“Mi mente está alerta, la técnica no se pierde, pero tus ojos ya no ven”. En Tokio, durante sus novenos Juegos consecutivos, Nino Salukvadze daba a entender que su histórica presencia olímpica finalizaba en la capital japonesa. Sin embargo, la leyenda del tiro deportivo va por más.
Salukvadze, a los 54 años, le aseguró a Georgia la plaza para París 2024 al finalizar en la cuarta posición en la prueba de Pistola 25 metros durante los Juegos Europeos que se realizan en Wroclaw, Polonia. La tiradora quedó por detrás de Anna Korakaki, Antoaneta Kostadinova y Doreen Vennekamp, y se quedó con el cupo porque Grecia, Bulgaria y Alemania ya tenían su lugar en los próximos Juegos.
De esta manera, Salukvadze se convertirá en París en la primera mujer en participar en 10 Juegos Olímpicos consecutivos e igualará la marca que por el momento tiene en soledad Ian Millar, quien representó a Canadá en la prueba de salto de equitación desde Munich 1972 a Londres 2012 (no estuvo en Moscú 1980 por el boicot).
Salukvadze nació en Tbilisi el 1 de febrero de 1969 y su primera incursión olímpica fue en Seúl 1988, en donde ganó para la Unión Soviética la medalla dorada en Pistola de 25 metros y la plateada en Pistola de aire 10 metros.
La tercera medalla olímpica la consiguió dos décadas después, en Beijing 2008, al completar el podio en una final de Pistola de aire 10 metros que dejó una de las imágenes más emblemáticas de los Juegos que se disputaron en China.
Salukvadze ya representaba a Georgia después de la disolución de la Unión Soviética y su país estaba en conflicto con Rusia, que estuvo representado en la definición de la prueba por Natalia Paderina, quien se terminaría quedando con medalla plateada.
Luego de la competencia, Salukvadze y Paderina se abrazaron en el podio dando un mensaje de paz al mundo. “Vivimos en el siglo XXI. No deberíamos rebajarnos tanto para librar guerras entre nosotros”, expresaba la georgiana en ese momento.
Además de conseguir las tres medallas olímpicas, Salukvadze fue seis veces campeona del mundo y cuatro veces de Europa. Sin embargo, los éxitos deportivos convivían con los problemas que atravesaba Georgia después de la disolución de la ex URSS.
“No quedó nada, todos los pueblos fueron saqueados y demolidos”, contaba la tiradora en una entrevista con el sitio de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y relataba que, cuando no se cortaba la luz, se preparaba en el campo de entrenamiento que había armado en el garaje de su casa.
”Después de eso, iba a las competencias y ganaba. Era una paradoja”, afirmaba Salukvadze, quien fue la abanderada de la delegación de Georgia en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y en los últimos de Tokio.
Salukvadze igualó a la piragüista italo-alemana Josefa Idem-Guerrini con ocho Juegos consecutivos en Río 2016 y en Brasil estableció otra marca: Nino y Tsotne Machavariani se convirtieron en la primera dupla madre-hijo en compartir unos Juegos Olímpicos.
Precisamente, Tsotne y Vakhtang, padre de Salukvadze, fueron quienes la convencieron de agigantar la leyenda en París 2024. “Me dijo, ‘Nino, pensé que eras una chica inteligente. Solo tienes que esperar tres años después de Tokio, ¿por qué no intentas ir a los próximos Juegos Olímpicos? Será un récord de 10 Juegos Olímpicos “, contó la tiradora sobre el consejo de su papá, de 92 años, quien fue su entrenador durante gran parte de su carrera. “Es mi ídolo y le dije que lo intentaré”, admitía.
”No es importante para mí, es importante para mi país. Georgia es realmente pequeña y el 80% de la población mundial no sabe dónde está. Así que tal vez si logro esto, sabrán sobre mi pequeño país paradisíaco”, explicó Salukvadze en una entrevista con Olympics. Y el décimo Juego ya es una realidad.