La vigencia más allá del paso del tiempo

El reconocimiento a Lionel Messi y Shelly-Ann Fraser-Pryce en los Premios Laureus es una muestra más de cómo la ciencia ha prolongado la vida útil de nuestros ídolos.

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Liga de Diamantes - Silesia
Liga de Diamantes - Silesia

Shelly-Ann Fraser-Pryce, 36 años. La mejor velocista del mundo y una de las más ganadoras de la historia del atletismo.

Lionel Messi, 35 años. Capitán, líder y figura decisiva del último campeón del mundo de fútbol. Junto con Pelé y Diego Maradona disputa para la mayor parte de la humanidad el título de máximo exponente de todos los tiempos en el deporte más popular del planeta.

La jamaiquina y el argentino acaban de ser elegidos como los atletas sobresalientes del 2022 por el jurado que otorga los Premios Laureus. Este reconocimiento anual comenzó a otorgarse en 2000. Desde entonces, y en distintas categorías -incluida la de trayectoria destacada más allá del año en curso- la idea es la de reconocer no sólo la virtud deportiva sino también algún grado de integridad fuera de las pistas. Desde Tiger Woods y Jack Nicklaus hasta Serena Williams y Roger Federer, la nómina de galardonados casi no requiere videographs: casi sin excepción, mega estrellas del deporte.

Sin embargo, lo que acaba de suceder con Shelly-Ann y Lionel trasciende la, a mi parecer, indiscutible selección como números uno de la temporada. También abre una nueva ventana a la lógica de un corrimiento generacional en la vigencia de nuestros iconos.

Messi con el premio Laureus
Messi con el premio Laureus

Más allá de ellos dos, pero incluyéndolos, atravesamos una era extraordinaria en la que la información que la ciencia le aporta al atleta para cuidar su herramienta de trabajo -su cuerpo- está resultando clave para que extiendan su hegemonía hasta edades en las que, hace poco tiempo, la mayoría de sus referentes llevaban años retirados o navegando el ocaso.

Así como el caso de la uzbeka Oksana Chousovitina, vigente en gimnasia artística con poco menos de cincuenta años, es claramente una rara avís  para su disciplina, otros deportes, tanto colectivos (Messi) como individuales (Fraser-Pryce) dejan en claro que, lo que hasta hace poco parecía ser la excepción, hoy comienza a ser la regla.

El circuito masculino de tenis es un caso testigo.

Aún con Roger Federer retirado y Rafael Nadal sugestivamente inactivo (su decisión sobre jugar o no el próximo Roland Garros podría dar una señal fuerte sobre su decisión de seguir adelante pese a los padeceres físicos), el tridente mágico que formaron con Novak Djokovic hasta hace demasiado poco tiempo fueron un muro insalvable para las nuevas generaciones. Más aún, el proceso sucesorio enfrenta a este deporte al desafío de sobrevivir a una etapa que se ve atomizada en lo que a referentes se refiere. Salvo la extraordinaria excepción de Carlos Alcaraz, hoy varios escalones por encima de sus rivales sub 30, ninguno de los demás muestra la consistencia suficiente como para pelear por un espacio en el Olimpo creado por el suizo, el español y el serbio (con escoltas de la dimensión de Murray, Del Potro, Wawrinka, Cilic o Berdych).

federer, nadal, djokovic con trofeos campeones 1920
federer, nadal, djokovic con trofeos campeones 1920

Nadie discute el talento de jugadores como Tsitsipas, Sinner, Ruud, Rune o Rublev, pero tampoco son cuestionables los resultados que los muestran inestables entre grandes semanas y derrotas impensadas pocos días después.  Seguramente varios de ellos romperán su techo y nos regalarán momentos extraordinarios. Pero da toda la impresión de que, para que eso suceda, deberán terminar de madurar a una edad en la que, hasta hace 15 o 20 años, los mejores dejaban de competir.

Simplificando la cuestión, es algo así como que, mientras la ciencia aporta información sobre salud clínica, salud deportiva, salud mental, alimentación y demás cuidados, los anteriormente llamados veteranos hoy le agregan el conocimiento y la experiencia a un vigor físico que parece indeleble.

Finalmente, como para salir del universo de las raquetas, sirva un ejemplo más del atletismo. Justin Gatlin, ese fenómeno de la velocidad norteamericana que anunció su retiro en 2022, corrió más rápido y “limpio” a los 33 años (9s74 en Qatar en 2015) que a los 20 o a los 24 cuando recibió sus dos sanciones por doping. Y hay más: ganó su último título mundial en Londres en 2017, con Usain Bolt en la pista, y fue campeón en la posta y subcampeón en los 100 del Mundial de Doha, a los 37 años.

Campeonato mundial de atletismo
Campeonato mundial de atletismo

Por todos lados el deporte nos sigue dando muestras de su evolución. Y nos enseña que, cómo pasa con el tenis, ningún golpe es más importante y ningún músculo influye más que el cerebro.

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