marzo de este año Bouwahjgie Nkrumie rompió el récord nacional de Jamaica y ahora es Issamade Asinga quien da el golpe de escena.
Sepamos que los distintos no tienen sucesores. Si pudiese existir un nuevo Michael Jordan no habría sido excepcional ser Michael Jordan.
De todos modos, nos entusiasma la idea de que alguien pueda lograr que extrañemos aunque sea un poco menos al fenómeno jamaiquino.