Desde la incorporación del Beach Voley en Atlanta ‘96, el Comité Olímpico Internacional se mantuvo alerta y activo para seguir sumando a sus programas de verano y de invierno a deportes que, exhibidos en competencias como los World Games y los X-Games, refrescaran la imagen de los anillos y, a su vez, ampliaran las audiencias, fundamentalmente las más jóvenes.
Sol, arena, música y mucho color en las tribunas, sumada a la lógica dinámica del juego en sí, convirtieron rápidamente a las duplas en un deporte que llegó para quedarse. Tampoco hay que subestimar la virtud inclusiva de la especialidad: como en el rugby 7 o en basket 3x3, el vóley de playa amplía dramáticamente la cantidad de países que compiten. Es más. No son pocos los casos en los que se subieron al podio parejas de países que, en la especialidad indoor, ni siquiera llegan a competir en los juegos. Ya había sucedido con Suiza, Georgia o Alemania y en Tokio 2021, de los cuatro primeros, Noruega (dorada), Qatar (bronce) y Letonia (cuarto) respondieron a esa lógica.
Dicho de otro modo. Con las duplas, el olimpismo sumó un espectáculo ágil, diversificó los podios y, con poco consumo de camas en la villa, sumó decenas de banderas que jamás hubieran soñado con tener un lugar en el main draw del juego de seis.
Eso que aportó el beach vóley va en línea, cada cual a su manera, con el BMX race, el BMX freestyle, el rugby 7, en basket 3x3, la gimnasia en trampolín, la escalada, el surf, el skateboarding y, finalmente, el breaking, que debutará en París 2024 pero que ya tuvo un desembarco en los Youth Olympic Games durante el exitoso Buenos Aires 2018. Situaciones similares se vienen dando en las competencias de invierno. Tampoco son pocas las disciplinas tradicionales que, o incorporaron especialidades nuevas al programa olímpico –por ejemplo, postas mixtas en atletismo y natación- o modificaron reglamentos para dinamizar el espectáculo. Ya hablaremos al respecto cuando investiguemos un poco de deportes que, anquilosados, empiezan a correr el riesgo de ser discontinuados en beneficio de aquellos que buscan despertarse de la siesta olímpica.
(Pie de foto. El breaking hará su debut oficial en París 2024)
Más allá de los gustos, todas estas disciplinas parecen haber aprobado el examen de ingreso y, tanto trascienden, que algunas de ellas han sido las primeras de agotar sus tickets para la cita en la capital francesa.
Quizás alentados por esta búsqueda de aire joven de parte de las estructuras dirigenciales del olimpismo, la enorme legión de fanáticos de los E-sports comienzan a soñar con ser el próximo paso. Fantasía alimentada por el anuncio que realizó el COI el 22 de noviembre de 2022 y que se transcribe textual como para que cada uno saque sus conclusiones.
“En colaboración con el Ministerio de Cultura, Comunidad y Juventud, Sport Singapore y el Comité Olímpico Nacional de Singapur (SNOC), la Semana Olímpica de los Deportes Electrónicos mostrará lo mejor de los deportes virtuales (deportes híbridos físicos y simulados) con un festival de cuatro días que incluirá exhibiciones de las últimas tecnologías, mesas redondas, sesiones educativas y partidos de exhibición.
Lo más destacado de la semana será la primera final presencial y en directo de la Serie Olímpica de Esports, una competición deportiva mundial virtual y simulada creada en colaboración con las Federaciones Internacionales (IFs) que se basa en los éxitos de la Serie Virtual Olímpica del año pasado. La serie de 2021 atrajo a más de 250 000 participantes de 100 países para participar en competiciones de deportes virtuales y simulados, como el béisbol, los deportes de motor, el ciclismo, el remo y la vela.
Al hablar sobre el anuncio, el presidente del COI, Thomas Bach, dijo: «La primera Semana Olímpica de los deportes electrónicos marca un hito importante en nuestra ambición de apoyar el crecimiento de los deportes virtuales dentro del Movimiento Olímpico. Creemos que el nuevo y emocionante formato de nuestra competición deportiva virtual, con finales en directo que se celebrarán por primera vez, es una oportunidad para seguir colaborando con los jugadores de esports y crear nuevas oportunidades tanto para los jugadores como para los aficionados. Es una oportunidad perfecta para asociarnos con Singapur, que tiene un historial de apoyo a la innovación en el Movimiento Olímpico, y fue sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud inaugurales en 2010, por lo que estamos deseando trabajar juntos en estrecha colaboración”.
Como aficionado a este entretenimiento –hasta no hace mucho fue un fiel recurso para terminar mis días de trabajo- no desprecio en absoluto las virtudes lúdicas de estos juegos y soy consciente de las multitudes que podrían reunirse alrededor de una alianza entre los E-Sports y los olímpicos
Sin embargo, imagino que el camino menos cuestionable sería crear un espacio de competencia específico para los deportistas virtuales y no uno que involucre a estos y los juegos convencionales al mismo tiempo y en el mismo lugar.
Más allá de la imprescindible búsqueda de nuevas (y más jóvenes) audiencias, algo distinto a lo sugerido sería una dolorosa noticia para una larga lista de deportes y deportistas “no olímpicos” que sueñan algún día con disfrutar del mundo de los anillos.