Hasta el campeonato mundial de atletismo del año último, nada hacía presagiar la formidable explosion que Tobi Amusan, velocista nigeriana especializada en la prueba de 100 metros con vallas, tuvo hace casi un año en Oregon.
Si bien alternó algunos buenos resultados aislados -títulos de Diamond League en Zurich y Birmingham-, su condición más estable fue la de ser multicampeona de su país. En una prueba dominada histórica y, a veces, hegemónicamente, por atletas norteamericanas, su cuarto puesto en la final de los Juegos Olímpicos de Tokio, después de ganar la serie y la semifinal, la convirtió en la típica competidora que, en un mal dia ajeno, podía subirse a cualquier podio.
A julio del año último, lista para la gran cita de World Athletics, Tobi poseía un respetable personal best de 12s41 y un historial de 11 victorias sobre 17 carreras entre marzo y el momento del torneo ecumenico. La mayoría de esos triunfos están por debajo del nivel de Diamond League.
En síntesis, una buena competidora con aspiraciones netas de finalista y eventualmente un podio de bronce.
Sin embargo, en las eliminatorias ya se noto que traía consigo algo especial. Ganó la preliminar con un registro de 12s40, nuevo personal best y récord continental. Suele ser una señal sintomática que una atleta de élite que suele manejar ciertos niveles de exigencia logre la mejor marca personal en una primera rueda.
No solo ella se animó a ir a fondo en el debut, sino que repitió en las semifinales sin importarle demasiado que, un rato más tarde, tendría que estar pronta para la competencia decisiva.
El reloj marcó 12s12, 8 centésimas más rápida que la norteamericana Kendra Harrison, la protagonista de aquella extraña historia previa a los juegos de Río en los que, tras quedar fuera del torneo en los trials de su país, batió el récord mundial en Londres, pocos días antes de la cita carioca.
Con las estadounidenses Nia Ali y Alysha Johnson descalificadas en la primera fase, el gran desafío para Amusan era no dejarse superar por la presencia de la campeona olímpica, la puertorriqueña Jasmine Camacho Quinn ni verse desbordada por el gran objetivo del título mundial.
Nadie pudo con ella. Y corrió aún más rápido que en la mañana, aunque sus 12s06 no fueron homologados por asistencia del viento.
Desde entonces, Amusan dosificó sus participaciones y en 2023 sumó un nuevo título de Diamond en Oslo y arrasó en las últimas cinco pruebas de lo que va del año, siendo la última, hace pocas horas, en el clásico Gyulai Istvan, justamente en Budapest, la capital de Hungría que pronto albergará un nuevo campeonato mundial. Mundial que, quizás, no pueda disputar.
Ayer, la propia Amusan impactó con un anuncio en sus redes sociales: fue suspendida provisionalmente por haber estado ilocalizable en las tres ocasiones que la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) la requirió para un control antidopaje a lo largo de un año.
Amusan, de 26 años, no podrá competir -por ahora- en ningún torneo hasta la resolución definitiva y tendrá la oportunidad de dar explicaciones ante un tribunal, justo antes del próximo Mundial, que empieza en agosto en Budapest.
En el mismo comunicado, la nigeriana afirmó que nunca consumió drogas prohibidas para mejorar su rendimiento y espera ser autorizada a tiempo para el Campeonato Mundial: “Soy una atleta limpia y regularmente (quizás más de lo habitual) me someto a pruebas de la Unidad Integral del Atletismo (AIU). Fui testeada a los pocos días de mi tercera prueba perdida”, escribió Amusan en su cuenta de Instagram.
La AIU confirmó oficialmente el caso unas horas después de la publicación de Amusan. La Unidad Integral del Atletismo funciona de manera independiente de World Athletics. Cumple con actividades como toma de pruebas, investigaciones, inteligencia, gestión de casos, comunicación y educación.
Aunque aún se desconocen las fechas y circunstancias en las que los agentes antidopaje no pudieron dar con Amusan, la realidad es que los atletas están obligados a registrar en una aplicación móvil llamada Adams en qué lugar del mundo se los puede localizar al menos durante una hora de cada día del año. La ausencia repetida presupone la culpabilidad. De acuerdo con las reglas antidopaje de World Athletics, la sanción aplicable por esta contravención es de dos años, sujeta a la reducción a un año dependiendo del grado de la falta. Esta reglamentación la deja con mucha preocupación en su sueño olímpico, ya que el atletismo en París 2024 comenzará en poco más de un año.
Como suele pasar con los sucesos imprevistos, a la hora del triunfo en Oregon, algunos expertos afirmaron que el récord de Amusan se produjo como resultado del modelo de sus zapatillas, fabricadas por una de las grandes marcas de ropa deportiva y diseñadas para carreras de larga distancia en lugar de carreras de velocidad. Las suelas contienen una capa de varillas de carbono y espuma, lo que generó dudas sobre si ese calzado le había dado una ventaja injusta en la pista de Hayward Field.
Como sea, esta tendencia a no estar presente en tres controles fuera de competencia es algo que le ha costado un importante dolor de cabeza a más de un colega de Tobi.
A propósito, siendo que la situación de No Show deja todo abierto a suspicacias, la duda que me queda desde una mezcla de curiosidad e ignorancia es que, no existiendo ni muestra de orina ni examen al respecto, podríamos estar en presencia de una sanción por nada. Por poco. O por mucho.