Pocos guionistas de Hollywood se hubieran atrevido a tanto: el Comité Disciplinario de la Concacaf prepara una sanción por una presunta violación de normas éticas tras el partido entre el Inter Moengotapoe, de Surinam, y el Olimpia de Honduras, disputado en Paramaribo. Suena a historia relativamente habitual, pero mucho de lo que sucedió durante y después del partido no lo es.
La Concacaf recurrió a este tribunal luego de que Ronnie Brunswijk, presidente y dueño del equipo Inter Moengotapoe, pero sobre todo vicepresidente de Surinam, apareciera en un video difundido en redes sociales repartiendo dinero a jugadores del Olimpia en el vestuario de los hondureños luego del juego de ida de los octavos de final de la Liga ganado 6-0 por los centroamericanos.
“Estamos extremadamente preocupados”, dijo la Concacaf en un comunicado tras ver el video cuyo contenido “plantea posibles problemas de integridad”, por lo que remitió el caso al Comité Disciplinario para el inicio de una investigación formal.
La Liga Concacaf es la competencia de segundo nivel para clubes de América del Norte y Central, más el Caribe, y aunque se encuentra en América del Sur, Surinam no compite en los torneos internacionales de este continente
Nadie imaginó que la noche del partido se convertiría en una velada rocambolesca que comenzó con Brunswijk en la cancha a sus 60 años como delantero, con el número 61 en su camiseta como símbolo del año en que nació, y el brazalete de capitán.
En ese momento Brunswijk era el presidente en ejercicio de Surinam, pues el mandatario Chan Santokhi se encontraba en Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Los jugadores habían aprobado la solicitud de Brunswijk de participar en el partido durante quince minutos, pero finalmente lo hizo por 55 en el estadio que lleva su nombre.
De esta forma se convirtió en el jugador más longevo (60 años y 198 dias) en disputar un partido internacional oficial y lo hizo con uno de sus numerosos hijos, Damián, número 10, de acompañante en la delantera.
Según un perfil del “New York Times”, Brunswijk ha sido “un paracaidista de élite, un jugador de fútbol, un ladrón de bancos buscado, un líder guerrillero, un barón del oro y padre de al menos 50 hijos durante su vida”.
“Su madre ha dicho que tiene tanta descendencia, que personas desconocidas a veces le piden abrazarla, alegando ser sus nietos”, escribió la publicación.
Brunswijk es un influyente empresario, posee una isla privada en el río Marowijne, tiene seis minas de oro y desde julio de 2020 es vicepresidente de Surinam. Fundó y dirigió el grupo rebelde Comando de la Selva, que buscaba liberar al país de la dictadura militar, durante la llamada Guerra Interior a fines de la década de 1980. Brunswijk se convirtió en uno de los primeros 12 paracaidistas de Surinam y fue enviado para entrenamiento militar a Cuba, de acuerdo al NYT.
En 1999 un tribunal holandés lo acusó de tráfico de drogas y condenado en ausencia a ocho años de prisión. En Francia también lo amenazan con cárcel por similar cargo. En Surinam lo enjuiciaron por un presunto robo a un banco durante la Guerra Interior. Brunswijk negó su culpabilidad en todos los casos y ha dicho que adquirió su riqueza a través del comercio de oro. También se comenta que es conocido con el apodo de “Robin Hood”.
En noviembre de 2005 fue suspendido cinco años por amenazar al presidente de un club de fútbol con una pistola durante un partido, pero la sanción se retiró “por falta de pruebas”. En junio de 2012 fue suspendido por un año al actuar violentamente hacia un árbitro y un jugador.
Después del partido del martes 21 de septiembre, un Brunswijk sin camiseta se personó en el vestuario de los hondureños para entregar dinero en efectivo a los jugadores del Olimpia, según se aprecia en un video, que se convirtió en viral al punto de ser visto por los de la Concacaf, que inmediatamente pidió una investigación .
En su versión al medio local “Starnieuws”, Brunswijk restó importancia a su gesto con los visitantes. “Creo que el club hondureño ha hecho un gran fútbol, y como el jugador de mayor edad he recompensado a los integrantes”, dijo.
Aclaró que había consultado con un responsable del grupo y que estuvo de acuerdo. “Le di a cada jugador 100 dólares a través de él. Involucraron a 33 personas”, explicó.
Brunswijk dice que la Concacaf es libre de realizar la investigación. ”Debido al Covid no hemos podido celebrar ningún partido durante casi un año y medio y estoy agradecido de que Olimpia quisiera venir a Surinam. Le he mostrado mi gratitud y lo hago. No sé quién filmó el video y lo colocó en las redes sociales“, dijo el dueño del club.
El medio escribe que después de que el entrenador hondureño recibió los 3.300 dólares, un jugador gritó que había marcado dos goles y Brunswijk lo recompensó al igual que al portero con 200 dólares por no haber permitido goles.
“No veo nada malo en mostrar mi gratitud de esta manera”, dijo Brunswijk, que añadió que podría haber jugado todo el partido, pero decidió salirse minutos después de la segunda mitad.
Los jugadores del Olimpia regresaron a casa sin dar declaraciones a la prensa. La directiva del cl,ub en un comunicado, expresó haber tomado las medidas aplicables del caso “para garantizar la integridad de sus actuaciones”.
Una de esas medidas parece ser la contratación de un abogado costarricense, Aquiles Mata, para que lo represente en la defensa del polٞémico caso. Concacaf ha pedido informes a ambos clubes.
Osman Madrid, responsable del equipo centroamericano, dijo no haber autorizado ni estuvo involucrado en los actos del vestuario, ni tampoco el director técnico argentino Pedro Troglio, fuera del camerino en ese momento.
Se espera que Concacaf se pronuncie en próximas horas, ya que el partido de vuelta entre ambos conjuntos será el próximo martes.
De acuerdoa la prensa hondureña Brunswijk no participará en ese juego, ya que de salir de su país podría correr el riesgo de enfrentar problemas legales. En casa, Brunswijk está a salvo, ya que Surinam no extradita a sus ciudadanos.
Lo sucedido en Paramaribo alcanzó repercusión mundial por el video difundido. ”De haber nacido estadounidense, Brunswijk ya tendría una gran película made in Hollywood”, escribió “La Voz de Galicia”.