La idea se escuchó hace unos días durante una reunión de las 55 federaciones nacionales que integran la UEFA.
“¿Y si dejamos de jugar el Mundial y convertimos el torneo de fútbol olímpico en nuestro Mundial?”.
La propuesta, cuya existencia fue confirmada por Around the Rings, quedó en eso, una idea con la que simpatizaron varios: el ente rector del fútbol europeo no quiere ir tan lejos, pero tampoco quiere aceptar la idea de la FIFA de un Mundial que pase a jugarse cada dos años.
En tren de aportar ideas, otros integrantes de la UEFA y de la Conmebol, también opuesta al plan de la FIFA, podrían preguntarse si, ante lo inevitable, una Copa del Mundo bienal, ellos no podrían optar por jugarla solo cada cuatro años y convertir la siguiente edición en un “Mundial B”.
Como se ve, la propuesta de Gianni Infantino puede abrir muchas Cajas de Pandora. Las está abriendo, de hecho.
En el comunicado que el ente rector del fútbol mundial dio a conocer este lunes hay una frase que casi todo el mundo del fútbol podría suscribir: “Existe un amplio consenso dentro del deporte para reformar y mejorar el calendario de partidos internacionales”.
Infantino tiene razón, el calendario internacional del fútbol necesita una reforma. Negar eso sería negar una obviedad.
Pero los dos párrafos finales del comunicado son un desafío a la UEFA y a la Conmebol, las únicas confederaciones que cuentan con campeones del mundo. La Concacaf, la Confederación Asiática, la Confederación de Oceanía y la Confederación Africana se pliegan a las ideas de Zurich, pero ninguna de ellas sabe siquiera lo que es jugar una final de la Copa del Mundo.
Así, si Infantino no logra convencer a Aleksandr Ceferin, presidente de la UEFA, y a Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, estaría encarando una reforma histórica sin contar con aquellos que más historia le aportan al fútbol.
Esa es la dirección que está tomando el asunto hoy. ¿Qué propone la FIFA?
“Como se trata de un proyecto futbolístico, en el que los intereses globales del fútbol deben ser lo primero, este proceso comenzó con jugadores y entrenadores de todo el mundo. Se han creado Grupos de Asesoramiento Técnico (TAG) bajo la dirección de Arsene Wenger, Jefe de Desarrollo Global del Fútbol de la FIFA, y de Jill Ellis, entrenadora ganadora de la Copa Mundial Femenina de la FIFA en dos ocasiones. En el debate también participarán aficionados de todo el mundo”.
Y añade: “La FIFA se compromete a ser un foro de debate significativo mediante la participación de una amplia gama de partes interesadas, incluidos los aficionados”.
¿Traducción? Sí, sabemos que la UEFA y la Conmebol son muy importantes, pero nosotros vamos a hablar (y vamos a hablar antes) con toda la gente relacionada con el fútbol y escuchar sus opiniones. No solo con Europa y Sudamérica, no solo con confederaciones y dirigentes: también con jugadores, entrenadores, aficionados.
Y, aunque no aparece en el comunicado, también importa mucho lo que la televisión y las plataformas de pago y de streaming deportivo puedan decir.
Esto implica quitarle peso a las dos confederaciones que históricamente más influyeron, pero implica también que el fútbol, guiado por la FIFA, entre en un callejón de difícil salida.
¿Qué sucedería si los grupos de interés y la propia FIFA llegan a la conclusión de que un Mundial cada dos años es la mejor de las ideas y solo la UEFA y la Conmebol se opusieran? ¿Y qué sucedería si se aprobara, ya que Europa y Sudamérica son minoría en el total de 211 federaciones miembro de la FIFA? La amenaza de una fractura sería entonces real.
Los 55 países que integran la UEFA están en contra de la idea, al igual que los diez de la Conmebol. Como señaló el “Financial Times” el último fin de semana, la Copa del Mundo cada dos años es, en el fondo, “una batalla por el dinero y el poder”.
“La Fifa está desafiando a los clubes y a las ligas para obtener mayores ingresos por el crecimiento previsto del deporte. Pero su principal oponente es la UEFA, el organismo rector del fútbol europeo, que dirige la Liga de Campeones, la competición de clubes más popular del mundo. Ambas partes luchan por la preeminencia del deporte favorito del mundo”.
La UEFA suele jactarse de que maneja cuatro veces más dinero que la FIFA y de que tiene un producto muy atractivo que ofrecer todos los años, la Champions, mientras que la FIFA solo lo tiene cada cuatro, con el Mundial.
Cansados de escuchar ese argumento, los poderosos de Zurich le dieron la razón a los poderosos de Nyon: sí, es cierto, nuestro producto debería verse más frecuentemente. Y vamos a luchar por las selecciones nacionales ante el creciente poder de los clubes. Otro debate, por cierto, muy necesario y muy real.
El brasileño Ronaldo fue citado por el FT: “Si le preguntas a Lionel Messi o a Cristiano Ronaldo si les gusta tener más oportunidades de ganar la Copa del Mundo, estoy seguro de que te dirán que sí”.
El argumento no convence en Asunción y en Nyon. Y en Lausana, la otra gran sede del poder deportivo mundial, hay expectativa ante lo que está sucediendo. Infantino es miembro del COI, pero todo indica que no hubo una coordinación ni un aviso a tiempo por parte del miembro Infantino al presidente Thomas Bach. De allí la fría reacción del alemán hace dos semanas cuando se le preguntó por el asunto.
El plan de infantino es un misil contra la línea de flotación de los Juegos Olímpicos, porque, cada dos años, Juegos y Mundiales coincidirían. A menos que se decida jugar la Copa del Mundo en los años impares. ¿Y la Eurocopa y la Copa América? La FIFA cree que también podrían jugarse con más frecuencia.
Volviendo al inicio: que el torneo de fútbol olímpico deje de ser un Sub 23 con excepciones y adquiera la categoría de una Copa del Mundo sería un sueño para los Juegos, para el Comité Olímpico Internacional (COI) y para el propio Bach. Pero terminaría siendo un sueño pesadillesco, porque sería a costa de una enorme fractura en el deporte mundial y de una confusión que terminarían pagando todos: deportistas, aficionados y dirigentes.
El partido ya comenzó a jugarse, y parece que habrá bastante juego brusco.
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