Fue una noche cubana en Tokio. Y a más de 12,000 kilómetros, un amanecer de Tokio en Cuba.
En la isla caribeña parecía que todo mundo despertó temprano para ser testigo a la distancia de la esperada proeza del luchador grecorromano Mijaín López.
Antes de salir a la calle, a enfrentar el riesgo de la covid-19 con sus cifras de contagios escalofriantes no obstante el proceso de vacunación, la gente quería contemplar el momento histórico en que el superpesado, a punto de cumplir 39 años, se confirmaba como el más grande del mundo con su cuarta medalla de oro olímpica consecutiva.
En la final de los 130 kg, el hombre que se insinuaba capaz de detenerlo, pareció un juguete sobre el tapiz del Makuhari Messe Hall frente aquel gigante de ébano.
Cuando el cronómetro se detuvo definitivamente, un 5-0 reflejó el marcador sobre el georgiano Iakobi Kajaia, 27 años, campeón de los Juegos de Europa. En Rio 2016 había llegado hasta cuartos de final.
López se colgó su cuarto oro consecutivo sin haber concedido un solo punto en su contra durante su aventura tokiota la que comenzó con triunfos sobre el rumano Alin Alexuc Ciurariu por 9-0 y al iraní Amin Mirzazadeh por 8-0.
El cinco veces campeón mundial y pentacampeón de los Juegos Panamericanos se enfrentó a su rival de muchos años, el turco Riza Kayaalp, en la semifinal, uno de los pocos luchadores que ha vencido a López: fue en la final mundial de 2015. Y sin inmutarse, el cubano, que ya había enfrentado a Kayaalp, 31 años, en las semifinales de Londres 2012 y en la final de Río 2016, ganó el desafío 2-0.
López debutó en los Juegos Olímpicos de Atenas, donde acompañó a su hermano mayor, Michel López, en ese momento el mejor boxeador superpesado de Cuba, y que sería bronce en esa cita olímpica.
En Atenas Mijaín ganó dos peleas en la clasificación, pero perdió en octavos de final frente al ruso Khasan Baroev, único que ha logrado superarlo en Juegos Olímpicos.
En ese verano de 2004 el luchador oriundo de la occidental provincia cubana de Pinar del Río, finalizó en quinto lugar e inició una racha de 17 combates seguidos en Juegos Olímpicos.
El cubano acumula 20 peleas olٌimpicas, de las cuales ha ganado 19. Desde Londres 2012 hasta el 2 de agosto de 2021 en Tokio, Mijaín marcó 55 puntos y no permitió ninguno en 12 presentaciones. El último hombre que ha logrado marcarle fue precisamente el ruso Baroev en Beijing 2008.
“Me siento feliz y orgulloso de ser el mejor del mundo y hacer historia”, dijo la noche de este lunes en una conferencia de prensa.
“He tenido una carrera larga, trabajando duro para hacer estos éxitos y romper este récord. Poder batir este récord hoy, es para mí, un gran logro, porque me he enfrentado a los mejores y puedo estar orgulloso”.
Unicamente la japonesa Kaori Icho, en el estilo libre, ha logrado ganar cuatro medallas de oro olímpicas en igual número de Juegos, en 2004, 2008, 2012 y 2016.
Antes de la hazaña de López, su compañero de equipo, Luis Alberto Orta Sánchez aseguró el oro en los 60 al vencer 5-1 al japonés Kenichiro Fumita.
La ilusión de Fumita se esfumó: buscaba convertirse en el primer luchador grecorromano en ganar el oro olímpico en su tierra natal desde que Kim Young-Nam, de Corea del Sur, ganó los 74 kg en Seúl 1988.
“Este es un paso muy importante en mi carrera como profesional, también como persona.” dijo.
Orta, 26 años, oriundo de La Habana, comentó que su hija de dos meses” fue mi fuente de inspiración “y pudo ver a su bebé cuando habló con su familia a través de una videollamada junto al encerado.
Al cerrar la noche en Tokio Mijaín López insinuó que podría ser visto en París. Ahora son sólo tres años.