Muchos de nosotros, fanáticos del deporte, hemos escuchado desde niños aquello de que “no hay que mezclar el deporte con la política”. Más allá del costado romántico que involucra la frase, es difícil cuestionar la idea de que, finalmente, solo se trata de un enunciado voluntarista que poco se refleja en la realidad.
Es más. Ni siquiera hay que establecer, por definición, que se trate de un vínculo tóxico. Desde ya que, en la historia moderna, existieron muchos episodios que sí lo fueron. Mussolini hablando de ganar o morir al seleccionado italiano de fútbol camino al mundial de 1934, las incalificables pretensiones de Adolf Hitler de sustentar su delirio supremacista de la mano de los atletas alemanes en los juegos de Berlín 1936, el tristemente célebre baño de sangre entre waterpolistas húngaros y soviéticos en Melbourne 1956 -Freedom’s Fury según la interpretación cinematográfica de Quentin Tarantino- o la obsesión de la dictadura argentina en pos de vender al exterior una falsa imagen de paz y armonía a través del Mundial de fútbol 1978 son solo algunos ejemplos al respecto.
Sin embargo, hay también muchas señales de que el vínculo entre política, o gobiernos, o Estados y el deporte no solo es inevitable sino que, en muchas ocasiones, se convierte en una herramienta decisiva para el desarrollo del alto rendimiento. Pasa en los países más modestos; también en las grandes potencias que a través de subsidios para las federaciones locales o las grandes inversiones para garantizar una infraestructura acorde con la exigencia de los mega eventos se convierten en una pieza indivisible en el crecimiento, desarrollo y evolución de nuestros ídolos de los estadios.
La noticia de las últimas horas dice que el Comité Olímpico Internacional (COI) comunicó que no enviará el próximo 26 de julio las invitaciones correspondientes para participar de los Juegos Olímpicos de París 2024 a los Comités Olímpicos Nacionales de Rusia y Bielorrusia.
La invitación es un acto protocolar que se realiza a un año del comienzo de cada uno de los Juegos Olímpicos y el COI expresó que tomará “en su debido momento” la decisión sobre la participación de los atletas de Rusia y Bielorrusia en París 2024.
“Las actuales recomendaciones del COI para las federaciones internacionales y los organizadores de competiciones deportivas internacionales sobre la participación de deportistas con pasaporte ruso o bielorruso no se refieren a la participación de estos deportistas y su personal de apoyo en los Juegos Olímpicos de París 2024 ni en los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán Cortina 2026″, comunicó el organismo que preside el alemán Thomas Bach.
Además, en la actualización del estado de situación de los atletas rusos y bielorrusos y sobre su posible participación en los Juegos Olímpicos, el COI aseguró que “tomará esta decisión en su debido momento, a su entera discreción, y sin estar condicionado por los resultados de las competiciones de clasificación olímpica”.
La respuesta de Rusia a la decisión del Comité Olímpico Internacional
Dmitri Chernishenko, viceprimer ministro ruso, hizo declaraciones luego de conocerse la decisión del Comité Olímpico Internacional de no enviar a Rusia y Bielorrusia las invitaciones para participar de los Juegos de París 2024.
“Si para eso hay que renunciar a la patria y traicionarla, no nos conviene”, afirmó Chernishenko y manifestó que Rusia “siempre espera recibir una invitación, nos alegramos cuando a nuestros deportistas les permiten competir”.
El vice primer ministro reiteró que no están de acuerdo con la obligación que tienen los atletas de competir bajo manera “neutral” y definió a la situación como “las humillaciones que inventan los anglosajones”. Además, adelantó que tienen toda la documentación necesaria para apelar en los tribunales las decisiones del COI.
Los atletas rusos y bielorrusos fueron suspendidos en febrero del año pasado de todas las competiciones internacionales a partir de la invasión a Ucrania. El COI, en sus últimas recomendaciones, pidió a las distintas federaciones que puedan competir de manera “neutral” y “no discriminar por el pasaporte” a los deportistas. Sin embargo, todavía no se expidió respecto a qué pasará en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Guatemala tampoco recibirá la invitación del COI para París 2024
En los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe que se desarrollaron en El Salvador, los deportistas de Guatemala también tuvieron que participar bajo la condición de “neutrales” debido a que el Comité Olímpico de Guatemala (COG) está suspendido.
La medida, que se produjo en octubre de 2022 a partir de la suspensión parcial de los estatutos del COG por parte de la Corte de Constitucionalidad luego de una demanda presentada por un candidato a la presidencia del organismo, fue ratificada el pasado 21 de junio. La injerencia política viola las reglas impuestas por el Comité Olímpico Internacional.
De esta manera, el COI comunicó que Guatemala, así como Rusia y Bielorrusia, tampoco recibirá el próximo 26 de julio la invitación para participar de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Por cierto que el caso guatemalteco merece mucha menos discusión que el de rusos y bielorrusos, por la sencilla razón de que las sanciones a los comités en conflicto son tan antiguas como las mismas normas del olimpismo moderno.
Respecto del otro episodio, definitivamente más voluminoso y triste, habrá que insistir tantas veces como sea necesario con que en estos casos no existe una decisión que satisfaga a todos. Tan injusto como la guerra misma.
Y lo es no solo si pensamos en la confrontación entre deportistas que representan a una nación agresora y aquellos que lo hacen en nombre del territorio agredido. Llegado el caso, como imagino que así será, que el IOC permita la presencia de deportistas de ambas nacionalidades sin banderas ni himnos patrios, también se habrá producido una injusticia dentro de las mismas delegaciones que podrán enviar deportistas en pruebas individuales pero no en aquellas por equipos.
Desde ya que nada importa más que desear fervorosamente que termine el conflicto. Mientras tanto, seguimos apostando que el deporte regale un mensaje de armonía. Una vez más.