“Señor Blatter, celebre el hecho de que aún está con nosotros”.
Joseph Blatter escuchó la frase a principios de este año, tras pasar una semana en coma inducido debido a una operación del corazón en la que surgieron complicaciones. La frase fue de uno de sus médicos. Comprensible: el paciente tiene 85 años. Necesitó de una terapia de rehabilitación para poder volver a caminar por sus propios medios.
Unos meses después, esta semana, el ex presidente de la FIFA y ex miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) escuchó otra frase, pero esta vez de la Justicia suiza.
“La Oficina del Fiscal General de Suiza acusa a Joseph Blatter de fraude, en la variante de apropiación indebida, en la variante adicional de mala administración criminal, así como de falsificación de un documento”.
Michel Platini, alguna vez su amigo, y del que hoy está muy distanciado, escuchó lo mismo. La pena por los delitos que detalla la OAG es de hasta cinco años de prisión para el ex jefe de la FIFA y el ex presidente de la UEFA, que fue sobre todo un genial futbolista.
Blatter, que por 17 años disfrutó de la presidencia de la FIFA con un enfoque casi lúdico que ningún otro hombre en el cargo mostraría antes o después, insiste desde hace años en que no cometió ningún delito.
Dos años atrás, durante una larga conversación en Zurich con el autor de este texto para una entrevista en Infobae, exhibió un costado filosófico, aunque no inocente, porque le sirvió para atacar a la Justicia suiza.
“Me intereso muy especialmente por los humanistas y filósofos que no escribieron, pero que influyeron mucho. Confucio, Buda, Sócrates, Mahoma, Jesús… Y todos ellos tienen algo en común: nos dicen que somos ángeles de paz, que debemos ser con los demás tan amables como queremos que los demás sean con nosotros. Y algo más: no juzguemos, no somos jueces. Confucio dijo algo más que es muy interesante: si alguna vez fuiste caballo no te transformes en burro”.
El “no juzgues” estaba claramente destinado al Tribunal Federal suizo que tiene en sus manos el caso de presunta corrupción en la elección de Qatar 2022 como sede. Y lo de no transformarse en burro sonó casi un acto fallido: él fue caballo, imponente corcel pese a su escasa altura, buena parte de su vida. Y es Gianni Infantino el que hoy desde la presidencia de la FIFA lo trata como si fuera burro. Y eso a Blatter le duele en el alma. No piensa olvidar ni perdonar.
“El fútbol no puede inmiscuirse en la política, debe mantenerse libre de influencia política. Es cierto, sí, que eso no siempre es posible, y yo mismo lo viví el 2 de diciembre de 2010, con la influencia política para la elección de la sede del Mundial 2022″.
- Se refiere a Francia…
- Me refiero a Platini y al jefe de Estado francés. Acepto que el fútbol es un jugador en el partido de la política. ¡Un jugador! Pero el fútbol no puede dirigir la política. El nuevo presidente cree que el fútbol es una especie de director mundial, porque ve al fútbol como la mayor potencia del mundo. ¡Cree eso! Y ahora está en esa idea de que el fútbol, de que la FIFA debe ser tratada al mismo nivel que una organización de las Naciones Unidas, como la Organización Mundial de Comercio o la Organización Mundial de la Salud.
- Infantino dijo en el congreso de París 2019 que esta es la nueva FIFA: una organización sin escándalos e invitada al G-20.
- Así es, eso es lo que dijo.
- Alguien podría decirle, “todo bien, señor Blatter, pero cuando usted era presidente quería el Premio Nobel de la Paz”.
– Yo lo quería, pero no para mí, para la FIFA como institución.
- ¿No lo quería?
- No, lo quería para la FIFA.
- Si se lo daban a la FIFA habría sido usted el que lo recibiera en un escenario grandioso…
- Seguramente. Trabajamos en forma conjunta con la Fundación Nobel. Teníamos un plan, que en 2010 se eligiera una sede del Mundial en Europa, en Rusia, y otra para Estados Unidos. Apretón de manos por la paz, era nuestro lema… Ese era el plan, y ese plan fue destruido con ese almuerzo en París.
- ¿Esa fue la razón? ¿El almuerzo en París entre Nicolas Sarkozy, Michel Platini y…?
- El entonces heredero del trono de Qatar, que es hoy el emir: Tamim bin Hamad al Thani.
Blatter se distanció de Platini, o Platini de Blatter, en el fondo es casi lo mismo
“No he tenido contacto con él, porque él cortó el contacto. Estaba convencido de que yo filtré el famoso pago de dos millones de francos suizos a la fiscalía federal suiza. Eso es una tontería, tampoco querría pegarme un tiro en el pie”.
Durante buena parte de sus años como presidente de la FIFA, Blatter fue un miembro razonablemente activo en el COI. Ser parte de ese club lo halagaba, le gustaba.
Era consciente de que, como jefe del fútbol mundial, tenía el mismo status que Jacques Rogge o luego Thomas Bach, pero no se le caían los anillos a la hora de participar en los rituales y reuniones del COI mientras fue miembro entre 1999 y 2015.
La situación es hoy diferente a partir del plan de Infantino de celebrar una Copa del Mundo cada dos años, plan del que el actual presidente de la FIFA nunca habló con su contraparte y presidente, Bach, antes de lanzarlo con bombos y platillos.
Blatter tiene atragantado a Infantino. Lo tenía en 2019 y lo sigue teniendo hoy. “No debo ser yo quién evalúe a mi sucesor. Pero hubiera esperado más respeto y fair play de su parte, también que cumpliera su palabra. Al fin y al cabo, él me prometió que se iba a ocupar de solucionar los problemas pendientes. Lo que quiero de la FIFA, en primer lugar, es que corrija las noticias que lesionan mi honor y se restaure mi nombre”.
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