Cuando un proyecto parece no solo peligroso, sino también poco racional, a veces la mejor opción es despacharlo con una frase breve y cierto desdén.
Es lo que hizo este miércoles el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, cuando se le pidió su opinión acerca del proyecto de la FIFA, cada vez más real, de organizar un Mundial de fútbol maculino cada dos años, en vez de cada cuatro como viene siendo desde 1930.
“Este es un tema que debe ser decidido por la FIFA y las asociaciones continentales. Estamos siguiendo de cerca y monitoreando estas discusiones y las encontramos muy interesantes”, dijo Bach en una conferencia de prensa tras la reunión del comité ejecutivo.
El “muy interesante” del dirigente alemán tiene una carga de ironía importante, aunque se refiera a las discusiones internas de la FIFA. El proyecto está lejos de ser interesante para el COI. Es, más bien, un peligro.
Si sale adelante la idea de que a partir de 2028 el Mundial sea bienal, los Juegos de Los Angeles 2028 compartirán el verano (boreal) con una Copa del Mundo, y lo mismo sucedería en 2032 con Brisbane.
Ante la insistencia de los periodistas y la mención a la inviabilidad de que Juegos y Mundial compartan semanas cercanas en el calendario, Bach se extendió un poco más.
“No vamos a interferir en estas discusiones. Todos los días se oyen muchas voces que vienen de diferentes direcciones. Los hechos que describes son muy claros, los han planteado diferentes participantes en las discusiones. No echaré leña al fuego de esto. Dejemos que esta discusión evolucione, y que las posibles consecuencias de esta medida se aclaren en la FIFA”.
En esta respuesta, Bach fue menos elíptico y diplomático: habló de fuego, y de su decisión de no avivarlo. Quiere ver cómo evoluciona todo y luego decidirá qué pasos dar.
El alemán sabe que Infantino tiene un obstáculo serio para el proyecto, que descansa en dinero saudí: la oposición del esloveno Aleksandr Ceferin, presidente de la UEFA.
“Celebrar el Mundial cada dos años le quitará legitimidad y diluirá la propia Copa del Mundo”, dijo recientemente Ceferin. “Creemos que hay un espacio para todo y tanto las selecciones nacionales como los clubes están ocupando plenamente ese espacio físico y comercial”.
La oposición del esloveno no es un dato menor. Ceferin e Infantino llegaron a la cima de sus organizaciones en forma casi coincidente, y, desde entonces, el jefe del fútbol europeo ha sido el gran opositor del suizo-italiano.
Infantino, a su vez, tuvo menos facilidades en el COI que hombres como Joseph Blatter o Joao Havelange: está en el cargo desde febrero de 2016, pero necesitó cuatro años para ser incorporado como miembro.
Lo que históricamente fue un sobreentendido, un automatismo -el presidente de la FIFA como miembro del COI- se había convertido en un asunto espinoso debido a la corrupción sistémica que descabezó al ente rector del fútbol mundial a partir de mayo de 2015.
Algo de eso se vio en la elección de Infantino para el puesto: recibió 13 votos en contra, una cifra inusual.
Que el Mundial se dispute cada dos años sería una gran noticia para la FIFA, pese a las advertencias de muchos, entre ellos Ceferin, acerca de la potencial pérdida de importancia del torneo. Y no es casual lo del esloveno: un Mundial cada dos años complica también a la Eurocopa, que se juega precisamente dos años después y dos años antes de la Copa del Mundo.
El proyecto de Infantino es, así, un peligro tanto para Ceferin como para Bach.
La UEFA genera cuatro veces más dinero que la FIFA y tiene en la Champions League una joya de periodicidad anual. El Mundial, en cambio, se juega solo cada cuatro años, por eso Infantino necesita un nuevo y potente producto para que la FIFA cuente con protagonismo permanente e ingresos más altos. Y el Mundial es el mejor producto que tiene la FIFA.
“En la UEFA nos ocupamos del fútbol, en la FIFA hacen política”, sintetiza Ceferin cuando se le pregunta por la diferencia entre ambas organizaciones.
Infantino insistió esta semana, durante la asamblea general de la Asociación de Clubes Europeos (ECA), en su proyecto de cambiar radicalmente el calendario del fútbol: “El actual calendario de partidos nos muestra que hemos llegado a algunos límites... tenemos que tener un sistema que sea sencillo, que defina claramente cuándo hay partidos de la selección y cuándo de los clubes”.
La revista especializada “Four Four Two” puso el ojo en las eliminatorias continentales, que podrían esfumarse ante el proyecto de la FIFA. La UEFA, además, ya compite en se terreno con la Liga de Naciones.
“El plan de Arsene Wenger, a raíz de una propuesta de la federación de fútbol de Arabia Saudita, de organizar una Copa del Mundo cada dos años podría parecer un antídoto bienvenido para las eliminatorias (...). Los que se aburren con las eliminatorias pueden recibir energía en los veranos con más torneos”.
Ceferin y Bach están geográficamente cerca. El despacho del esloveno en la localidad suiza de Nyon mira a las mismas aguas que el del COI en Lausana. Zurich, sede de la FIFA, está mucho más lejos.
Cuando la pandemia del covid-19 obligó a postergar Tokio 2020 y la Eurocopa, Bach y Ceferin se reunieron en persona para intentar coordinar acciones. Ahora, con un proyecto de la FIFA que molesta enormemente a los dos, no sería extraño que se vean con más frecuencia para coordinar la neutralización del proyecto.
Queda por saber qué posición tomará el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), el paraguayo Alejandro Domínguez. Muy cercano a Infantino en los inicios del mandato de ambos, Domínguez ha trabado en los últimos tiempos una alianza de hecho con Ceferin.
¿Y si el Mundial se jugara cada dos años, pero en años impares?, le preguntaron a Bach. ¿Está la FIFA consultando al COI?
Una pregunta que también podría formularse de la siguiente manera: ¿habló Infantino, miembro del COI, con el presidente del COI? El problema es que el presidente de la FIFA, históricamente, se considera a sí mismo con más poder e influencia que el del COI. No es un subordinado, ni siquiera un par. ¿Por qué debería entonces pedirle permiso?
Porque no se trata solo del presidente de la FIFA. Sacar adelante una Copa del Mundo bienal con la oposición cerrada de la UEFA es inviable para la FIFA. Planteado con extrema sutileza, es algo que puede leerse entrelíneas en la siguiente respuesta de Bach: “Estamos siguiendo estas discusiones y confiamos en que la FIFA y las asociaciones continentales tomarán la decisión correcta”.
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