Primero resonó el “no” de Aleksandr Ceferin, presidente de la UEFA. Y luego llegó el “no” (que originalmente había sido un “sí”) de Alejandro Domínguez, el hombre que maneja el fútbol sudamericano desde la Conmebol.
Algún día Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), tendrá que invitar a cenar a Ceferin y a Domínguez. Gracias a ellos vio morir el proyecto de un Mundial de fútbol cada dos años casi sin despeinarse. Gracias a ellos no debió enfrentarse a la FIFA, que es presidida por Gianni Infantino, a su vez miembro del COI.
“Si bien en algún momento la CONMEBOL apoyó el proyecto en cuestión, análisis técnicos mostraron que es altamente inviable”, dijo el ente rector del fútbol sudamericano en un comunicado conocido el último fin de semana.
“Por ello, en las condiciones actuales, ratifica su respaldo al modelo de Copa del Mundo vigente, con sus plazos y mecanismos de clasificación, por considerarlo coherente con el espíritu que animó a quienes concibieron y fundaron esta competición”.
En una entrevista con “The Times”, Ceferin había sido menos diplomático.
“Podemos decidir no jugarlo,” amenazó Ceferin, jefe del fútbol europeo, en una entrevista con el diario londinense.
“Por lo que sé, los sudamericanos están en la misma línea. Así que buena suerte con un Mundial así. Creo que nunca ocurrirá, ya que va en contra de los principios básicos del fútbol”.
La semana pasada, tras la reunión del comité ejecutivo del COI, Bach dejó en claro su nula simpatía por la propuesta que planteó discutir Infantino al interior de la FIFA.
“Este es un tema que debe ser decidido por la FIFA y las asociaciones continentales. Estamos siguiendo de cerca y monitoreando estas discusiones y las encontramos muy interesantes”, dijo Bach en una conferencia de prensa.
Si saliera adelante la idea de que a partir de 2028 el Mundial sea bienal, los Juegos de Los Angeles 2028 compartirán el verano (boreal) con una Copa del Mundo, y lo mismo sucedería en 2032 con Brisbane. También la Copa América y la Eurocopa se verían perjudicadas.
“No echaré leña al fuego de esto”, añadió Bach. “Dejemos que esta discusión evolucione, y que las posibles consecuencias de esta medida se aclaren en la FIFA”.
La FIFA aprobó un “estudio de factibilidad” para analizar la idea e Infantino prometió, en una entrevista con SNTV, “decisiones antes de final de año”.
Pero la UEFA y la Conmebol ya le bajaron el pulgar. Los sudamericanos dejaron en claro que es una mala idea: “Una Copa del Mundo cada dos años supondría una sobrecarga prácticamente imposible de gestionar en el calendario internacional de competiciones”.
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