“El golf es un juego que pocos convierten en deporte”.
Esta frase de un destacado profesional del rubro -agradezco a quien recuerde el nombre que en este momento escapa a mi memoria-, grafica con contundencia una verdad absoluta: el peor de los del alto rendimiento es infinitamente superior al mejor de los aficionados. El concepto no involucra solamente al golf y sus complejidades sino a cualquier otra disciplina.
Les aclaro que, lejos de considerar esto una noticia desalentadora para las multitudes que practicamos muy precariamente cualquier deporte, estoy convencido de que es una maravillosa conclusión. Suele decirse que entre la incalculable legión de aspirantes a futbolistas apenas un puñado logra jugar ese deporte profesionalmente. O que mientras cientos de millones de personas juegan al tenis apenas superan las 3000 las que suman algún punto en el ranking de la ATP o la WTA.
¿Cuál es la buena noticia? Que la enorme mayoría de los habitantes de este planeta practicamos deporte por el deporte mismo. Y aunque de tanto en tanto nos mostremos cómo feroces competidores, nos enojemos con un compañero o cronometramos nuestras performances como si se tratara de Abebe Bikila en Roma 60, lo que realmente nos mueve es la pasión por lo lúdico, por superarnos a nosotros mismos y, fundamentalmente, para ser más sanos, ser más creativos y pensar mejor.
El Comité Olímpico Internacional lanza hoy mismo una campaña cuyo punto culminante será el próximo 23 de junio, no casualmente el Día Olímpico. Su nombre -Let ‘s move- no solo es una clara invitación para convertir ese día en un momento de compromiso con la actividad física sino que, quizás, pueda ser el punto de partida para un viaje de ida, el que nos acerque cada vez más a sentirnos mejor. Y divertirnos.
Hay detalles específicos que pueden encontrarse en @olympics y en www.olympics.com, entre los cuales la clase de work out a cargo de Allyson Félix, Davis Rudisha y Pau Gasol puede convertirse en un momento inolvidable en nuestra vida de atletas diletantes. En esas mismas plataformas podrán encontrar el acceso para subir sus propios videos haciendo ejercicio. Más que eso, honrando el compromiso con nuestra propia calidad de vida.
Soy un convencido de que el deporte es tanto una actividad atlética de exigencia muscular como un ejercicio intelectual de enorme valor. Dicho de otro modo, sospecho que los circuitos neuronales que activan la genialidad de Roger Federer para inventar tiros mágicos en el All England o Simone Biles para ser la reina de los cuatro aparatos no deben diferir demasiado de los que inspiraron a Van Gogh frente al lienzo o a Mozart sentado delante de su clavicordio en su casa natal de Salzburgo. La única diferencia es que unos fueron tenistas y gimnastas o los otros pintores y músicos. Genios todos, finalmente.
El día que logremos afianzar este concepto el deporte terminará de ser considerado una herramienta fundamental para mejorar nuestras sociedades.
Este 23 de junio puede ser un bello primer paso al respecto.