¿Pero qué es eso? La pregunta circulaba por el mundo en aquellos días de 1998 en los que el curling hizo, en Nagano, su debut olímpico. Entretanto el amante de los deportes ya sabe de qué se trata el asunto: los jugadores deslizan una piedra sobre una superficie de hielo en dirección a un área específica segmentada en cuatro círculos concéntricos.
Pero esa es la descripción técnica. Lo que muchos espectadores podrían decir es “¡los pantalones!”. Y cuando dicen “los pantalones” se están refiriendo a la excéntrica vestimenta de la selección noruega de curling. Fue Thomas Ulsrud el que inició la moda en Vancouver 2010, y la tendencia siguió en Juegos posteriores.
Para los amantes del tenis, los pantalones del curling recordaban a Bud Collins, legendario periodista del mundo de la raqueta. Colores chillones, flores, rombos, estilo cuadriculado, diseños audaces. Todo, con el fondo del hielo blanco como perfecto contraste.
Y así iban pasando los Juegos. Los “insiders”, y unos cuantos espectadores ocasionales, sabían que cada cuatro años, en febrero, el curling los sorprendería. Era el extraño caso de un deporte que trascendía por la vestimenta de sus protagonistas antes que por el deporte en sí. Una legítima acción de marketing, nada que decir.
Hasta que llegó Pekín 2022. El equipo noruego entusiasmó a su fans a fines de enero con un mensaje en facebook: “Estamos contando los días, y lo mismo parece sucederle a nuestro guardarropas”.
Y entonces llegó febrero, y entonces llegó el debut.
Y entonces Noruega apareció vistiendo pantalones... azul oscuro. Los cerca de medio millón de seguidores en la página de facebook “Los pantalones del equipo olímpico noruego de curling” sufrieron una fuerte desilusión.
Quizás no debieran sorprenderse: se trata de una selección nueva, la de Ulsrud y sus compañeros se retiró en 2019.
El curling, sin embargo, despierta la atención en rincones remotos de China. Sin acceso al granito de una isla escocesa con el que se elaboran las piedras que se deslizan por el hielo, un hombre en Mongolia interior encontró una buena alternativa: perfectas y relucientes piedras de hielo pulido que desliza con habilidad por... el hielo.
Mejor alternativa que las muy heterodoxas que circularon por las redes sociales chinas: desde deslizar ollas, hasta competir con baldes con un perro adentro.